Investigadores norteamericanos publicaron un trabajo (1) en el que proponen abolir las patentes y por extensión la propiedad intelectual. Contrariamente a la corriente hegemónica que asigna a la protección de los derechos de autor y los creadores como impulsores de la creatividad en las artes y las ciencias; nuevas sospechas recaen sobre todo el sistema mundial de propiedad intelectual promovido por el Departamento de Estado, USAID, los monopolios de semilleras biotecnológicas y farmacéuticas de Estados Unidos y Europa, organismos internacionales de comercio (OMC) y propiedad intelectual (OMPI) y oficinas de marcas y patentes de varios países.
Los propios investigadores estadounidenses desde su perspectiva liberal ponen en cuestionamiento el valor social no solo de las patentes, sino también de los derechos de propiedad intelectual como el copyright de las músicas y películas, pues «no existe evidencia empírica de que las patentes sirven para aumentar la innovación o la productividad».
Las patentes y los derechos de autor surgieron originalmente para proteger a los autores e inventores de posibles robos de derechos morales y patrimoniales aunque el sistema fue desviándose hasta focalizar el interés de estos instrumentos jurídicos en los derechos al monopolio de las empresas farmacéuticas, agroganaderas, entretenimiento, software, TV, comunicación, CDs-DVDs, libros y música digital y todos los campos de la ciencia y las artes que han sido contempladas en las leyes mundiales y acuerdos internacionales propiciadas por los Estados Unidos y sus aliados.
Las innovaciones y la creatividad se ven ralentizadas por estos mecanismos de protección a monopolios que son presentados como eficaces mecanismos de avance de la Humanidad en la construcción de su futuro. Un nuevo camino de investigación se abre ahora para develar las verdaderas intenciones de los organismo internacionales, empresas y oficinas de derechos de autor y propiedad industrial que promocionan la utilización de las patentes, las marcas o los registros autorales como creadores de innovación.
Las mentiras y embustes de las organizaciones mundiales han sembrado durante años diversos clichés y fetiches intentando que las tecnologías y culturas nacionales sucumban ante el poder de la propiedad intelectual en perjuicio de las sociedades.