Cuando hizo el anuncio, gran parte de la población donde vivo en Táchira, y donde la mayoría son opositores, salieron a la calle gritando, full de alegría. Mi reacción fue 1) reírme, explicaré abajo por qué 2) preocupación.
Me reía porque esta gente que no confía en el sistema electoral, y que se ha dejado llevar por las mentiras de Capriles Radonski y su banda de engañadores de oficio, no se da cuenta que fue engañada, y cuando el proceso de auditoría termine, los resultados deberían ser exactamente igual, salvo algún muy pequeño error, el cual no puede jamás ser significativo, y sería probablemente no a favor de la oposición. Esto puede ocurrir cuando el votante no deposita el papelito de confirmación en la caja de votación, lo que es muy raro, pero en mi experiencia, la única gente que hizo esto, lo cual es un delito electoral, fue la gente de la oposición, para tratar de causarnos problemas. Esto lo sé muy bien porque fui operador de máquina de votación y participé en auditorias, y se exactamente cómo funciona el sistema. Además, cada pequeña cosita, cada detalle, cada acta, es averiguada y firmada por cada miembro de mesa, y cada mesa tiene testigos de la oposición, y muchos miembros de mesa (operador, presidente, etc., los cuales también tienen que firmar) son opositores. También sé, así como sabe cualquier opositor que ha trabajado en las mesas de elecciones, que es absolutamente imposible que la información electrónica sea manipulada.
¿Qué dirá Capriles Radonski cuando los resultados sean confirmados a favor de Nicola Maduro? Si no me equivoco, tendrá que aceptar los resultados. Pero, lo que me preocupa, ¿Cómo reaccionarán los seguidores de la oposición, los cuales Capriles Radonski había convencido de que existía un fraude?
¿Se volverán más locos y violentos de lo que han sido en estos últimos días?
Durante los próximo 30- 45 días, mientras que se completa la auditoria, estoy seguro que andarán como gallos de pelea victoriosos, pero sangrientos por tantos golpes, burlándose de nosotros los chavistas – hasta el día cuando reciban el gran golpe de martillo que los llevará a las ollas de los mejores restaurantes Las Mercedes, donde terminarán, al lado de una copa de whisky importado, devorados por los mismos oligarcas, que los mandaron a la pelea en el primer lugar.
Muy triste, pero preocupante.
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