Reinaldo Quijada
Desde que el mundo es mundo, o la política es política, existen los espacios de poder. Y normalmente ningún grupo de poder suele cederlos. Más bien buscan hacer fuerza para no perderlos. Atrincherarse en ellos. Existen los acomodos y los reacomodos circunstanciales. Los cotos de poder donde “los bomberos no se pisan las mangueras”. Esto es propio de toda relación de poder. La conciencia suele quedarse en los discursos. El desprendimiento también. Normalmente es el pueblo o el individuo los que quedan excluidos de esos espacios, al no tener ellos la fuerza suficiente para imponerse. El sector dominante se apropia de la realidad y excluye a los demás. Eso es lo que suele suceder en capitalismo o en una democracia insustancial. Pero la nuestra es una democracia participativa y protagónica, socialista, donde el propio Chávez nos pidió avanzar hacia un Estado Comunal y preocupado, en una de sus últimas intervenciones, señaló que el espíritu comunal y la cultura comunal “no se ven por ninguna parte”. ¿Qué reflexión haremos al respecto? El debate de ideas es indispensable para afianzar la revolución.
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