Desconocer la instituciones del Estado, fomentar la violencia y propiciar la desestabilización y el caos es una vieja práctica de la derecha, amparada con financiamiento y apoyo del actor principal: el gobierno de Estados Unidos, cuyo fin es deslegitimar la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano. Por estos días, la receta es repetida otra vez.

Los llamados y la actitud mostrada por el ex candidato perdedor en las elecciones presidenciales, Henrique Capriles Radonski, forma parte de un plan fascista diseñado desde el extranjero para derrocar gobiernos constitucionales.

Capriles, quien días antes de los comicios del 14 de abril había dicho que aceptaría la «voluntad del pueblo» así ganara o perdiera con un voto de diferencia, inició su plan de guerra sucia, con ataques al Consejo Nacional Electoral (CNE), organismo encargado de realizar los procesos electorales y cuyo funcionamiento ha sido calificado por el estadounidense Centro Carter como el mejor del mundo por la seguridad, transparencia y garantías que ofrece al votante.

Desde antes de la campaña electoral y convocatoria a elecciones, Capriles, y los partidos agrupados en la derecha, en su discurso dejaron abierta la posibilidad, como es usual, de un escenario de violencia y de desconocimiento de las instituciones del Estado, incluyendo al CNE.

No en vano, Capriles se negó a firmar un documento en el CNE para reconocer los resultados electorales, sea cuales fueran. Y más aún: no lo suscribió para cumplir con un punto importante para el país: garantizar la paz.

Incluso, mucho antes de los comicios, ya Capriles y miembros del comando antichavista ya hablaban de «fraude», «robo» y «trampa». De esa forma, hilvanaron un discurso basado en la manipulación y el engaño, para preparar a sus seguidores e infundarles impotencia y odio y así al desconocer su derrota electoral, la segunda en menos de un año.

Esta acción, de espaldas a la paz democrática del país, fue precedido desde mediados de 2012 con ataques injerencistas que volvieron a brotar desde distintos portavoces del gobierno estadounidense con eco en sus aliados en territorio nacional, y tomaron más fuerza justamente cuando el Presidente Hugo Chávez, anunció que debía ser intervenido quirúrgicamente el 8 de diciembre pasado.

Luego del golpe de Estado de abril de 2002, el apoyo abierto de Estados Unidos hacia la derecha venezolana se disfrazó con la creación de grupos de «estudiantes», asociaciones civiles, fundaciones, organizaciones no gubernamentales, entre otras, para seguir financiado guarimbas y desestabilización.

De este tipo de grupos que se autodenominan «pacifistas» destaca el denominado «Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU)», fuerza de choque aliada a los partidos de derecha en Venezuela que se creó en 2007 bajo los criterios de Otpor, un movimiento juvenil de derecha creado en Serbia para sacar del gobierno al presidente Slobodan Milósevic en el año 2000, fundamentado en teorías del estadounidense Gene Sharp, en las que se establecen formas «no violentas» para derrocar gobiernos que no sean afines a los intereses de la Unión Europea y los Estados Unidos.

En Venezuela, JAVU ha empleado las técnicas profesadas en los textos de Gene Sharp. Se tratan de huelgas de hambre y protestas «pacíficas» accionadas sin ningún argumento razonable y que son unas de las aplicadas por este grupo que desconoce la legitimidad del Gobierno Nacional electo a través del sufragio secreto, directo y universal.

Durante los meses que el Presidente Chávez estuvo de reposo por su estado de salud, fue precisamente JAVU, grupo protegido por las policías de Chacao, Sucre, Baruta y Miranda, los encargados de activar una llamada «Operación Soberanía», donde retomaron la huelga de hambre como protesta, y desde ahí confesaron sus objetivos.

Vanessa Eisig, integrante de JAVU confirmó a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) la procedencia y el fin de su «movimiento», que mantienen contacto vía correo electrónico con Sharp, quien «siempre se ha mantenido sumamente interesados en las actividades que realiza (JAVU) en Venezuela».

«A nosotros lo que nos identifica a nivel internacional es la imagen del puño. Aquí es blanco porque es el clásico (…) Ese puño es signo de resistencia y de burla al socialismo», se jactó en decir Vanessa Eisig, integrante de JAVU.

El Centro para la aplicación de acciones y estrategias no violentas (Canvas por sus siglas en inglés), al que se refiere Eisig, es una empresa que, tal como revelaron 73 documentos filtrados por Wikileaks el pasado 16 de febrero de 2013, actúa en Venezuela desde 2006 y diseñó un plan de acción por la derecha venezolana en 2010 con el fin de promover la desestabilización en el país utilizando de forma preferente a «estudiantes».

Miranda, zona del epicentro desestabilzador

Los planes de desestabilización por lo general comienzan en el estado Miranda, cuyo gobernador es el candidato perdedor, Herique Capriles Radosnki. En días pasados no fue la excepción.

Allí, Javu utilizó específicamente los municipios mirandinos de Chacao, Sucre y Baruta, como plataforma para fabricar, desde las minorías, situaciones irregulares que promueven la desestabilización del país.

Las más recientes operaciones de JAVU iniciaron en 2011, con una huelga de hambre que fue apoyada desde Washington, por sentirse «preocupados por la salud y bienestar de los estudiantes que están arriesgando su vida por su fe en la gobernabilidad democrática y las libertades individuales», dijo en su momento la ex secretaria de Estado norteamericano, Hillary Clinton, en un comunicado que ordenaba acciones a tomar contra el gobierno de Venezuela.

Pero cuando JAVU realiza sus operaciones «pacíficas», casualmente se presentan hechos de violencia y agresiones como las sucedidas este lunes 15 de abril, cuando un grupo de sus integrantes protagonizaron acciones violentas en la Gran Caracas y diferentes estados del país, como consecuencia del llamado desestabilizador de Capriles, cuando se negó a aceptar su derrota por más de 250.000 votos en las elecciones presidenciales del 14 de abril.

«A expresar la rabia, la frustración (…) descarguen toda esa arrechera en nombre de la paz», instó Capriles, llamado que provocó que sectores radicales que lo siguen, salieran a la calle y dejarán como resultado 8 personas fallecidas, casi 70 heridas, carros y sedes de partidos incendiadas, asedios a familias de trabajadores públicos, agresiones, insultos, violaciones al libre tránsito de las personas y a la tranquilidad del país.

EEUU y el golpe continuado

Desde que Hugo Chávez emergió como un líder socialista que claramente se proclamó defensor de la soberanía, la independencia y las libertades del pueblo, y además asumió la bandera de la Revolución Bolivariana para luchar contra las injusticias de naciones imperiales, para revelar la usurpación en Latinoamérica, El Caribe y otros países del mundo, tanto su nombre como su mandato en Venezuela, se hicieron incómodos para el gobierno de los Estados Unidos, situacción que ahora hereda el presidente electo, Nicolás Maduro.

En abril de 2002, cuando se gestó el golpe mediático, luego de varios meses de incertidumbre, caos y desestabilización, funcionarios estadounidenses apoyados por grupos económicos y empresarios venezolanos, vinculados a intereses extranjeros, lograron con el apoyo de una cúpula militar, derrocar por unas horas al Presidente. Sin embargo, sus esfuerzos se vieron derrotados por la voluntad de un pueblo que devolvió a la silla presidencial a su mandatario, Hugo Chávez.

De acuerdo con investigaciones posteriores, una de las consecuencias del golpe era la desnacionalización del petróleo: privatización de Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA), para dejarlo en mano de una empresa estadounidense ligada al presidente George Bush y a la Repsol española; vender la filial estadounidense de PDVSA, Citgo, a Gustavo Cisneros y sus socios del mismo país norteño, y ponerle fin a al soberanía petrolera por parte del Estado venezolano.

Shapiro vuelve «muy preocupado»

El pasado 20 de diciembre de 2012, Charles Shapiro volvió a aparecer «muy preocupado» por la situación política venezolana y sobre todo «por una Venezuela sin Chávez», a través de un artículo publicado por el periódico El Nuevo País, impreso dirigido por Rafael Poleo, quien junto a su hija Patricia Poleo, participaron activamente en las conspiraciones orquestadas en abril de 2002 para ejecutar el golpe al Presidente Chávez.

El diputado a la Asamblea Nacional diputado José Rafael Avila, hizo referencia sobre este artículo del ex embajador estadounidense y advirtió sobre las líneas «políticas» que serían utilizadas por la derecha venezolana, con miras de generar zozobra en el país.

«Charles Shapiro, sí el mismo que era el embajador y coordinador de la injerencia contra Venezuela y la articulación con los factores externos y militares felones que asestaron el nefasto y criminal golpe de estado del año 2002 y que hasta la fecha niega, aparece hoy jueves 20 de Diciembre escribiendo un artículo en el periódico del otro ‘celebre personaje’ el señor Rafael Poleo. El mismo que desde su periódico dicta líneas a la oposición venezolana y transmite las instrucciones de la ‘resistencia en el exilio’ dentro de los que se encuentran, banqueros prófugos, militares felones y toda clase de aventureros de la política (…).

«En el referido articulo, el señor Shapiro, expresa su preocupación por una Venezuela sin Chávez, habla de una transición, y cita al pie de la letra los mismos argumentos de los voceros de la oposición venezolana», explicó el parlamentario en un artículo publicado por el Partido Socialista Unido de Venezuela.

Entre las líneas escritas por Shapiro en El Nuevo País, diario que, este martes 16 de abril, publicó una foto falsa en su primera página sobre destrucción de material electoral del año 2010 como si fuera de este 2013, expresa claramente que «Estados Unidos vigilará cuidadosamente como se desarrollan los acontecimientos en los próximos meses» en Venezuela, además de preocuparle el aumento del gasto público realizado por el Estado venezolano, que en su mayoría va destinado a misiones sociales que atienden áreas vitales para la sociedad como vivienda, alimentación, salud, deporte, cultura, entre otros.

«Además se refiere de manera despectiva y con destellos de intriga a los compañeros Diosdado Cabello y a Nicolás Maduro. Mayor intromisión, intriga y línea conspirativa imposible (…) El señor Shapiro debe saber que sus opiniones son parte de la política injerencista y necia de EEUU hacia Venezuela», comentó el diputado Ávila.

Injerencia EEUU

Pero Shapiro no es o no ha sido el único que, de manera reiterativa, ha dejado ver la política injerencista del gobierno Estadounidense contra Venezuela, pues independientemente de su mandatario, como lo fue en 2002 George W. Bush y ahora cuando en el primer nombre de la magistratura estadounidense aparece Barack Obama, las claves injerencistas utilizadas por Washington para opinar sobre Venezuela siguen siendo las mismas, salvo algunas diferencias de contexto.

El pasado 20 de febrero de 2013, la portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Victoria Nuland, declaró a medios de comunicación el interés y deseo de su gobierno en que se de «una transición» en Venezuela.

Tras estas declaraciones, el Gobierno de Venezuela expresó en un comunicado su rechazo por constituir «una nueva y grosera injerencia del gobierno de Washington en los asuntos internos de Venezuela». «Están en perfecta sintonía con el discurso de la desestabilizadora y corrupta derecha venezolana, lo cual pone en evidencia, una vez más, los nexos de subordinación de esta burguesía criolla a los intereses imperiales».

Pero los ataques seguirían. Ocho días después (28 de febrero), la responsable del Departamento de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson, en una audiencia ante el subcomité del Hemisferio Occidental en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, respondió al congresista republicano Trey Radel, quien le preguntó si Washington «puede hacer algo para favorecer el clima político» en Venezuela en el país suramericano en caso de que se plantee una convocatoria electoral.

«Creo que sí hay un papel que Estados Unidos puede representar», indicó Jacobson, secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, «esperamos que en unos años podamos ayudar en formas más concretas», vislumbró.

Seguidamente, el 5 de marzo, horas antes de la partida física del líder revolucionario, Hugo Chávez, Venezuela expulsó al agregado aéreo de Estados Unidos en el país, David Del Monaco, tras descubrir que preparaba planes conspirativos que fueron desvelados por el entonces Vicepresidente Ejecutivo, Nicolás Maduro.

Maduro denunció que este funcionario se dedicaba a contactar a militares venezolanos activos para adelantar un plan desestabilizador dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

«Queremos denunciar que estamos tras las pistas de otros elementos que configuran todo este cuadro venenoso que busca perturbar y darle un zarpazo a la vida social de nuestra patria», recalcó Maduro.

Oportunismo de Capriles y aliados

Tras los resultados electorales, donde resultó electo con más de 50% de la población el candidato de la Revolución, Nicolás Maduro, el candidato perdedor antichavista intenta configurar un escenario para abrirle paso a las intenciones estadounidenses de intervenir militarmente como ya lo ha hecho en países que casualmente son ricos en reservas energéticas como petróleo, minerales, así como las grandes depósitos hídricos naturales.

La derecha antichavista armó un guión para manipular los resultados electorales y llamar al desconocimiento y al fraude comicial. Esta estrategia fue mostrada por el Comando de la Revolución, Hugo Chávez días antes de la elección.

El guión a seguir por los antichavistas se infiltró a través de las redes sociales, y se observaban las líneas a seguir para llamar al fraude electoral.

Durante el día de las elecciones el entonces candidato Capriles, asomaba vía twitter supuestas irregularidades que luego, al saberse perdedor, utilizaría para manipular y crear en sus seguidores una situación de malestar y odio, por sentirse «robados» por una «trampa» creada por el CNE.

«Alertamos al país y al mundo la intención de querer cambiar la voluntad expresada por el Pueblo (…) El Gobierno está sembrando un resultado que no existe! (…) Exigimos a la Rectora Tibisay Lucena el cierre total de las mesas de votación», fueron algunas de las amenazas que lanzó Capriles el día de la votación en su cuenta @hcapriles.

Estos mensajes, que posteriormente fueron acompañados por declaraciones en televisión, fueron el detonante de hechos de violencia de los seguidores de Capriles. En ese escenario, y a pesar del reconocimiento de la gran mayoría de las naciones del mundo a Nicolás Maduro como el Presidente Electo, sólo dos países no reconocieron la voluntad del pueblo venezolano: España y Estados Unidos. El reino de España luego de que se mostrara insatisfecho por los resultados, días después decidió retractarse y reconocer a Maduro como Jefe de Estado.

Pero Estados Unidos, nación con un proceso electoral donde sus habitantes no tienen voto directo ni tienen incidencia en el resultado electoral para escoger a su Presidente, es el único país que aún no ha reconocido a Maduro como el Jefe de Estado y representante legítimo del Gobierno Nacional.

Patrick Ventrell, un portavoz del departamento de Estado, expresó este martes, en un término claramente injerencista, que la decisión del CNE «de declarar a Maduro como el ganador antes de un recuento de todos los votos es difícil de entender (…) no han explicado por qué tomaron esa decisión con tanta rapidez», dijo Ventrell.

Al hablar sobre si Estados Unidos estaba preparado para reconocer a Maduro como Presidente de Venezuela, Ventrell respondió: «Aún no estamos en ese punto (…) tenemos nuestras preocupaciones».

El Presidente electo Maduro calificó de obsceno el intervencionismo estadounidense en el proceso político venezolano y rechazó las declaraciones del secretario del Estado de Estados Unidos, Jonh Kerry, quien advirtió que su país tendrá «preguntas serias» en caso de supuestas irregularidades.

«¿Qué tiene usted que estar hablando de Venezuela? (…) ¡saque usted sus ojos de Venezuela, John Kerry! ¡Fuera de aquí! ¡Ya basta de intervencionismo! (…) No reconozcan nada, no nos importa su reconocimiento, no nos hace falta su reconocimiento. Nosotros hemos decidido ser libres y vamos a ser libres e independientes, con ustedes o sin ustedes», recalcó Maduro.

El Mandatario Nacional dijo que cuenta con pruebas que responsabilizan a la embajada de Estados Unidos de los hechos de violencia registrados en el país desde el pasado lunes.

“Tengo pruebas, las vamos a mostrar todas en las próximas horas: la embajada de Estados unidos es la que ha financiado y dirigido todos los hechos de violencia de este país”, expresó.

El autor es: periodista de la Agencia Venezolana de Noticias (AVN)