FPDSCORRIENTENACIONAL
Como sucede en las situaciones límites, las inundaciones en La Plata y zonas aledañas, activaron el fenómeno de la solidaridad colectiva, la solidaridad de nuestro pueblo. Muchas veces hemos escuchado la frase que dice “solo el pueblo salvará al pueblo”, como una consigna que se hace cuerpo en estos días donde florece la solidaridad como valor humano genuino y donde las organizaciones populares junto a vecinos y vecinas, han puesto en marcha un mecanismo de trabajo colectivo en post de un objetivo común. La enorme cantidad de donaciones recibidas desde distintos lugares del país, pone de manifiesto una capacidad de organización que supera las distancias y habla de una expresión federal en términos de compromiso. A todos aquellos colectivos, compañeros y compañeras que acercaron su apoyo desde las distintas provincias, e incluso, países de Latinoamérica, nuestro abrazo y profundo agradecimiento.
En estos intensos días vividos en nuestra ciudad, llenos de dolorosas noticias sobre víctimas fatales –con cifras aún parciales-, de costos materiales incalculables para las grandes mayorías, se pone de manifiesto que la vocación de solidaridad vecinal en La Plata ha superado la idea tradicional de “caridad”, que ciertos medios de comunicación destacan incansablemente. Por el contrario, lo que demuestra este momento es que la solidaridad para el pueblo platense es sinónimo de participación, es vocación de organizarse para aportar a resolver los problemas más acuciantes de aquellos y aquellas que lo han perdido todo. Un ejemplo cabal de esto son la cantidad de jóvenes que se sumaron a trabajar colectivamente en las Brigadas “Hugo Chávez” como una forma de trascender la mera acción de donar, implicándose en la problemática de la gente sintiendo en lo más hondo la injusticia por la que se atraviesa.
Esta noción de solidaridad como participación, como compromiso, se traduce en un cuestionamiento a lo establecido. En el caso de nuestra ciudad, es un cuestionamiento a la inacción del gobierno municipal de Pablo Bruera que se expresa de diversas formas. En primer lugar, el abandono que sufren los barrios populares como Villa Elvira, Ringuelet, Altos de San Lorenzo, Los Hornos, desde hace décadas. Un abandono que caracteriza a un modelo excluyente, que no piensa una infraestructura sustentable y que atenta contra el derecho a una vida digna para las mayorías. En segundo lugar, y más allá de estos severos déficits estructurales, la gestión municipal demostró luego del temporal que no tiene a disposición ningún tipo de sistema de emergencias con capacidad de responder a la situación. El tercer punto que expresa la desidia estatal es la completa ausencia de medidas por parte del municipio, de cara a atender las necesidades inmediatas de los damnificados luego de la tragedia y asumir políticamente la responsabilidad que le corresponde.
Por todo esto, la situación que se vive en La Plata, y que hoy se convierte en una cuestión nacional, declara la alarmante perplejidad que genera un gobierno municipal que no solo fue deficitario en cuanto a la prevención en un sentido estructural de la problemática, sino que tampoco pudo estar a la altura de las circunstancias cuando la emergencia lo demandaba.
Aparece evidente un contraste, entre la vocación solidaria del pueblo platense y un gobierno al que no le interesan las necesidades populares y no se responsabiliza políticamente por la situación. Sabemos también, que como pueblo organizado y movilizado, debemos lograr trascender el cuestionamiento y construir alternativas de gobierno que expresen el poder y capacidad de organización del pueblo. Porque venimos construyendo desde el pueblo, sabemos cómo es la ciudad y el país que necesitamos.
