De la noche a la mañana, Pekín se convirtió en una amenaza a la seguridad estadounidense después de que una empresa norteamericana de ciberdefensa, Mandiant, identificara a una unidad china como la fuente de varios ataques contra empresas del país. Mientras las autoridades del gigante asiático niegan con vehemencia las acusaciones, los expertos señalan que este gran cambio en el enfoque militar de Washington no es ninguna coincidencia.
Lo que sí se calla es la reciente decisión del Pentágono de aumentar el número de sus cibermilitares involucrados en su nueva estrategia de 900 a más de 4500.
Si el componente cibernético de una futura contienda a nivel internacional no deja lugar a dudas, y tampoco la participación de Estados Unidos, el nombre del aspirante al papel de villano principal por ahora sigue siendo una incógnita.