La Jornada


20 de marzo de 2012.- El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, explicó a periodistas que el texto no tiene el apoyo suficiente para seguir adelante, pues sólo logró 40 de los 60 votos necesarios para incluirla.

El partido demócrata anunció hoy martes que abandona su lucha por prohibir la fabricación y venta de armas de asalto en Estados Unidos.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, explicó a periodistas que el texto no tiene el apoyo suficiente para seguir adelante, por lo que esta propuesta será eliminada del paquete de proyectos de ley que la cámara alta debe votar en las próximas semanas.

Como consecuencia, esta medida será votada y probablemente rechazada.

 

Apoyado por la Casa Blanca, el texto, «a pesar de tener una proyección optimista, dispone de menos de 40 votos; estamos lejos de los 60», declaró Reid, en referencia al mínimo necesario para aprobar una ley en el Senado.

La congresista demócrata Dianne Feinstein, impulsora de la medida, confesó ante la prensa su decepción por esta decisión, aunque tampoco ha sido una sorpresa para ella ya que desde el inicio los republicanos y una parte de los 55 senadores demócratas rechazaron el texto.

La propuesta tenía como objetivo prohibir en todo el país la fabricación, importación y venta de fusiles de asalto, similares al utilizado el 14 de diciembre de 2012 durante un tiroteo en una escuela de Newtown (Connecticut, noreste), en el que fallecieron 20 niños y seis adultos.

Los cargadores con más de 10 balas también habrían sido prohibidos con esta medida.

A pesar de este revés, las otras tres propuestas parecen tener más asegurada su aprobación: la verificación de identidad y antecedentes penales en toda compra, incluidas aquellas que se realizan en ferias especializadas y en Internet; la penalización de las adquisiciones de armas por parte de personas que no tienen el permiso para tener, y nuevos créditos para reforzar la seguridad en las escuelas.

El presidente estadunidense, Barack Obama, convirtió en una de sus prioridades para su segundo mandato aumentar el control de la venta de armas después de la tragedia de Newtown.