La maldad y la culpa de los cobardes al servicio de imperios o de colonialistas extranjeros, es una constante que hace de la traición una costumbre sádica. Más aún, cuando esa cobardía y esa traición ponen en riesgo la vida de poblaciones enteras. El calicativo es innombrable aquí.
Lo que ocurre en Libia, lo que pasa en siria, es la consecuencia directa de las ambiciones de unos malditos avaros por expandir su poder opresor, para seguir robando descaradamente las riquezas de otras naciones sin importar cuanta sangre vierten para ello, cuanta miseria produzcan, cuanto dolor ocasionen. Es una historia que se remonta a un pasado muy lejano, que se proyecta al presente y en la cual los malinches, esos traidores a sus pueblos, razas, credos y culturas han jugado un papel muy importante.
No hay que negar que el llamado progreso de la vieja y criminal Europa. Todo ese esplendor al cual adulan y exponen, poetas, escritores y trovadores, no es más que la condensación, adornada cínicamente, cuyo costo de miles de millones de toneladas de litros de sangre de gente inocente, de negros, de indios, de asiáticos, vertidos, para saquear las posesiones de sus tierras. Saqueo que se justifico por medio de religiones, que impusieron un dios – demonio, con ínfulas de único e insoslayable. Usando calificativos de salvajes, de ignorantes, de seres inferiores, de sub humanos, de seres sin alma, etc.
Y pese a ese genocidio continuado, e histórico osan llamarse civilizados.
Esa misma conducta se aplica en nuestra región Abya Yala hoy, por parte del imperio Sion – yanqui. Mismo que tiene como herramienta de legitimación a un organismo títere y sin voluntad propia como lo es la OEA. Fue ese mamotreto, el que avaló el aislamiento de Cuba del resto de la región, por la sencilla razón de pelear su independencia como nación. Bajo la farsa y demonización del comunismo. Cuba, después decenas de años ocupada ilegítimamente, de ser un país humillado y usado indignamente como prostíbulo del imperio, se sacudió el yugo y por la vía armada, expulsó a los miserables invasores yanquis. Hoy cuba es un ejemplo de dignidad en el concierto de los pueblos del mundo. Pero no faltan los traidores, las Yoana Sanchez, los Posada Carriles, las tarifadas de Blanco, y una minoría de gusanos, que por dinero, pretenden a su nación otra vez rehén de los asesinos sionistas yanquis. Esa OEA, ha legitimado las cientos de invasiones de la bestia norteña yanqui contra diferentes países que pretendieron ser libres. Asesinando a presidentes legítimos. Lideres populares, como: Mohamar Gadafi, Salvador Allende, Jacobo Arbenz, Omar Torrijos, Francisco Caamaño Deño, Eliecer Gaitán, Ernesto Guevara, patricio Lumumba, etc. Dejando tras sus acciones estelas de cadáveres de pueblo desarmado.
Nuevamente veo con estupor, como la denominada Liga Árabe, da legitimidad a un ejército terrorista, mercenario. Pagado por USA, Israel y la vieja ladrona Europa, y que está masacrando a la población civil de Siria, desangrando a su niñez, juventud, mujeres y hombres civiles e inocentes. Tal como hacen el Libia, Yemen, Mali, Egipto, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Palestina, entre otros
El problema son los gobiernos, no los pueblos. Las elites saqueadoras, saben que empujando a los pueblos hacia las entrañas de la ignorancia, podrán imponer a sus lacayos que ejecutaran las órdenes criminales. El problema es que en los países donde se avanza hacia la liberación, el peso de la condena de la traición no se aplica. Se debe entender que cada acto de traición por dinero por otra causa, produce una cadena de muertes de personas inocentes, por lo tanto quien esté implicado en ese delito de lesa humanidad, debe recibir las penas máximas de ley, sin contemplación ni concesiones. Toda persona que reciba dineros del extranjero para desarrollar actividades políticas en una traidora, por lo tanto es delincuente, traidor y debe ser encarcelada. De no ser así, seguiremos en la cadena de invasiones, traiciones y ocupaciones de países, con su correspondiente saqueo. Debemos tener claro, que un traidor, una traidora, es causante de miles de muertes de inocentes. En consecuencia se debe actuar con firmeza. Igualmente participar en organismos multilaterales, que no poseen independencia y capacidad de acción autónoma, no vale la pena.
Es preferible organizarse con los países cuyos pueblos han madurado hasta el punto de tener verdaderos gobiernos legítimos, que antepongan los intereses del colectivo popular y nacional, por encima de individuos o mafias capitalistas. Nuevas estrategias para vencer viejos vicios
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