Arí Rotman
Con un tremendo e impresionante discurso, Cristina Fernández propino varios golpes al mentón y al hígado a los impresentables miembros de la oposición argentina (peronistas y no peronistas), quienes no podían enunciar una sola frase (menos ideas) coherente luego de la brillante y memorable intervención presidencial.
La oposición guionada por los operadores políticos y dos de las asociaciones de la comunidad judía-argentina, intento en días previos impedir la aprobación por parte del Congreso Nacional de un acuerdo de entendimiento con la República Islámica de Irán, principal enemigo de Israel. El acuerdo fue aprobado por mayoría oficialista.
Los sionistas argentinos acusaron así de traidor al Canciller Héctor Timerman, integrante de la comunidad, que sufrió y soportó una presión muy fuerte por parte de los factores de este poder en Argentina.
La omisión al atentado de la embajada de Israel y la manipulación de la causa judicial de la explosión de AMIA, llevaron a los operadores israelíes a “auto-delatarse” de facto, en sus intenciones de no esclarecer ambos atentados.
La Presidenta argentina en la apertura de Sesiones ordinarias se preguntó porque nadie (de estas organizaciones judío-argentinas o el propio Estado de Israel) estaba interesado en el esclarecimiento de este primer atentado en el que fallecieron 22 personas y que fue investigado por la Corte Suprema de Justicia (entonces adicta al menemismo). Sin embargo ahora pudiera reabrir la causa para saber fehacientemente quien fue el responsable del atentado a territorio israelí en Buenos Aires (o sea la embajada).
También sería interesante esclarecer quienes fueron los responsables materiales e intelectuales del atentado a la AMIA y para ello era necesario el acuerdo con el Estado de Irán.
Ante tan evidente y contundente paliza discursiva, todavía les caen las fichas a la oposición y a los sionistas.
Grande Cristina!!