Nil Nikándrov.*

David Rockefeller, multimillonario y masón, uno de los fundadores del Club Bilderberg, siempre ha seguido atentamente los procesos revolucionarios en América Latina, otrora «inspirados por la Unión Soviética». Reconocía en su entorno cercano, que a pesar de todo «había cometido un serio error», al subestimar la amenaza de Fidel Castro y sus «cómplices comunistas». Como resultado, Batista se vio obligado a fugarse de la isla.

Hasta el final de su vida el ex dictador acusaba a Estados Unidos de su derrota, ya que le fueron negados suministros adicionales de armamentos, el financiamiento y el apoyo propagandístico. Rockefeller, al igual que muchas personalidades influyentes en EEUU, consideraba, que Castro no se diferencia en nada de los anteriores demagogos-politicastros cubanos, con él se iba a poder «ponerse de acuerdo».

Junto con el hermano Nelson, quien también era «bilderbergista» y un experto reconocido en los asuntos latinoamericanos, David hacía mucho, para corregir el error fatal. Durante el pleno apogeo de «la guerra fría» se usaban métodos más variados, desde las provocaciones armadas hasta la organización del bloqueo económico en contra del «régimen de Castro».

En reiteradas ocasiones en el transcurso de las conferencias secretas anuales del club Bilderberg se discutían tareas consiguientes para el estrangulamiento económico-comercial de Cuba, la liquidación del régimen socialista y la organización de un proceso judicial ejemplar contra las principales figuras en el gobierno cubano.

Pasó casi medio siglo después de la aprobación de aquellas primeras resoluciones, que orientaban a los miembros del secreto gobierno mundial a la lucha hasta la victoria contra «La Habana roja». Y hasta nuestros días el club Bilderberg lleva a cabo esta política indoblegable. Como consecuencia, en las relaciones norteamericano-cubanas se observa falta de signos de cualquier «recargue», y, lo que es característico, por la culpa de Wáshington que no ha rechazado la práctica de promover demandas ultimativas. ¿Cuál es el quid del asunto? Ya que de Obama esperaban un cambio de aquel rumbo fracasado en América Latina, al que se mantenía G. Bush Junior.

La explicación yace sobre la superficie. La administración de Obama se formó con el apoyode los cuadros bilderbergistas. Precisamente ellos tenían que asegurar la sucesión del rumbo geoestratégico, trazado y fijado durante los años del gobierno de los neoconservadores. Como el jefe del aparato de la Casa blanca se designó a Rahm Emanuel, al que en Israel lo consideraron siempre una persona, sincera en sus convencimientos sionistas y un seguro aliado de Tal Aviv en la élite política de EEUU.

A los bilderbergistas pertenecen la Secretaria de Estado Hillary Clinton, el vicepresidente Joseph Baiden, el ministro de defensa Robert Gates, el ministro de finanzas Timothy Geithner, el ministro de comercio Bill Richardson, el ministro de salud Tom Dashle y otros. Las estructuras gubernamentales de EEUU están sobresaturadas por cuadros para los que el ansia de ayuda de tal o cual manera a la patria histórica, Israel, en muchas ocasiones domina el juramento de fidelidad a Estados Unidos.

Una cantidad especialmente enorme de empleados con raíces sionistas trabajan en la CIA, la NSA, la DEA y una serie de otros servicios norteamericanos. «Nos hemos convertido en un apéndice operativo del Mossad», se lamentan frecuentemente (con precaución) los empleados ordinarios de la CIA con impecable genealogía anglosajona.

El factor sionista influye seriamente a la formación y el recrudecimiento de la política de Wáshington respecto a «los gobiernos populistas» en América Latina. Los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega condenan decisivamente el genocidio israelí respecto al pueblo de Palestina, el uso de las fuerzas armadas en el Líbano, así como los planes de la «operación preventiva» norteamericano-israelí en contra de Irán. En los pasillos del grupo Bilderberg se han discutido más de una vez las variantes de la «neutralización» de Chávez como uno de los políticos del Tercer mundo más peligrosos que resiste a los planes del «nuevo orden mundial».

La contraofensiva a la República Bolivariana de Venezuela se está organizando por el frente amplio. En México, Panamá, Costa Rica, Perú, Chile llegaron al poder los políticos de la derecha. «Los socialistas» en El Salvador, Paraguay, Uruguay se distancian de los «populistas» de una manera notoria bajo la presión de Wáshington. La primera etapa de las elecciones presidenciales en Colombia mostró que el candidato moderado Antanas Mockus probablemente perderá en la segunda ronda (en junio) al político de la ultraderecha, ex ministro de defensa Manuel Santos, quien ha sido criado y a quien apostaron las fuerzas reaccionarias en EEUU e Israel.

Precisamente Santos es aquella figura de la resistencia «eficaz» contra Chávez, que será usada para desestabilizar y derrocar «el régimen» en Venezuela, incluso por la vía armada. Santos declaró, que «no se arrepiente» de ordenar el ataque contra el campamento guerrillero en el territorio de Ecuador, y que en «circunstancias determinadas» no vacilará, si va a tener que adoptar la misma decisión.

La insinuación es transparente: Wáshington y Bogotá han acusado más de una vez a Venezuela de «conceder refugio» a los guerrilleros de las FARC y el ELN. Chávez comentó así las palabras de Santos: «En caso de su elección la amenaza de una guerra en el continente se acercará».

Obama va a cumplir obedientemente las recomendaciones del grupo Bilderberg. En el reciente encuentro con el presidente de México, Felipe Calderón, declaró: «No estamos divididos por nuestras fronteras». Esta frase fue percibida por los «consagrados» como un recordatorio de la principal tarea geopolítica, planteada por el club Bilderberg para los países del hemisferio Occidental: la liquidación de las fronteras nacionales y la creación de la Unión Americana, la que en la primera etapa tienen que formar parte EEUU, Canadá y México.

En los planes posteriores están la inclusión por etapas a la Unión de los países de América Central y Colombia, país al que los planificadores bilderbergistas prepararon el rol de caballo de Troya para introducir conflictos y discrepancias en el proyecto integracionista suramericano.

Una tarea análoga en el sur del continente, según la idea de los bilderbergistas estadounidenses, tienen que resolver los oligarcas chilenos. Precisamente por esta razón David Rockefeller, a pesar de su edad provecta, visitó a los Edwards, una de las familias más influyentes de Chile (con raíces anglosajonas y una historia centenaria de una colaboración confidencial con Inglaterra y Estados Unidos) en su hacienda en la isla del Ranco. «El club de Bilderberg crea su filial en Chile», así comentaron los objetivos de la visita de Rockefeller, en la principal logia masónica del país.

El club de los oligarcas chilenos lo forman miembros de la familia del difunto Andrónico Luksic, el clan de Iris Fontbona, la familia de Eliodoro Matte y otros. «dueños de Chile», así llamó la revista «Qué pasa» a 100 chilenos más ricos e influyentes. Casi todos ellos hicieron su fortuna durante el período de la dictadura de Pinochet.

Entre ellos figura también el actual presidente, el millonario Sebastián Piñera. Por su garra rapaz en los negocios y la política lo llaman frecuentemente «piraña», y esta característica es bien conocida a sus adversarios ideológicos en América Latina. «Piraña» buscará de una manera insistente conflictos con los líderes populistas, cumpliendo los planteamientos del club Bilderberg y cooperando con las elites pronorteamericanas en la región.

Otro blanco de la derecha en el continente es «el gobierno indígena» de Bolivia. De acuerdo a los planteamientos teoréticos de los bilderbergistas, Evo Morales «no tiene derecho» en absoluto al poder, porque representa a «los pueblos condenados» históricamente, sometidos a «la reducción» con el objetivo de limpiar el espacio vital para «mil millones de oro». Los indígenas no son considerados ni en calidad de servidumbre, que los bilderbergistas prefieren ver en los asiáticos «dirigibles», los japoneses y los chinos, pero en una cantidad reducida, no más de 500 millones de seres.

Ahora es evidente que el grupo Bilderberg comenzó la realización del «proyecto Bolivia», usando para eso a los separatistas de aquellos departamentos, donde predomina la población blanca «civilizada». Los bilderbergistas consideran oportuno la aplicación práctica del maltusianismo radical para reducir «las bocas sobrantes» en el planeta, y los pueblos nativos de Bolivia, los aimara y los quechua, se refieren según los planes del «gobierno mundial» de sombra, precisamente a esa categoría.

Los expertos, que se ocupan de la temática bilderbergista, señalan que no todas las tareas y la sucesión de las acciones de etapas para establecer el control directo global del planeta se presentan al conocimiento de los participantes invitados de las conferencias anuales. La estrategia del dominio del poder es el patrimonio exclusivo de la estructura dirigente superior del club Bilderberg.

El número de los «consagrados» no supera 30 personas: jerarcas masónicos, bancarios, presidentes de distintas ramas del complejo industrial-militar, varios generales, ex y actuales directores de servicios secretos, dueños de canales televisivos… En ese entorno seguro se puede hablar libremente sobre lo más «inconcebible».

Entre otros los temas a discutir son la preparación de ataques coheteriles nucleares a los países «desobedientes» y el desmembramiento de los Estados, que obstaculizan la realización de los proyectos globalistas, incluso referentes a la ocupación de yacimientos de petróleo y gas. Más de una vez se discutían variantes del uso premeditado del hambre y pandemias escrupulosamente planificadas para la lucha contra «la superpoblación», la liquidación física de presidentes «populistas», la realización de programas «del caos dirigido y el terror» para «disciplinar» las masas populares en los territorios subordinados, incluyendo Europa y Estados Unidos.

Los operadores y dirigentes del club Bilderberg, sin perder de la vista el nudo del problema iraní, están prestando más y más atención a la tares de «poner orden» en América Latina. Ha sido desplegada una red de bases terrestres y marítimas de EEUU en la región. Se están efectuando regularmente entrenamientos en las condiciones, acercadas a las combativas. Alcanzó su pique la elaboración informativo-propagandística de los latinoamericanos, a los que intimidan por «la dictadura de Chávez» y supuestamente existentes planes de la expansión del «régimen».

Con mayor frecuencia se está lanzando la tesis sobre que Chávez está dispuesto a resolver sus problemas con Colombia por vía armada. Luego suena otra tesis, que en ese caso Estados Unidos ayudará obligatoriamente a su aliado estratégico.

Recientemente un periodista venezolano bien informado, José Vicente Rangel, quien fuera vicepresidente de Chávez, avisó: los enemigos de Venezuela preparan una provocación, ocupación armada de la embajada de EEUU en Caracas, para acusar de eso al gobierno bolivariano. Cualquier acción de tal género dará pretexto para una intervención directa de EEUU en los asuntos venezolanos. Pero cuando esto ocurra, no serán la casa Blanca, el Departamento de Estado o el Pentágono, donde se van a aprobar las decisiones.

La última palabra siempre pertenece al grupo Bilderberg.

* Periodista.


En El fondo de la cultura estratégica (http://es.fondsk.ru)

Addenda

 

La Conferencia Bilderberg, conocida también como Grupo Bilderberg o Club Bilderberg, es una conferencia anual a la que sólo se puede asistir mediante invitación, con cerca de 130 participantes, la mayoría de los cuales son personas consideradas de influencia en los círculos empresariales, académicos y políticos.

Se reúne una vez al año en complejos de cinco estrellas de Europa y Estados Unidos, donde la prensa no tiene acceso. Este año, la reunión se abrió el tres de junio.

El Grupo de Bilderberg fue fundado en 1954 , en el Hotel Bilderberg de Osterbeek, por invitación del Príncipe Bernardo de Holanda, cofundador del Grupo junto a David Rockefeller. Sin duda es la más poderosa de las redes de influencia internacional existente. Reúne a personalidades de todos los países, líderes de la política, la economía, las finanzas, los medios informativos, responsables del ejército o de los servicios secretos, así como algunos científicos y universitarios.

Muy estructurado, el Grupo de Bilderberg se halla organizado en tres círculos sucesivos:

– El círculo exterior es bastante amplio, y abarca un 80% de los participantes a las reuniones. Los miembros de este círculo conocen sólo una parte de las estrategias y objetivos reales de la organización.

… El  círculo medio mucho más cerrado, es el Steering Committee (Comité Directivo, comité del timón). Se haya constituido por unos 35 miembros, exclusivamente europeos y estadounidenses. Están al corriente en un 90% de los objetivos y estrategias del Grupo.

– El  círculo interno es el Advisory Committee (Comité Consultivo). Lo forman una decena de miembros, los únicos que conocen totalmente las estrategias y objetivos reales de la organización.

Para quiénes se preguntan por las redes del poder, el Grupo de Bilderberg es un verdadero gobierno mundial en la sombra, teoría a la que se ha calificado de conspirativa y delirante.

 

Fuente: http://www.surysur.net/2010/06/el-club-bilderberg-conspira-en-latinoamerica-chavez-y-morales-en-la-mira/