Washington, 23 marzo de 2013.- Oficiales estadounidenses admitieron la expansión de la huelga de hambre iniciada hace siete semanas contra los castigos en la controvertida base de Guantánamo y ubicaron en 26 el número de presos que participan en el movimiento.

«Tenemos 26 huelguistas de hambre, de los cuales ocho son alimentados por sonda. Esto representa un aumento con respecto al jueves», dijo en un escueto comunicado el capitán Robert Durand, portavoz de esa instalación militar, ubicada en Cuba contra la voluntad de las autoridades y pueblo de ese país caribeño.

El funcionario agregó que dos detenidos continúan hospitalizados «para ser rehidratados, observados y alimentados».

Abogados de varios reclusos están preocupados por la salud de sus clientes y alertan sobre una extensión de las protestas ante la insistencia del Departamento de Defensa de minimizarla.

«Esta huelga de hambre es sin precedentes, por su magnitud, su duración y determinación», explicó a periodistas David Remes, representante legal de 15 participantes en el ayuno.

La acción de protesta comenzó el pasado 6 de febrero con seis prisioneros del bloque denominado Campo seis, pero con el paso de los días radicalizó y sumó más reos.

De acuerdo con Omah Farah -abogado de siete huelguistas- la protesta surgió en rechazo a la aplicación de severas medidas disciplinarias como el confinamiento por tiempo indefinido, los continuos registros a sus pertenencias y confiscación de copias del Corán, el libro sagrado de los musulmanes. El jurista denunció que la ocupación de esos textos es considerado una profanación a la fe religiosa de los presos, en su mayoría procedente de naciones árabes.

Farah también calificó de irresponsable la insistencia de las autoridades militares de Estados Unidos de subestimar la medida de fuerza y alertó que esa actitud solo pondrá en peligro las vidas y la salud de los detenidos.

A mediados de esta semana, el jefe del comando estadounidense desplegado en la base-prisión admitió que los reclusos iniciaron el ayuno porque están frustrados por el fallo de la Casa Blanca en clausurar ese centro.

El presidente Barack Obama se comprometió durante la campaña electoral de 2008 a cerrar dicha instalación, pero no cumplió la promesa en su primera gestión ni tampoco tocó el tema tras ser reelecto el año pasado para un nuevo periodo de mandato.

La base naval que Estados Unidos mantiene en territorio cubano contra la voluntad de las autoridades y pueblo de ese país caribeño, fue convertida en una cárcel en 2001 para encerrar allí a toda persona considerada sospechosa de terrorismo.

Los 166 reos fueron capturados en el extranjero y casi todos llevan 11 años encarcelados sin enfrentar cargos concretos.

El centro es considerado un moderno campo de concentración donde a la población penintenciaria se le aplica diversas modalidades de tortura como el aislamiento en celdas con temperaturas extremas o les mantienen amarrados en posición fetal por más de 24 horas sin alimentos.