Jacobson se refirió a que “si el presidente Chávez ya no puede ocupar la presidencia, entonces Venezuela y los venezolanos tomarán sus propias decisiones basándose en su propia Constitución. Y la Constitución habla de elecciones, así que veremos qué ocurre”. Así, desde el Departamento de Estado de los EE. UU., indican que están pensando –y promocionando- en próximas elecciones y afirman por un lado que los venezolanos “tomarán sus propias decisiones” pero a la vez que ellos “tienen un papel que representar”.
También en ese sentido hizo declaraciones el encargado para Latinoamérica de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, Mark Feierstein, quién indicó que su agencia “apoya el proceso democrático en general” en Venezuela “a través de programas no partidistas” de supervisión y apoyo a los procesos electorales.
A través de varios espacios del Gobierno de los EE. UU., se multiplican las voces que hablan de la necesidad de elecciones en Venezuela. Siempre desde el discurso que por un lado afirma respetar las decisiones del pueblo y sus autoridades pero a la vez habla del rol de los EE. UU., un rol que no terminan de aclarar. Sin embargo, con un breve recorrido por la historia de Venezuela y de Latinoamérica, se entiende que los apoyos norteamericanos son como el golpe de Estado contra Allende o el intento de golpe en abril del 2002 en nuestro país, y lo último que hace el imperialismo es respetar.