El 08 de diciembre el comandante luego de varias reflexiones que culminaron en la necesidad impostergable de someterse a una nueva intervención quirúrgica, dejó en palabras últimas sin saberlo, que así sería, instrucciones precisas a todos y todas en su tren ejecutivo, seguramente preocupado por la incidencia de la enfermedad que lo aquejaba y como signo quizás de su despedida, nos legó lo que para nosotros, es decir el pueblo todo, lo que fue la postrera instrucción política, al amigo y hermano Nicolás Maduro como la cabeza visible en la vicepresidencia y en caso de necesidad imperiosa, debe ser el que tome las batutas de la dirección política y del Estado. La oportunidad de ser necesaria aunque no lo mencionó en estricto, solicitó el apoyo pertinente hacia el camarada Maduro en las batallas que su probable ausencia se podrían presentar.
Dadas estas premisas, es la oportunidad de hacer el honor correspondiente a esta decisión y en verdad les digo, que Nicolás ha sabido cumplir con lealtad, humildad y firmeza, el mandamiento del comandante en esa hora aciaga que nos entristeció aunque no nos quitó la esperanza del retorno a la vida. Llegó la hora del verdadero compromiso, de poner en práctica lo aprendido a lo largo de todos estos años, la sapiencia del pueblo hecho gobierno, de las Instituciones haciendo su trabajo y gestión, del pueblo organizado y cada vez mas involucrado en el desarrollo de las políticas públicas, si efectivamente la hora de los encuentros para construir sin sectarismos, apegados a la voluntad del comandante y acobijados en su manto eterno, de apoyar sin restricciones al camarada Nicolás Maduro en el camino del afianzamiento y consolidación del proceso bolivariano. Cerremos filas en torno a el como garantía de que ese camino a transitar bajo el acompañamiento desde donde esté, nos ilumine en el ejercicio de mantener lo alcanzado y trabajar sin descanso por ese futuro que es nuestro. Viva Chávez jamás morirá.
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