La víspera, aviones israelíes bombardearon un centro de investigaciones científicas militares en la zona de Jemrayya, a menos de 20 kilómetros al noroeste de Damasco, acción que mató a dos personas e hirió a otras cinco.
Recordó que se trata del primer bombardeo de Tel Aviv contra objetivos en el territorio sirio desde 2007.
El New York Times apuntó que el ataque sobrevino tras días de intensas consultas entre los órganos de seguridad e inteligencia con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, sobre un posible movimiento de supuestas armas químicas sirias a la organización Hezbollah.
Una nota de la Comandancia General del Ejército y las Fuerzas Armadas de Siria desmintió el miércoles que las aeronaves de guerra israelíes hayan atacado un convoy militar con armas en la frontera sirio-libanesa, como reflejaron medios de comunicación internacionales.
Siria e Israel están técnicamente en estado de guerra, pero han mantenido durante mucho tiempo una paz precaria a lo largo de su frontera desde hace décadas.
Organizaciones y gobiernos de varias partes del mundo rechazaron el jueves la agresión contra la instalación científica cerca de esta capital.
Según el canciller libanés, Adnan Mansour, el hecho constituye una flagrante violación de la soberanía del país, que demuestra además que la conducta de Tel Aviv desde 1948 resulta una amenaza permanente para la paz y la seguridad árabe, aseguró.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Rusia señaló en un comunicado que “Moscú recibió con profunda preocupación la noticia del ataque aéreo israelí contra sitios cerca de Damasco”.
Consideramos que tal ataque resulta injustificable en el territorio de un Estado soberano, lo que constituye una violación flagrante de la Carta de las Naciones Unidas, cualesquiera que sean las justificaciones, aseveró la cancilleria de ese país euroasiático.