Gardiner consideró que “Argentina está sometido a un ‘desgobierno socialista”, y que “El lenguaje amenazante de Timerman es un recordatorio de lo que Gran Bretaña y los isleños se enfrentan: un régimen argentino cada vez más beligerante y desesperado que se está hundiendo en su casa en un mar de desgobierno socialista, incluso acudiendo esta semana al control de precios en los supermercados en el contexto de un espiral inflacionario”.
“Cristina Kirchner tiene todas las características de un matón populista, intentando callar a sus oponentes dentro del país, mientras aspira a intimidar a un grupo de isleños pacíficos que viven a 1200 millas lejos de la capital de la Argentina. Su agresión, sin embargo, va a terminar en fracaso”.
“La matona de Buenos Aires puede soñar con su bandera flameando nuevamente sobre el Puerto Stanley, pero eso nunca va a ser una realidad. Ella debería entender que el espíritu de libertad es siempre más fuerte que la mano de demagogia, una lección que algunos de sus predecesores aprendieron a la fuerza tres décadas atrás”.
Nile Gardiner se quejó también de la actitud de Timerman en su primera visita oficial a Londres porque, emitió ‘más amenazas contra los 3000 isleños’, y citó la entrevista que el canciller dio al diario The Guardian, donde aseguraba que la Argentina controlará las islas en 20 años.
El autor agregó: “La palabra ‘iluso’ se viene a la mente al leer las declaraciones de Timerman”. “No hay posibilidad de que la Argentina tome control de las Malvinas en las próximas dos décadas, o ni siquiera en los próximos cien años. Las Malvinas van a seguir siendo británicas mientras sus habitantes deseen mantenerse bajo la protección de la Corona, lo cual probablemente sea siempre”.
Y sostuvo que: “el país no respeta la autodeterminación del pueblo de Malvinas (el próximo 10 y 11 de marzo, los isleños votarán en un referéndum si desean seguir siendo británicos, pero el Gobierno no lo reconoce como válido) la Argentina nunca tuvo un reclamo legítimo en Malvinas”.
Días atrás el diario Financial Times escribió en una editorial que: “la Presidenta se convirtió en una impopular líder populista. Los argentinos están cansados de sus orgullosas arengas y de sus verdades selectivas”.