Los EEUU de América están en crisis; la calidad de la crisis aún no está ni comprendida ni analizada en profundidad por “sus pares” (Comunidad Europea, Japón, Corea del Sur, Taiwan) ni por aquellos países que, día a día, realizan el cotidiano “kowtow” al Imperio estadounidense (aquellos que han alcanzado acuerdos de libre comercio y afines). Claro, los denominados “países de la periferia” estamos más preocupados por las afectaciones producidas, en consecuencias, por los impactos de la “Crisis de Wall Street”; los países que estamos incursos en una revolución sea ella como la Revolución Bolivariana Socialista (Venezuela), sea la Revolución Ciudadana (Ecuador), la exquisita revolución boliviana (Evo Morales), sean aquellas revoluciones nacionalistas (Argentina, Uruguay), bien la de los denominados países de la BRIC (Brasil, Rusia, India y China) plus Sudáfrica todos estamos ocupados en el desarrollo continuado de las estructuras económicas (agro, industria y servicios) en base a modelos propios y autóctonos según las propias características nacionales de las economías buscando alcanzar los cambios profundos estructurales con evidentes y necesarias incidencias importantes en sus superestructuras, fundamentalmente, de carácter teórico-jurídico-ideológico (es obligado precisar que los cambios profundos llevados a cabo en la URSS –perestroika- y en China –apertura- tienen y contienen fundamentales e importantes diferencias que al analizarlas conocemos como las sociedades se han manifestado en los tiempos posteriores conjuntamente con los desarrollos paradigmáticos que han permitido a Rusia atravesar una profunda crisis mientras que en China se ha mantendo el crecimiento sostenido por un lapso de tiempo importante hasta alcanzar las realidades actuales comparativamente con los EEUU de América).

A nuestro entender, el actual capitalismo global-consumista (neoliberal extremo) nos ha obligado, globalmente, caminar hacia el “caos del siglo XXI” sostenido en los tiempos post-modernos no solo por las realidades en praxis de las políticas económicas impuestas (FMI, Banco Mundial) tanto antes como a posteriori de la “Crisis de Wall Street” al tiempo que por la obligada necesidad inexcusable y obligante de la reingeniería del sistema capitalista en sus actuales realidades del siglo XXI con las finalidades de sostener lo fundamental-obligado, en el marco del capitalismo y del Capital, del diseño de la Tricontinental según nos lo comunicaba, permanentemente, el general Alberto Müller Rojas.

Decíamos que los EEUU están en crisis, a nuestro entender, porque en aquel país, imperio e imperialista desde la imposición de la política de “Open Door” y las imposiciones del “Plan Marshall” para la Europa destruida post-2da. Guerra Mundial en Europa y la impuesta constitución  al Imperio japonés post-2da. Guerra Mundial en el área de Asia-Pacífico, no se ha desarrollado una real “revolución francesa” (como concepto socio-histórico). Decimos que no se “ha sucedido” una revolución social en el territorio estadounidense y, según nos, de carácter obligado para un imperio capitalista; es decir, un análisis sociológico de la sociedad estadounidense se presentan no solo asimetrías sino también unas fuertes y profundas contradicciones que se vienen expresando en los tiempos históricos, particularmente, recientes, del país del norte en, por ejemplo, mantener la esclavitud (previa y actual gracias a los costos del salario mínimo) y las permanentes y expresivas contradicciones racistas, una clase obrera que fue combativa, prácticamente, aniquilada por las diferentes vías de represión de un estado represivo-imperial, una fuerte alienación social sustentada en paradigmas ideológico-consumistas que mantienen sus bases de sustento en el inteligente y represivo manejo de la relación hora-hombre, productividad y ganancia del Capital (por ello la necesaria exportación de la producción de las necesidades consumistas de la sociedad estadounidense hacia los países de la Región de Asia-Pacífico: Japón, Tigres Asiáticos, China ahora la India) y, por último, mantener una amplia masa de clase media también alienada sustentando su existencia en la relación represiva del crédito bancario. Todo ello tiene una debilidad: la relación de los costos de las materias primas incluida la energía vs realidad económica del Imperio estadounidense; por ejemplo, la “Open Door Policy” (1899) como primer y fundamental paso obligado hacia la constitución de las estructuras imperiales. Consideramos que el “imperialismo estadounidense” se comienza a expresar con el Plan Marshall y Bretton-Woods. La tercera etapa de la relación “imperio-imperialismo da sus primeros pinitos con los acuerdos alcanzados por Ronald Reagan y Margaret Thatcher con el sustento ideológico eclesial de Juan Pablo II.

En el marco inmediato anterior, debemos expresar que no desconocemos ni descartamos que si se han sucedido dos (2) importantes expresiones político-sociales en los EEUU de América : la revolución de la independencia como colonia de su colonizador, Gran Bretaña, y la revolución económica, así lo consideramos, que se desarrolló durante la “Guerra Civil norteamericana” cual fue más de carácter económico estructural (norte industrial-obrero-alienado versus sur agrícola-esclavista) aunque lo social tuvo su obligada manifestación objetiva cuando el norte se vio en la necesidad de incorporar “seres sociales afro-descendientes”. La extraordinaria película “Lincoln” nos comunica realidades legislativas que, en algunas ocasiones, nos recuerdan el “racismo subsumido” de ciertos sectores sociales venezolanos.

En fechas recientes, conversando con un amigo, sobre los actuales estudios históricos europeos de las realidades de la Europa de las “entre-guerras” (1918-1939), nos permitió compararlos con las lecturas que nos venimos caminando sobre el mismo periodo histórico (no comprendemos las realidades europeas del lapso temporal referido sino entramos a estudiar la expansión imperialista en Asia y África durante todo el siglo XIX). Aquellos tiempos europeos eran de profunda crisis nacional-estructural; fueron crisis no solo económicas sino ideológicas y sociales inmersas en una reingeniería de la industria militar, particularmente muy importante, con incorporaciones de las nuevas tecnologías aplicadas a la guerra y decisiones políticas de fuertes, enfrentadas y encontradas contradicciones entre países por razones sustentadas en los limítrofes entre naciones y lo racista-ideológico.

Nos referimos a esas referencias cuando, al trasladarnos a nuestras actuales realidades y comparamos aquellos tiempos con los actuales podríamos señalar y podríamos destacar algunas comparaciones. Comencemos señalando algunas realidades objetivas e incontestables, en nuestro criterio. En primer lugar, no es nada casual la decisión de Barack Obama la de trasladar los “objetivos fundamentales” del Poder (Müller Rojas) estadounidense, particularmente como imperio, a la Región de Asia-Pacífico, es decir, el neo-expansionismo-imperialista. El traslado ya tiene sus “particularidades” que señalamos: traslado de tropas profesionales desde la Comunidad Europea (OTAN) a una base militar al norte de Australia; acuerdos de carácter militar alcanzados con Filipinas y Tailandia; renovación (¿reingeniería?) de los acuerdos de defensa mutua firmados por los EEUU de América con Japón y la República de Corea (Corea del Sur); venta de equipo militar a Taiwan bajo el acuerdo de defensa entre Washington y Taibei protestado, permanentemente, por la República Popular China; importantes acercamientos militares con Singapur, Indonesia, Malasia y la India.

Ese movimiento efectivo militar estadounidense está enmarcado en dos (2) objetivos muy concretos: asegurar la presencia militar lo más cercana posible al espacio geográfico contestado que se corresponde con el Mar del Sur de China y, en segundo término, el efectivo y declarado apoyo de Washington al gobierno japonés y sus decisiones de “nacionalizar niponamente” las islas Diaoyu consideradas, históricamente, territorio chino. Además, al escenario arriba propuesto se le adiciona las consecuencias de las acciones militares de fecha reciente como la “Operación Cobra” y las llevadas a término por la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) cual “tensa” las relaciones regionales con objetivas reacciones sobre China y Rusia, como conjunto, frente al conjunto conformado por los EEUU de América, Japón, Corea del Sur y, probablemente, Taiwan para la región geográfica oriental asiática y meridional asiático.

El título del presente escrito señala que hay dos (2) crisis en territorio estadounidense: la crisis social y la crisis militar. En base a lo anterior expuesto y propuesto resulta de inmediato extraño las contradicciones entre la crisis militar señalada y los actuales avances militares que se vienen desarrollando en el marco de la “nueva política Obama” (JVR dixit). La prensa estadounidense, particularmente, la prensa y “think tank” conservadores, diaria y/o semanalmente, señalan las “quejas y preocupaciones” de los más altos voceros del sector militar activo estadounidense por y sobre “los recortes” al presupuesto de defensa estadounidense ante las realidades geopolíticas mundiales; a este coro de protestas se han unido el secretario de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, dirigentes euro-comunitarios. Los recortes, se señala, afectarán la denominada “política obámica” (“nueva política Obama”) en la Región de Asia-Pacífico que en Washington la han denominado, por cierto, a posteriori de la tesis de José Vicente Rangel Vale (“nueva política Obama”) como “Pacific pivot” (“el cambio estratégico hacia el Pacífico”. Debemos aclarar que la traducción es el significado geopolítico de la frase-concepto en inglés estadounidense). Tenemos una pregunta: ¿qué pasa en El Caribe y la costa americana del Pacífico con la 4ta. Flota?

 

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