Tras diez días de intensas protestas populares contra los altos precios de la electricidad, el Gobierno considera que «no tiene nada que hacer»
Publico.es

Los precios de la electricidad son especialmente sensibles para los búlgaros, especialmente en invierno, cuando una factura cuesta una media de 350 euros al mes. Además, el pasado mes de julio la electricidad ya había subido un 13%. El problema de las tarifas eléctricas se une al malestar general por el bajo nivel de vida y por los altos índices de corrupción en el país, el más pobre de la UE.
Boiko Borisov ha intentado calmar el malestar de la calle cesando el pasado lunes al ministro de Hacienda, Simeon Djankov, y anunciando una serie de medidas, como la reducción de las tarifas eléctricas, la revocación de la licencia a CEZ y la imposición de multas a las tres distribuidoras eléctricas extranjeras, CEZ, Energo-Pro y EVN. «Ayer hicimos lo máximo que podíamos hacer para responder a las exigencias de los manifestantes», subrayó esta mañana el jefe del Gobierno tras anunciar que su Ejecutivo presentará su dimisión hacia el mediodía.
Además, aconsejó a los 117 diputados de su partido, GERB, que también dimitan y abandonen sus escaños. «El Estado necesita nuevamente un crédito de confianza y el pueblo debe decidir cómo gobernarse», señaló. Aseguró que su partido GERB no participará en un eventual gobierno técnico.
