Prensa Latina
22 de febrero de 2013.- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reiteró hoy en Malabo la necesidad urgente de reformar a las Naciones Unidas en beneficio de los países de África y América del Sur.

En un discurso pronunciado en la III cumbre del Foro de Cooperación África-Sudamérica, subrayó que «nada justifica que África y América del Sur sigan sin representación permanente en el Consejo de Seguridad».

Demandó también una reforma en la manera de gobernar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional a favor de los países emergentes, así como de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Rousseff señaló que los intereses comerciales y «nuestras asociaciones económicas» requieren de esfuerzos articulados «para la expresión de nuestros intereses en la OMC».

La mandataria significó que África y Sudamérica tienen la oportunidad histórica de reducir la distancia económica y social «que todavía nos separa» y afirmó que «seremos protagonistas decisivos de ese nuevo escenario histórico».

En su discurso propuso una alianza especial en el sector agropecuario entre su país y los estados africanos, basado en «una misma raíz social y cultural», al ser Brasil, opinó, una nación con la mayor cantidad de africanos en su formación.

Insistió en implementar esa colaboración mediante programas de enseñanza de técnicas agropecuarias y el suministro de tecnologías de punta desarrolladas por el Estado sudamericano y requeridas por los países africanos.

Brasil y África no sólo tenemos una raíz social, cultural e histórica, sino que también hemos formado parte de un mismo gran continente, remarcó.

El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, acentuó que África y América del Sur tienen inmensas posibilidades a nivel de recursos humanos y naturales, que sitúan a las dos regiones en «posición ventajosa en el contexto de la globalización».

Los oradores de este viernes destacaron el crecimiento económico de ambos bloques geográficos, y expresaron sus reservas respecto a que se centra en la exportación de materias primas y no en su industrialización.

Las argumentaciones de los jefes de Estado y de Gobierno en ese sentido se enfocaron en estimular los procesos de industrialización de los países africanos y sudamericanos para que puedan procesar cuanto antes esos productos básicos en su beneficio.