La más probable es que después de que el presidente Giorgio Napolitano se reúna con todos los partidos, derecha e izquierda se pongan de acuerdo para organizar un Gobierno de transición -quién sabe si con Mario Monti al frente- que remodele la ley electoral y que termine por convocar las elecciones. Esto es una manera de ganar tiempo de cara a los mercados que por la tarde, cuando Il Cavaliere comenzó a despuntar en las proyecciones de voto, hicieron subir la prima de riesgo 20 puntos básicos y desplomaron la bolsa otros cuatro puntos, los que había subido con el primer sondeo, que apuntaba a una victoria segura del centroizquierda.
La otra pasa por ir a las urnas directamente. Esto no sólo provocaría un maremoto en toda la Unión Europea sino que pondría en una situación más que complicada a Bersani, que será visto como el culpable de que el centroizquierda no llegue a gobernar después de haber pasado un año y medio liderando los sondeos. Dicho más claro: lo más normal es que se abra un proceso de primarias en la izquierda para elegir un candidato alternativo.
Callejón sin salida en el Senado
Con casi el 100% de los votos escrutados en el Senado, los de Bersani obtenían el 31,73% de los votos; con el 30,62%, se colocaba Berlusconi; Grillo con el 23,76%; y Monti con el 9,15%. El problema está en que la ley electoral establece que los escaños del Senado se reparten en función de las regiones y tienen mayor representación las más pobladas. Lombardía, Campania y Sicilia son las áreas clave y en las dos primeras ha ganado Berlusconi y en la última Grillo, por lo que pese a haber conseguido menos votos en el conjunto total del país, el centroderecha obtuvo más senadores.
Además de esto, la mayoría en la Cámara Alta está situada en las 158 poltronas. Lo ajustado de los resultados hace que a ninguna de las dos grandes coaliciones le cuadren los números, por lo que Grillo acaba teniendo el papel de juez. Las cosa quedarían así: centroizquierda, 104 senadores; centroderecha, 123; Movimiento 5 Estrellas, 57; y Monti, 18.
En el Congreso, las cosas han terminado también por estar muy justas. Pero aquí las reglas son distintas y el partido con más votos obtiene lo que se llama premio de mayoría, es decir, un número extra de escaños por haber ganado. Con el 80% de los votos escrutados, el centroizquierda sumaba un 29,85% de los votos (7,5 millones), por el 28,87% (7,1 millones) del centroderecha. El Movimiento 5 Estrellas obtiene el 25,48% del apoyo (6,4 millones), y la coalición democristiana de Monti un 10,60% (2,6 millones).
Jubilación anticipada
La lectura que se puede hacer de los resultados es que el hundimiento de los partidos tradicionales, que ya se había manifestado con la llegada de los tecnócratas al haberse demostrado incapaces de sacar al país de la crisis, es total. La segunda, que un cuarto de la sociedad (la media de votos de Grillo está en torno al 25%) ha decidido tomar las riendas de su futuro y romper con el dominio de una clase política asfixiada por el clientelismo, la corrupción, la escasez de ideas y la falta de renovación. La tercera, que acaba de comenzar el cambio que nunca se llegó a completar después de Tangentopoli y la instauración de la II República.
¿Cuál será el resultado? Es complicado aventurarlo pero la ‘no victoria’ de Grillo acaba de jubilar a toda una generación de políticos que hace décadas que tendrían que estar en sus casas.