Samuel González

 

Lanzados como jaurías, los sionistas argentinos-con el apoyo del Estado de Israel- están jugando todas sus fichas para doblegar al gobierno de Cristina Fernández, quien de manera soberana e independiente desea firmar un acuerdo con la República Islámica de Irán para lograr interrogar a los supuestos sospechosos de haber atentado contra la sede de la mutual judía AMIA, en la ciudad de Buenos Aires, hecho ocurrido en 1994 con un saldo de 85 argentinos asesinados.

 

La presidente argentina ante la presión generada por los factores de poder sionistas, envió el tratado con Irán para su tratamiento en el Parlamento Nacional, ordenando su inmediata aprobación.

 

Las hordas apoyadas por el Estado terrorista de Israel desataron una arremetida pocas veces vista a través de la principal herramienta de poder que poseen en territorio argentino que son los medios de comunicación.

 

La andanada de argumentos falaces inundó las radios, las televisoras, los diarios y las redes sociales para intentar instalar la idea de una supuesta “traición a la patria” por parte de Canciller argentino Héctor Timerman, los senadores y diputados oficialistas y aliados, y todo aquel que esté a favor del mencionado tratado.

 

El legislador porteño y rabino Bergman dijo en un programa de televisión que la cuestión geopolítica de extrema gravedad aquí, es que el gobierno de Cristina Kirchner dejaba de alinearse con Israel para hacer lo con Irán, tal como lo hicieron Venezuela, Bolivia, Ecuador o Nicaragua.

 

Esta definición pone de manifiesto la injerencia del estado de Israel que operando a través de los parlamentarios opositores, el Grupo Clarín y sus encadenados y las ONGs judío-sionistas intentan interferir en los asuntos internos de Argentina, un país soberano, que con un gobierno políticamente contradictorio avanza por un difícil camino en un mundo complejo dominado por un capitalismo salvaje cada vez más violento.

 

De pasar esta dura prueba, Cristina deberá decidir con quienes desea construir su soberanía política e independencia económica, con EEUU-Israel o con los países libres del “Eje del Mal”.