“Tomar una vida para salvar tras vida. De eso se trata”, enfatizó Harry, aunque no especificó cuántas vidas habría quitado durante sus meses de servicio activo en la sureña provincia afgana de Helmand.
Asimismo, alegó que “si hay gente que trata de hacer cosas malas a nuestros muchachos, entonces vamos a sacarlos del juego”, en referencia a su estadía en un país invadido, desde hace más de una década, por fuerzas militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Harry explicó que se desempeñó como co-piloto artillero y subrayó que, para él, matar musulmanes desde un helicóptero Apache es tan divertido como jugar a los videosjuegos.
“Es una alegría para mí, porque yo soy una de esas personas que le encanta jugar PlayStation y Xbox. Así que, con mis dedos, me gusta pensar que soy probablemente muy útil”, dijo.
El Príncipe de 28 años de edad fue enviado en septiembre pasado a “Camp Bastion”, la principal base británica en territorio afgano, a servir en una misión de 20 semanas con las fuerzas de la OTAN.
Su traslado a la nación asiática se dio poco después de que la prensa mundial publicara en Internet varias fotos de él desnudo, en un hotel en Las Vegas (oeste de Estados Unidos), escandalizando a la Corona británica.
En 2008, el príncipe Enrique de Gales, como también es llamado, estuvo diez semanas como subteniente en Afganistán, pero tuvo que regresar con antelación tras filtrarse la noticia de su presencia en ese país.
En 2001, Estados Unidos y sus aliados, entre ellos Reino Unido, invadieron Afganistán con la excusa de emprender la llamada guerra de Washington contra el terrorismo. Sin embargo, más de 10 años después, la inseguridad sigue aumentando en este país, a pesar de la presencia de miles de tropas extranjeras.
La Corona británica ha avalado el envío de tropas de su país a las guerras en Afganistán e Irak, y a la intervención militar que se perpetró en Libia en 2011. Además, ofrece apoyo logístico a los grupos armados que siembran el terror en Siria y al contingente francés que invadió recientemente Mali.
Adicionalmente, ha amenazado en varias ocasiones a Argentina con iniciar una nueva guerra en las islas Malvinas, con la intención de mantener colonizado el archipiélago ubicado en el Atlántico Sur, a pocos kilómetros del territorio suramericano.