JAMES GLANZ

The New York Times

 

Bajo la nube de datos, una realidad de excesos y derroche de energía. «Un solo data center puede absorber más electricidad que una ciudad mediana», dicen los especialistas.

Enormes cantidades de datos se ponen en movimiento cada día cuando, con un inocuo clic o una leve presión, la gente baja películas en iTunes, chequea resúmenes de tarjetas de crédito en el sitio web de Visa, manda emails con archivos adjuntos, compra productos en Amazon, hace posteos en Twitter o lee diarios online.

Ahora hay decenas de miles de data centers, cuyas innumerables hileras de servers cubren centenares de miles de metros cuadrados, todos con sistemas de refrigeración industriales, para brindar apoyo a esa explosión de información digital.

Un análisis de un año del New York Times reveló que esa base del sector contradice su imagen de elegante eficiencia y respeto por el ambiente. La mayor parte de los data centers consume enormes cantidades de energía de forma que supone un derroche incongruente. Independientemente de la demanda, las compañías online hacen funcionar sus instalaciones las 24 horas a su máxima capacidad, y desperdician el 90% o más de la electricidad que toman de la red, determinó el New York Times.

Los depósitos digitales del mundo utilizan unos 30.000 millones de vatios de electricidad, lo que equivale a la producción de 30 plantas de energía nuclear, según los especialistas.

Para protegerse de un corte de electricidad, cuentan con bancos de generadores que emiten gases de escape de motores diésel. La contaminación producto de los data centers es algo que mencionan cada vez más las autoridades como violación de las regulaciones sobre aire limpio. En Silicon Valley, muchos data centers aparecen en el Inventario de Contaminantes Tóxicos del Aire del gobierno del estado, una lista de los principales contaminantes diésel de la zona.

“A la mayor parte de la gente, incluidos los integrantes del sector, le cuesta mucho entender las cifras, la magnitud de esos sistemas”, dijo Peter Gross, que contribuyó al diseño de data centers. “Un solo data center puede absorber más electricidad que una ciudad mediana”.

A pedido del New York Times, la firma consultora McKinsey & Company analizó el uso de energía por parte de los data centers y determinó que, en promedio, usaban sólo entre el 6 y el 12 por ciento de la electricidad que alimentaba a sus servers para realizar cómputos. El resto se usaba para mantener los servers en estado ocioso por si había un incremento de la actividad.

“Es un secreto sucio del sector, y nadie quiere ser el primero en hacer un mea culpa”, declaró un alto ejecutivo de la industria. “Si fuéramos un sector industrial, quedaríamos fuera de juego de inmediato”.

Esas realidades de los datos están muy lejos de la mitología de Internet, donde la vida se vive en el mundo “virtual” y todo tipo de memoria se almacena en “la nube”.

El uso ineficiente de la energía en buena medida es consecuencia de una relación simbiótica entre usuarios que exigen una respuesta instantánea al clic de un mouse y compañías que corren peligro si no logran colmar esa expectativa.

Además de generadores, la mayor parte de los grandes data centers contiene bancos de enormes circuitos compensadores o miles de baterías de plomo y ácido para alimentar las computadoras en caso de un problema de la red eléctrica de apenas centésimas de segundo.

“Es un derroche”, dijo Dennis P. Symanski, un investigador del Instituto de Investigaciones en Energía Eléctrica, una organización sin fines de lucro. “Significa demasiadas pólizas de seguro”.
Aumentan las violaciones de la calidad del aire

En los últimos años en la zona de Chicago, las usinas de Internet Savvis y Equinix recibieron notificaciones de violación ambiental.

Por lo menos una decena de grandes data centers ha recibido citaciones por violaciones a la regulación sobre calidad del aire en Virginia y en Illinois, según registros estatales. Amazon recibió citaciones por más de 24 violaciones en un período de tres años en el norte de Virginia, incluyendo el funcionamiento de algunos generadores sin autorización ambiental.

Funcionarios del norte de Virginia también han citado a data centers que operan Qwest, Savvis, VeriSign y NTT America.

Algunas compañías dicen que usan sistemas de refrigeración y software reformulados para reducir el derroche de energía. Entre ellas, Facebook y Google, que también han reformulado su hardware.

De todos modos, los data centers de Google consumen casi 300 millones de vatios, mientras que Facebook usa unos 60 millones de vatios.

Mejorar o hasta evaluar el campo resulta complicado debido al nivel de secreto que rodea a un sector cuyo objeto es acceder a información personal de otras personas. Por motivos de seguridad, las compañías ni siquiera revelan la ubicación de sus data centers. Las empresas también ocultan su tecnología por razones competitivas.

Ningún organismo gubernamental tiene autoridad para estudiar el sector. Y el gobierno federal no pudo determinar cuánta energía consumían sus data centers, que pasaron de 432 en 1998 a 2.094 en 2010.
Miles de millones de bytes

Jeremy Burton, un especialista en almacenamiento de datos, dijo que cuando trabajó en una compañía de tecnología informática hace diez años, el cliente con mayor cantidad de datos con el que trató tenía unos 50.000 gigabytes en su base de datos. (El almacenamiento de datos se mide en bytes. Hace falta un byte, por ejemplo, para almacenar la letra N. Un gigabyte está formado por mil millones de bytes de información.) En la actualidad, en un data center se procesa y almacena alrededor de un millón de gigabytes durante la creación de una sola película de animación en 3D, señaló Burton, que ahora trabaja en EMC, una compañía de administración y almacenamiento de datos.

Un solo cliente de la compañía, la Bolsa de Nueva York, produce hasta 2.000 gigabytes de datos por día que hay que almacenar durante años, agregó.

En conjunto, EMC y la Corporación Internacional de Datos estiman que el año pasado se crearon más de 1,8 billones de gigabytes de información digital en el mundo.

“Es una carrera entre nuestra capacidad de crear datos y nuestra capacidad de almacenar y administrar datos”, afirmó Burton.

Los consumidores han desarrollado el hábito de enviar y recibir enormes archivos de datos como videos o emails con fotos adjuntas.

Para sostener toda esa actividad digital, ahora hay más de tres millones de data centers en todo el mundo, según cifras de la Corporación Internacional de Datos.

En Estados Unidos, los data centers usaron unos 76.000 millones de kilovatios-hora en 2010, aproximadamente el 2% del total de electricidad que se utilizó en el país ese año, según un análisis de Jonathan G. Koomey, un investigador de la Universidad de Stanford.

En comparación, la industria papelera consumió 67.000 millones de kilovatios-hora de la red en 2010, según cifras de la Oficina de Censo.

Chris Crosby, CEO de Compass Datacenters, con sede en Dallas, dijo que no se prevé un fin de la proliferación de infraestructura digital.

“Hay nuevas tecnologías y mejoras”, afirmó Crosby, “pero todo aún depende de la electricidad”.

“No es sostenible”, sostuvo Mark Bramfitt, un ex ejecutivo de empresas de servicios que ahora es consultor de los sectores de energía y tecnología de la información.

SIN INCENTIVOS A LA EFICIENCIA

Es posible instrumentar prácticas mucho más eficientes. El Centro Nacional de Computación Científica de Investigaciones en Energía del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley de California funcionó en julio con una utilización del 96,4 por ciento, dijo Jeff Broughton, el director de operaciones.

La eficiencia se logró mediante la programación de las tareas extensas de modo tal que las máquinas funcionen a pleno las veinticuatro horas del día.

Una compañía llamada Power Assure, que tiene sede en Santa Clara, California, vende una tecnología que permite a los data centers comerciales retirar la energía de los servers de forma segura cuando no se los necesita, como por ejemplo durante la noche.

Pero incluso con enérgicos programas destinados a convencer a sus grandes clientes de ahorrar energía, Silicon Valley Power no ha logrado persuadir a ningún data center de usar la técnica en Santa Clara.

Symanski dijo que la baja eficiencia del sector sólo tiene sentido en la oscura lógica de la infraestructura digital.

“Uno observa y dice: `¿Cómo se puede administrar una empresa de esa forma?’”, señaló. La respuesta suele ser la misma: “Ahorrar electricidad no les genera ninguna ventaja. Lo que les resulta ventajoso es tener el data center disponible un 99,99 por ciento del tiempo”.
Estímulo del derroche

El año pasado inició sus operaciones una línea de alimentación de 1.000 millones de dólares de la red eléctrica estadounidense que abarcaba unos 350 kilómetros desde Pensilvania hasta Virginia. Si bien la obra se financió con millones de abonados comunes, Steven R. Herling, un alto funcionario de PJM Interconnection, una autoridad regional de la red, dijo que la necesidad de alimentar los data centers fue lo que decidió el proyecto.

Los data centers se encuentran entre las empresas de servicios que más valoran los clientes. El gran consumo constante es rentable para las compañías de servicios porque eso les permite planear sus propias compras de electricidad con anticipación y vender servicios nocturnos, una franja horaria en que la demanda de otros clientes baja. Bramfitt declaró que temía que eso alentara al sector a persistir en sus hábitos de derroche.

Algunos especialistas consideran que una posible solución reside en la nube: la centralización de la computación en data centers grandes y bien administrados. Koomey, sin embargo, dijo que muchas compañías que tratan de manejar sus propios data centers aún no están familiarizadas con la nueva tecnología de nube o no le tienen confianza. Esas son las compañías cuyos data centers consumen más energía.

Otras manifiestan escepticismo respecto de la nube y dicen que, en ocasiones, la convicción casi mística en sus posibilidades se ve refutada por la infraestructura que necesita. “Cuando alguien dice, `Voy a guardar algo en la nube. Ya no necesitamos discos rígidos’, la nube significa discos rígidos”, dijo Randall H. Victora, un profesor de ingeniería electrónica de la Universidad de Minnesota. “Los tenemos de una forma u otra. Lo que pasa es que no lo sabemos”.

Entre los consumidores, las expectativas actuales impulsan la necesidad de semejante estructura formidable.

“Eso es lo que impulsa ese crecimiento enorme: las expectativas del usuario de tenerlo todo, en todo momento y lugar”, dijo David Cappuccio, vicepresidente y jefe de investigación de Gartner, la firma de análisis de tecnología. “Somos nosotros la causa del problema”. Ecoportal.net