Sarah Kavanagh, una adolescente de Hattiesburg, Mississipi, ha empezado a tener conciencia de lo que supone consumir este tipo de bebidas en EE.UU, tras documentarse sobre los efectos adversos de algunos de sus ingredientes. “He encontrado una larga lista de efectos secundarios que el BVO puede provocar, incluyendo desórdenes neurológicos y alteración del sistema hormonal tiroideo”, declaró recientemente a ‘The New York Times’.
Asimismo, Sarah denunció que se sigue incluyendo este tipo de ingredientes en los productos de estas marcas vendidas en EE.UU., pues en otras partes del mundo estos ingredientes son ilegales y han sido sustituidos por otro tipo de aditivos no perjudiciales.
Por su parte, la Agencia de Alimentación y Medicamentos del Gobierno de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) sostiene que todas las bebidas y alimentos legalmente vendidos en territorio estadounidenses son seguros para el consumo humano, según ha declarado al periódico ‘The Tribune’. El organismo asegura que su principal premisa es “proteger la salud pública y velar por que los alimentos sean seguros y estén adecuadamente etiquetados”.