Liderazgo, soberanía patria y popular



Tamanaco de la Torre


El 4 de febrero (4F), así como el 6 de diciembre de 1998 y el 7 de diciembre de 2012, con la primera y última elección de Hugo Chávez, son fechas emblemáticas para entender el proceso de acumulación revolucionaria con rebeliones, insurgencias, resistencia y luchas por más de 500 años, desde la resistencia anticolonial, pasando por la primera independencia y la revolución zamorana, hasta la revolución bolivariana.

Son claros los fracasos y victorias del pueblo en ese transcurrir. La ausencia notable de liderazgos nacionales, salvo los ejercidos por Bolívar, Zamora y Chávez, ha sido una constante. Pero sobretodo, estos que han producido grandes saltos perdurables en la realidad política, son procesos con inmensos aprendizajes por sus limitaciones transformadoras de la realidad económico-social y cultural, en las estructuras de la sociedad, y ninguno, hasta ahora, ha sido, o se ha consolidado como irreversible.

Con el logro independentista, la lucha zamorana y otras de menor trascendencia pero también importantes, el pueblo ha venido en el tiempo, con una larga lucha enfrentando la imposición de modelos esclavistas, feudales y pre-capitalistas, en regímenes coloniales, dictatoriales o de democracia burguesa representativa; pero en las ultimas décadas del siglo XX, la imposición de la fase neoliberal imperialista de explotación y expoliación de la patria, ha sido la más difícil de nuestra existencia. Jamás tuvimos que enfrentar un enemigo tan descomunalmente poderoso como el imperialismo yanqui, que con su inmensa maquinaria de dominación política, militar, económica y cultural, ha desarrollado la más demoledora maquinaria de exterminio y sujeción de los pueblos, conocida en la historia del planeta.

Sin embargo, ya en El Caracazo de 1989, por señalar un ejemplo de la rebeldía y reservas libertarias de nuestro pueblo, ante la ausencia de una vanguardia política popular, este se había atrevido a dar una violenta y espontánea respuesta al modelo de explotación imperante. Al sumarse conscientemente a ella el 4F y 27F en 1992, la juventud militar, y por otra parte la juventud policial, incorporan dos factores insurgentes nuevos en ese contexto, pero presentes ya en la historia pasada, la conjunción de los “intereses cívicos”, con factores sociales armados de militares y policías nacionalistas, para entonces enfrentarse, a la patética y desaforada realidad de entrega de los intereses nacionales al Sistema Financiero Internacional, a través del FMI y el BM, y de entrega y privatizaciones de las riquezas nacionales con claro dominio de EEUU, que liquidaba y desbarataba el Estado-Nación, privatizando todo cuanto les apeteciese, en infame desmembración de la Nación.

Ese proceso en crecimiento de acumulación revolucionario insurgente que resistía, se precipita y acelera ante una subjetividad política de importantes sectores jóvenes patrióticos militares y policiales en 1992, activado la beligerancia política nacionalista y anti corrupta de la sociedad. Sumado a ello, estaba presente el importante deterioro político y ético de las estructuras políticas partidistas representativas tradicionales que sustentaban el régimen de explotación, que se desmadran, con su liderazgo en extinción, encontrándose impedidos para continuar sustentando política y económicamente el sistema capitalista venezolano.

La resistencia popular consciente y en organización creciente, junto a la lucha por la libertad de los detenidos y contra la represión de los dirigentes de las insurrecciones del 4F y 27N del 92, que habían fracasado militarmente; junto al proceso de construcción política de la “alternativa democrática constituyente” en pueblos, calles y ciudades de todo el país, como plan político nacional concreto; sumado a la consolidación de la fuerza política del MBR200, primero, y luego con la construcción del “frente electoral” alrededor del MVR, consolidan el nuevo liderazgo nacional de la resistencia del torrente insurgente libertario, encabezado inequívocamente por Hugo Chávez, y en menor grado por sus seguidores dirigentes y Comandantes, ratificándose todos ellos electoralmente con la elección como Presidente el 6 de diciembre de 1998 y como miembros del último Congreso Nacional que extinguen con el llamado a constituyente. Posteriormente se va decantado el liderazgo real, proceso que aún continúa, faltando todavía su depuración definitiva.

Luego, la historia es más transparente, sobretodo contrastada con el pasado. Es el presente, en transición al socialismo.

Significativos son los progresos y conquistas de 14 años en la capacidad y reafirmación de la independencia para la patria, en la construcción de la democracia participativa y protagónica en lo político, y en lo económico-social significativos avances hemos alcanzado, mejorando notablemente las condiciones de vida del país, saldando la inmensa deuda social con el pueblo para la máxima estabilidad política y equidad posible con ejercicio soberano de nuestro destino.

Por supuesto, a veintiún años del 4F,  no están ausentes errores y desviaciones, frente a las que el pueblo bolivariano consciente y politizado, no descansa en su denuncia y rebelión ante ellos. NO los(as) admite como propios(as) de una revolución, pese a que existen con obsecuente recurrencia. Con empeño patriótico, insiste en su revisión, rectificación y reimpulso. Persisten aquí todavía grandes deudas como la impunidad criminal, la lucha frontal e intransigente contra la corrupción, el clientelismo politiquero y personal, el caudillismo y el autoritarismo, entre las más perniciosas, presentes en muchas estructuras políticas y del Estado, impidiendo mayores avances en la participación protagónica, en justicia y equidad social.

El camino está trazado para los revolucionarios bolivarianos. Un Comandante con claro liderazgo revolucionario y popular: el presidente Hugo Chávez. Imprescindible es la solidaridad internacional de Estados, gobiernos y pueblos insurgentes y antimperialistas que ven en nosotros liberación y soberanía con el ejemplo diario, sin vacilaciones; así como la conjunción del interés integracionista con otros Estados de regímenes burgueses latinoamericanos y caribeños. Necesarias y vitales son  las Rs a la enésima potencia para enmendar desviaciones; sobre todo la R de rapidito y de Revocado para inconsecuentes dirigentes y/o funcionarios. Fortalecer el estudio con la capacitación política y para el trabajo es prioritario; y sobretodo: reforzar el trabajo concreto al lado del pueblo, mandando obedeciéndolo; con organización democrática-protagónica y movilización permanente; ante las persistentes e inminentes amenazas imperiales, para el avance y preparación de la resistencia ante el acecho que seguirá.

El imperio tiene trazadas viejas y nuevas orientaciones para doblegar nuestra revolución bolivariana, que no por casualidad son dirigidas y coordinadas desde el todo poderoso Consejo Nacional de Seguridad de EEUU, NAS-USA, por sus siglas en inglés. El “Plan de acción para la política de los Estados Unidos en las Américas”, de Roger Noriega, con su especial dedicación a la revolución bolivariana, son solo parte de ellas.

Los desafíos de nuestra revolución bolivariana están a la vista. En lo inmediato, junto a lo anteriormente expuesto: TENEMOS que garantizar la UNIDAD militante; en forja permanente de una Dirección Política de la Revolución cada vez más COLECTIVA; junto a un Poder Popular con organización, articulación y poder real; para derrotar los planes insurreccionales y conspirativos de la ultra derecha; y arrasar electoralmente en las contiendas electorales por venir. Esa es la prioridad y la orden. Preparándonos en la defensa integral pacífica, “…pero armada…” de la revolución bolivariana; para seguir cosechando triunfos, construyendo nuestra teoría y práctica diaria en la transición al socialismo.

¡Patria socialista!

¡Amando venceremos!