La tendencia de la economía venezolana, que decreció (-3,2%) en 2009, (-1,5%) en 2010; creció 4,2% en 2011 y 5,6% en el primer semestre de 2012 es, como se observa en esos indicadores, creciente. Desde el cuarto trimestre de 2003, hasta el segundo trimestre de 2008, creció sostenidamente durante 23 trimestres. La crisis de los mercados mundiales que se inició ese año y que aún se mantiene, interrumpió ese ritmo que se retomó en el segundo trimestre de 2010. Los indicadores, instrumentos esenciales para todo analista de la economía, son contundentes. En ese sentido, hay que tomar en consideración lo que significa el sector construcción que, dinamizado por la política de la Gran Misión Vivienda Venezuela, ha catapultado todos los sub-sectores que convergen hacia la misma: cemento, cabillas, materiales eléctricos, pintura, baldosas, cerámica, tuberías para aguas blancas y servidas, grifería, madera, aluminio, bronce, carpintería, herrería, vialidad, campos deportivos, escuelas, centros dispensadores de salud, y el comercio en general. Desde mayo de 2011, hasta el 31 de octubre de 2012, se han entregado 260.000 viviendas.

Si a lo anterior se suma el proyecto de construcción del Plan Ferroviario Nacional, cuyas obras avanzan lenta pero sostenidamente en conformidad con el cronograma de ejecución, las líneas de expansión del Metro de Caracas, de Maracaibo, de Valencia, el tercer puente sobre el Río Orinoco, el Puente Nigale en el Lago y la represa El Diluvio en la planicie de Maracaibo, las represas al sur del país, “Tocoma” y “Caruachi”, llamadas a acabar con los problemas del servicio eléctrico del país, puede observarse que el crecimiento del sector construcción está garantizado. Aparte de ser generador de un inmenso volumen de empleo, el sector de la construcción es un agente multiplicador y acelerador de las magnitudes económicas, multiplica el ingreso, estimula la demanda e incentiva la producción y la inversión de los empresarios. Eso está ocurriendo en el país, sólo que los medios del viejo sistema no lo informan.

Otro factor a tomar en consideración es el presupuesto, expresión financiera del Plan de la Nación cuya importancia radica en que orienta la Política Económica del Estado Venezolano. La Ley de Presupuesto de 2012 fijó éste en 297.836 millones de bolívares (69.264,18 MMUS$), con base en un barril de petróleo a 50 dólares, al terminar octubre de 2012, su precio promedio anual es de $104,79, un excedente de $54,79 a la fecha. Estimamos que para el 2012, el precio promedio anual cerrará en alrededor de $102,00 la cesta venezolana.

La Ley de Presupuesto 2013 calcula éste en Bs.396.406 millones, equivalentes a 92.187 millones de dólares, un incremento del 33,33% respecto a 2012, lo que garantiza, no tan sólo la expansión del gasto, sino el sostenimiento de los programas concentrados en el Desarrollo Social y en las Grandes Misiones.

Un aspecto de singular importancia es la fijación del precio de la cesta petrolera en 55$ el barril en la Ley de Presupuesto 2013, previsión que consideramos correcta, ya que se estima una ralentización del ritmo de la economía de los países industrializados debido a la crisis que atraviesa el mundo capitalista. Consideramos que el precio promedio de la cesta petrolera estará en el rango de los 80$-90% el barril, aunque la volatilidad de los precios en el mercado de futuros recomienda no ser muy optimistas. El margen, sin embargo, permitirá a Venezuela cumplir con sus compromisos. Hay analistas que consideran que, en la búsqueda de dinamizar sus economías, algunos países industrializados optarán por acrecentar sus inversiones en la producción industrial, algo que estimularía el consumo de energía, fundamentalmente los hidrocarburos. Eso, por supuesto, sería positivo para la industria petrolera venezolana.

Con respecto a la deuda, algunos analistas muestran una supuesta preocupación por el monto de la misma, que actualmente alcanza al 35% del PIB; sin embargo, esa preocupación era inexistente cuando esa proporción, en las décadas de 1980 y 1990, llegó a superar el 70% del PIB. Los indicadores económicos informan que la economía está lo suficientemente sólida, ahora y en el futuro previsible, para permitirnos ser optimistas.

Un aspecto que no toca la Ley de Presupuesto 2013 es el concerniente al movimiento financiero en la Bolsa de Valores, la cual ha tenido el mayor crecimiento que se conozca en el mundo, al menos en los últimos años. Es así como la Bolsa de Caracas, única de nuestro sistema financiero, cerró en 2005 en 22.424,56 puntos; en 2006 en 30.786.60 puntos; en 2011 en 99.611,31 puntos; y, al momento de escribir estas líneas, se encuentra en 358.834,35 puntos. Basta con abrir los diarios para cerciorarse de esta realidad.

De manera que Venezuela no tiene porqué considerar en su agenda la devaluación de su signo monetario, antes por lo contrario debería estudiar la factibilidad y forma de hacer micro revaluaciones que contribuyan a apuntalar nuestra moneda y así desestimular la adquisición de monedas extranjeras.

De manera que sí, la economía nacional goza de buena salud. Y por supuesto que amerita forzar la marcha. Hay que insistir en la búsqueda de una mayor eficiencia y eficacia, no tan sólo en el gasto, sino en el empeño de cumplir con los cronogramas de ejecución de las obras, aspectos que sólo pueden ser logrados con una sólida y adecuada gerencia en la gestión pública, uno de los talones de Aquiles de nuestra administración.

Hoy en día se presenta una gran oportunidad y se avizora un excelente futuro. En la Faja del Orinoco se extraen actualmente cerca de 1.500.000 barriles diarios de crudo. Se pretende elevar la producción de petróleo a 4.000.000 de barriles diarios en la Faja para el 2019, y a 6 millones en todo el país. El logro de esas metas significará volúmenes inmensos de recursos financieros, técnicos, económicos y logísticos por más de 150.000 millones de dólares por parte del Estado Venezolano (Pdvsa) y las empresas públicas y privadas asociadas para poder desarrollar la integralidad de todo el proceso de explotación de crudo y el gas. Además, se precisa la búsqueda del equilibrio entre la explotación de los hidrocarburos y el medio ambiente para no repetir las experiencias del capitalismo salvaje que depredó toda la zona costera del Lago de Maracaibo y buena parte de zonas de los estados Anzoátegui y Monagas, donde además impera la miseria y el abandono del campo y cinturones de miseria. Los planes existentes en este sentido deben ponerse en ejecución en sintonía con el Ministerio del Ambiente.

Dejamos para otro comentario lo de la Gran Misión Agrovenezuela, así como los proyectos de Desarrollo Industria y Agroindustriall, además de los programas de la pequeña y la mediana industria.

Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia
cepo39@gmail.com