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«El legendario armero ya estaba al tanto de mis planes de crear este consorcio y aceptó que llevara su nombre», comentó Rogozin, responsable de supervisar en el Gobierno el sector de defensa.
También escribió que Kaláshnikov, que cumplió el sábado 93 años, dio su consentimiento justamente el día de su cumpleaños.
A primeros de noviembre, Rogozin propuso crear un consorcio a partir de las plantas de armas de Izhevsk.
Sobre los fusiles
El Ejército Soviético adoptó AK-74 a mediados de los años 70, aún entonces algunos expertos en armas ligeras decían descontentos que aquella elección no era la mejor.
En cualquier caso, el Kaláshnikov hizo un buen servicio durante 40 años. ¿Qué es lo que se pretende ahora? En primer lugar, corregir su característica constructiva básica: un brusco movimiento del mecanismo automático provoca una desviación del arma de la línea de tiro, lo cual se refleja negativamente en la puntería.
De ahí que aparecieron otros fusiles con sistemas automáticos equilibrados. Uno de ellos es el fusil de asalto desarrollado a finales de los años 70 y popularizado en los 90 por el diseñador de armas ruso Guennadi Níkonov. “Izhmahs” lo presentó como un fusil automático de nueva generación destinado a reemplazar al legendario AK.
No obstante, las pruebas (también durante los combates en Chechenia) pusieron de manifiesto que “Níkonov” es un arma buena y certera para un tirador bien preparado, pero es caro, de difícil mantenimiento y aprendizaje, caprichoso.
Y no tiene nada que ver con los modelos de Kaláshnikov más difundidos: AK-47, AKM y AK-74 que son, en cambio, baratos y simples, que puede estar lleno de lodo y barro y seguir tirando sin fallos. La experiencia de uso de AN-94 demuestra que este fusil puede ser adoptado, con restricciones, por los destacamentos especiales, pero no sirve para ser un arma de cuerpos comunes (incluso del renovado ejército profesional).
Ya en los años 90 los diseñadores de “Izhmash” presentaron la llamada “serie 100”: varios modelos modernizados de los Kaláshnikov de los calibres 5.45 y 7.62 y también del adoptado por la OTAN 5.56. Estas armas mayoritariamente se exportaban, las compraba el Ministerio ruso del Interior, pero el Ejército – el mejor cliente – hasta el momento no ha mostrado ningún interés en adquirirlas. La serie 100 contaba, entre otros, con el modelo AK-107 con los parámetros de puntería considerablemente mejorados en comparación con el modelo básico (AK-74). Recientemente fue presentado otro modelo del Kaláshnikov modernizado – AK-200.
El fusil automático AEK-971 diseñado por los armeros de la fábrica Degtiarev de la ciudad de Kovrov también está dotado del sistema automático equilibrado. Es más barato y de uso más fácil que los “Níkonov”. Aunque la precisión en tiro individual y doble de AEK-971 es menor que la de AN-94, lo supera en precisión lanzando ráfagas largas. Sin embargo, AEK-971 perdió el concurso del Ministerio de Defensa de la URSS a finales de los 80 ganado por AN-94. Las malas lenguas dicen que la elección del ejército fue hecha bajo presión del cabildeo de “Izhmash”.
Arma nueva para un ejército renovado
Ninguno de los modelos mencionados está elegido para ser adoptado por el ejército. Parece que los militares muestran cierta desconfianza a los fusiles automáticos mencionados. Desde su punto de vista estas armas no satisfacen los requisitos del renovado ejército ruso que determinarán las características del modelo buscado.
La práctica combativa mundial y nacional en los últimos años modificó la idea que se tenía sobre las armas ligeras. Es evidente que hoy en día no valen las fantasías de los años 80 que se materializaban en las armas de diseño futurista y coste fantástico.
Sea cual sea el diseño del nuevo fusil de asalto ruso, tiene que ser seguro y de munición preferiblemente igual que los existentes (para no tener que modificar las fábricas de municiones y poder usar las reservas acumuladas). Sería bueno también que la nueva arma tuviera la opción de “personalización”, es decir que permita instalar fácilmente las miras ópticas e infrarrojas, designadores de blancos y otros accesorios.
Los diseñadores de “Izhmash” serían capaces de desarrollar un arma de estas características, pero la situación económica de la planta es muy difícil. Tan sólo un gran pedido de los militares salvará a “Izhmash”, así que tendrá que luchar por conseguirlo.
Mientras tanto, los Kaláshnikov seguirán ocupando sus lugares en almacenes y armerías. El hecho de que el ejército deje de comprarlos no significa que mañana mismo desaparecerán.