Esmil Quijada
Primero que nada, no basta proclamarlo, no basta el simple reconocimiento. Es necesario practicarlo en los hechos. La palabra no es la que vale, lo que vale es nuestra práctica política y social.
Ser comunero, significa creer y tener confianza plena en la clase trabajadora como sujeto social. Es decir, como protagonista principal de los cambios y transformaciones revolucionarias. Ya estamos cansados de oír hablar de cambios y revoluciones, pero en los hechos todo sigue igual o peor.
Ser comunero, significa vincularse al pueblo explotado en su diario quehacer.
Ser comunero, significa armarse del conocimiento de la teoría revolucionaria marxista y divulgarla en el seno del pueblo explotado.
Ser comunero, significa reconocer nuestros propios errores, aceptar la crítica constructiva y estar dispuesto a rectificar.
Ser comunero, no significa hacerse cómplice de los errores de los demás.
Ser comunero, significa luchar contra el burocratismo, contra el oportunismo político; significa confrontar a la corrupción y derrotarla; significa luchar contra el culto a la personalidad.
Ser comunero, significa estar preparado para encarar la lucha en contra del imperialismo.
Ser comunero, significa reconocer la existencia de la lucha de clases como el motor que impulsa las transformaciones históricas. Es participar directamente en la lucha de clases en contra del capitalismo, en contra de la burguesía y en contra de la clase de los terratenientes.
Ser comunero, comporta una postura crítica ante el estado burgués. Significa trabajar resueltamente a favor del poder popular, llámense éstos, consejos comunales, comunas, etc.
Ser comunero, no significa aspirar a ocupar un cargo en el aparato del gobierno por muy progresista que éste sea y pensar erróneamente que la revolución socialista habrá de empezar allí.
Ser comunero significa, en las condiciones actuales de Venezuela , ir debilitando el aparato del estado burgués mediante la construcción del poder popular paralelo y una vez llegado al punto del momento revolucionario llamar a la insurrección de los pobres y de los explotados por el capitalismo y proclamar la República de los Comuneros. Solo así podremos aceptar que de verdad el socialismo habrá de ser una probabilidad cierta en nuestro país.
Ser comunero, no significa abusar de la confianza que el pueblo depositó en nosotros para hacernos elegir como concejales, diputados, alcaldes, gobernadores, y así terminar dándole las espaldas al pueblo.
Ser comunero significa, primero que nada, trabajar incondicionalmente a favor de los pobres, de los explotados y excluidos de siempre.
Ser comunero, significa poner todas nuestras capacidades y conocimientos en ayudar al pueblo trabajador para elevar su nivel de educación política, su nivel de conciencia social, su conciencia de clase, a estimularle su espíritu de rebeldía, ayudarlo a perder el miedo ante sus explotadores; ayudarlo a comprender la esencia y la verdadera naturaleza del socialismo científico.
Ser comunero, significa contribuir de hecho a que el pueblo trabajador conozca su propia historia, identifique cabalmente a sus explotadores, que confié en su propia fuerza social y que políticamente no se deje engañar ni manipular por los picaros, vividores y aprovechadores de siempre.
Ser comunero significa estar permanentemente dispuesto al sacrificio, es trabajar al lado del pueblo, profundizar radicalmente la revolución democrática, sin detenerse en ella y crear las premisas para construir el socialismo científico.
Ser comunero, significa ocupar la primera trinchera de lucha por el socialismo científico, denunciar a los falsos socialistas.
Ser comunero, significa entender y luchar por un régimen político donde los trabajadores ejerzan el control de la vida económica, política y social de toda la nación, y donde no hayan partidos políticos que suplanten la toma de decisiones de los trabajadores. Significa construir un modelo de economía donde los principales medios de producción estén en poder de los propios trabajadores.
Ser comunero, significa derrotar las tesis oportunistas y burguesas según las cuales, el socialismo es equivalente a que el aparato del Estado sea dueño de los medios de producción.
Ser comunero, significa comprender que ni los capitalistas privados ni el aparato del estado están interesados en “darle Poder al Pueblo” ni mucho menos construir el socialismo científico.
Ser comunero, significa no temer al debate ideológico, ni mucho menos creerse la estúpida cantaleta de que la sociedad venezolana está dividida entre chavistas y escuálidos. Esta afirmación constituye una vulgar trampa de los ideólogos de la burguesía quienes igualmente en el pasado nos dividieron astutamente entre adecos y copeyanos. La lucha de clases entre explotados y explotadores no puede ser encubierta detrás de falsas consignas agitativas.
Ser comunero, significa rebelarse en contra de toda suerte de impostura. Por ejemplo, que la constitución bolivariana sostenga que la soberanía reside en el pueblo, pero que en los hechos la burocracia, los ministros, los alcaldes, los gobernadores, los parlamentarios sustituyan a la voluntad popular.
Ser comunero, es confiar en el poder creador de las masas populares. Significa prepararse en todos los terrenos ante una probable intervención extranjera sobre nuestro territorio. Significa entender cabalmente que las bases militares norteamericanas establecidas en Colombia, Curazao, en Bonaire, etc., no se han instalado con fines pacíficos. Al contrario significa que debemos concientizarnos y prepararnos para una posible guerra de resistencia popular y en cuyo caso, la milicia popular revolucionaria entraría a desempeñar un papel decisivo y sumamente relevante.
Ser comunero significa reconocer que, a partir de 1.999 los venezolanos, nos hemos dedicado a través del régimen de la democracia burguesa y del reforzamiento del papel del Estado, a modernizar al capitalismo como modelo de explotación económica. Que en vez de debilitar al capitalismo y dedicarnos a prepara su entierro definitivo; por el contrario, no hemos hecho otra cosa que dedicarnos a su reforzamiento.
Que precisamente por esas razones, la revolución democrática que lideriza el presidente Chávez ha entrado en una peligrosa fase de estancamiento, de agotamiento. Que aunque muchas medidas de tipo económicas que el gobierno bolivariano ponga en práctica para paliar la crisis actual y que se hagan en nombre de un supuesto socialismo; ellas no trascienden al campo del reformismo y no dejan de ser medidas de tipo burguesas.
Ser comunero significa que, a partir de este momento, se hace necesario y obligatorio empezar a diseñar una verdadera estrategia de poder revolucionario, donde el pueblo trabajador de manera directa asuma su rol protagónico.
Ello significa que tenemos que disputarles a la vieja burguesía y a la nueva burguesía bolivariana la conducción del movimiento popular; esto es, disputarle el liderazgo que ambas fracciones del capital ejercen sobre los consejos comunales, ante las denominadas comunas populares, como ante las denominadas milicias. Igualmente, todo aquel que se identifique con el movimiento de los comuneros, como corriente autogestionaria, está en la obligación política e histórica de impulsar la lucha entre los trabajadores venezolanos con miras a derrotar las ideas burguesas que las mantiene postradas en las redes del reformismo, del vil sindicalismo y que ha hecho del movimiento obrero un infame reconstructor del modelo clientelar del capitalismo.
No perdamos de vista que el papel de la clase trabajadora consiste en organizarse y prepararse para derrocar el capitalismo y emprender la construcción de la sociedad sobre las base de encaminarnos por los senderos del socialismo científico.
Ser comunero, significa no olvidar que socialismo científico es lucha permanente, es crítica abierta, es movilización permanente de los explotados contra el capitalismo, es lucha permanente contra el individualismo, es disponer de un programa socialista propio , es contar con una táctica de clase propia, es disponer de una organización propia no mediatizada, ni designada a dedo desde arriba, disponer de una organización para hacer la revolución y no para alimentar la sed de poder de burócratas y de funcionarios públicos.
Ser comunero, significa ser irreverente, criticar cualquier intento de mediatizar las luchas populares, sometiéndolas a la camisa de fuerza de la institucionalidad burguesa. No perdamos de vista que la revolución cuando es verdadera no se detiene ante nada ni ante nadie, que la revolución socialista es primero que nada un acto político, un acto de clase, que rompe de hecho con toda institucionalidad, con toda reglamentación, contra todo intento de someterla al derecho burgués imperante.
PROHIBIDO PROHIBIR
Carlos Betancourt (Comandante Jerónimo)
quijadaea@yahoo.es
Julio de 2011