El 8 de noviembre de 2012, Israel lanzó un ataque contra la población civil en la Franja de Gaza ocupada, generando el fallecimiento del niño de trece años, Ahmad Abu Daqca, que quedó en medio de un enfrentamiento, cuando jugaba al fútbol. A partir de este momento Israel ha intensificado, con el pasar de los días, sus ataques sobre Gaza dejando hasta ahora, según diversos medios, un rastro de casi mil heridos y más de cien víctimas mortales, un tercio de las cuales eran mujeres y niños.

Este ha sido el ataque israelí más desproporcionado sobre población palestina desde la masacre de Gaza de 2008-2009, cuando murieron más de 1.500 palestinos y más de 5.000 resultaron heridos, en su mayor parte civiles. A lo anterior se le suma un registro histórico de cifras alarmantes, como la muerte de 17.000 personas en la invasión al Líbano en el 82, o la muerte de más de 1500 refugiados palestinos masacrados por falangistas cristianos en complicidad con soldados israelíes. Se calcula que por cada judío asesinado en las últimas tres generaciones por lo menos diez palestinos perdieron la vida , diferencia que aumenta si tomamos en cuenta la muerte de infantes, como por ejemplo en el 2004, donde el conflicto arrojó la muerte 8 niños israelíes y 179 niños palestinos, según B´Tselem.

Simplemente un “conflicto” desigual e inhumano que no puede ser catalogado de otra manera, sino de genocidio y ante el cual, una vez más, las potencias de Europa y Estados Unidos maniobran con las leyes internacionales de justicia para omitir las responsabilidades de Israel en las masacres y se demuestra en lo concreto que la ONU no es más que un parapeto de organización internacional, sin legitimidad, sin ninguna repercusión en sus decisiones y con un Secretario General, que a pesar de pronunciarse en contra del ataque felicitó al primer ministro israelí, Netanyahu, por su liderazgo.

La expulsión de un pueblo de sus tierras

“(…) nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías presentes en Palestina». Esta es una afirmación contenida en la Declaración de Balfour, de 1917, donde los británicos ofrecen la tierra de Palestina para la creación de un hogar nacional judío . Pero ¿Cómo surge el Estado de Israel? El Estado de Israel, y sus actuales límites fronterizos, es un producto histórico. Luego de la caída del imperio Otomano, y tomando forma a finales de la 1° Guerra Mundial, palestina pasa a ser colonia inglesa, y entre 1917 y 1948, es un territorio conocido como del “Mandato Británico de Palestina”.

Desde principios del siglo XX se decidió permitir e impulsar desde el gobierno británico, inmigraciones crecientes, en una política de alianza, con los grupos de judíos sionistas que vivían en Europa. El objetivo era expulsar a los árabes originarios y propiciar la instalación de los judíos en Palestina. A partir, la década del ’30 ya las expulsiones de habitantes originarios eran masivas, y antes de que el mandato británico llegue a su fin, previo a mayo del 48, fue expulsada del país más de la mitad de la población árabe, cerca de 500.000 personas, y destruidas 213 aldeas. En paralelo, con la declaración de Balfour (en 1917) 65000 judíos emigran a palestina y luego, con el asedio de Hitler durante la segunda Guerra Mundial, se suman más de 200 mil judíos

Ya para este momento, Inglaterra se mostraba firme en la política de la instalación de un Hogar nacional Judío (Israel) y se aprueba el Plan de Partición de 1947 (resolución 181 de N.U.) que da nacimiento a Israel. Para este momento se venía instalando el Sionismo que concebía este estado “solo de los judíos”, excluyendo a los no judíos que nacieron en esa tierra, y desde un principio Israel ha violentado todo lo establecido en el Plan de Partición de las N.U. que otorgaba a Israel el 55 % del territorio. A fines de 1948, quedó en manos israelíes el 78 % del territorio, y los refugiados ascendieron a 4 millones, y ya actualmente los israelíes se han quedado con más del 92 % del territorio, “incluyendo como botín casas y edificios de todo tipo”.

Israel: un estado terrorista al servicio del Imperialismo

Por ello, no se puede ver el problema como un conflicto entre dos Estados que debe ser solucionado de manera diplomática. Llevarlo a este terreno sería aceptar la expulsión del pueblo palestino de sus tierras milenarias y negar el legítimo derecho a la autodeterminación que es una lucha que vienen dando desde los inicios del siglo XX, antes de que existiera el Estado Israel. Esto sin tomar en cuenta lo desproporcionado del conflicto por el potencial armamentístico que posee este último, la violación de todos los acuerdos aprobados por los organismos internacionales y que desde el principio Israel ha sido un aliado fundamental del imperialismo.

Enseguida de su instalación, Estados Unidos a principios de los 50´, llevo a cabo una política de sostenimiento de ese estado, impulsando una política de venta de bonos pro-ayuda Israel, que fue fuertemente publicitada. Ya lo afirmaba claramente una publicidad estadounidense, que recorría este país: “El petróleo árabe, las bases aéreas africanas, los yacimientos de uranio en el Congo belga, son vitales para nuestro país. El ejército excepcionalmente eficiente de Israel, representa un arma poderosa en la defensa de esos intereses. El uso del ejército israelí para esos fines, significa que los soldados norteamericanos no serán enviados a esos lugares. Esto evitará que se pongan en peligro la vida de miles de muchachos norteamericanos, aparte del ahorro de muchos miles de millones de dólares…”

Los resultados se evidencian en que para el 2007 Israel ha recibido 101 millones de dólares en ayuda total, de los cuales más de la mitad han sido en ayuda militar, y ese mismo año firmó un acuerdo por 30 mil millones más para la próxima década, destinando más del 70% para armamento de origen norteamericano. Tomando en cuenta las ayudas que ha recibido este invierte cerca del 8% de su PIB, en presupuesto militar, estando entre los 7 más altos del mundo.

Aprovechando, las condiciones mundiales y el asedio que hubo contra la población judía en países de Europa o por los Zares Rusos, se puede afirmar que la Instalación de Israel es parte de la dominación del Imperialismo en el Medio Oriente. Y claro no podía ser de otra forma, al ser esta una región: con ruta hacia otras regiones (India, China), fuente de materias primas, importante para el mercado de bienes manufacturados y campo de inversión de capitales.

Anti-Sionistas, Si. Anti-Semitas, No

El sionismo se fue consolidando de tal manera en Israel, que a través de alianzas y coaliciones corruptas que llegaban al poder, se fueron instalando grupos religiosos ortodoxos y ultra-conservadores, que fueron modificando las relaciones del gobierno y del régimen, a lo largo del tiempo. Un supuesto derecho histórico de la tierra prometida, ha degenerado en un estado que tiene intrínseco un modelo educativo instalado y una cultura profundamente racista y apegada a la religión.

Hoy son múltiples los casos como el de la escuela Emmanuel, en Tel Aviv, donde se había establecido un muro de separación en el patio de la escuela para evitar el contacto entre las niñas askenazíes “puras” y las niñas mizrahíes “impuras”, llevando incluso vestimenta de distinto color; o el caso de un pequeño pueblo cerca de Haifa, donde el presidente del consejo religioso dio orden a la biblioteca pública de encerrar todas las obras laicas en una habitación cerrada a la que sólo pudiera acceder el lector curioso con cita previa y durante un periodo limitado de tiempo, como lo relata el famoso autor judío Sami Michael. Tan intrínseca es la religión al estado fueron librados de sus cargos criminales a los autores del libro fascista Torat HaMelech [«La Torá del Rey»], que aboga por el asesinato de árabes, y actualmente está permitida su difusión.

Y toda esta política, se ve reflejada en un marco legal que le impide a los no judíos nacidos en Israel arrendar tierra bajo su control, el acceso al agua para la agricultura y la asistencia financiera del gobierno. Sin embargo, el estado otorga nacionalidades a judíos que no viven, ni nacieron, ni nunca han estado en Israel.

Así es la vida en este Estado Sionista, que a pesar de haber sufrido los embates del nazismo, prácticamente repite la misma política contra pueblos árabes enteros. Con respecto a este punto es importante aclarar que, en ningún momento, los que defendemos la causa palestina, podemos caer en el juego de dejar que nos juzguen como anti-semitas, primero porque no lo somos y segundo porque son maniobras de propaganda que al final no tienen ningún sentido, ya que la palabra semita está referida a un lenguaje que se desarrolla en gran parte del Norte de África y zonas de Asia. En sí, los palestinos desterrados serían semitas y los judíos europeos que migraron a palestina no lo serían.

¡Que viva la lucha y resistencia del Pueblo Heroico Palestino!

Décadas de sufrimiento y dolor son las que ha padecido el pueblo Palestino. Año tras año, con pocas armas, piedras y palos resisten el embate de Goliat, que tiene lo último en tecnología armamentística.

Y por supuesto que da impotencia, ver imágenes de decenas de niños asesinados o niños llorando la perdida de una madre, o enterarse de que Israel año tras año viola los acuerdos de “Alto al Fuego” y aumenta la escalada de violencia, o ver como la fuerza aérea viola el “Convenio sobre Ciertas Armas convencionales” de la ONU esparciendo toneladas de bombas de fósforo blanco sobre Gaza, o dar cuenta que además de los destrozos que causan los bombardeos a viviendas, hospitales y universidades, el Estado de Israel aplica cortes de agua y electricidad, impide la entrada de los alimentos, restringe los envíos de combustible en Gaza, y bombardea barcos que lleven ayuda Humanitaria.

Y da más cólera aún si a todo lo anterior le agregamos, para justificar las masacres, perversas declaraciones de altos dirigentes del Estado de Israel y países aliados donde afirman que: “Hamas utiliza a los civiles como escudo”, comentario que solo puede generar profunda indignación, y más si se toma en cuenta que Gaza tiene una población de poco más de 1,5 millones de habitantes para un territorio que apenas tiene 40km de largo y 14km de ancho. ¿Cómo puede vivir un pueblo así?. Hoy sencillamente Palestina resiste existiendo.

La única conclusión que podemos sacar es que el pueblo palestino es un pueblo heroico. Que a pesar de todo sigue en pie de lucha y no está dispuesto a rendirse. Que honran a los compañeros y familiares caídos con más presencia en las calles y que como pueblo digno están dispuesto a dejarlo todo en el combate con tal de en algún momento puedan ¡Volver a Casa!, y esto solo será posible con la construcción de un estado laico y democrático, donde convivan judíos, cristianos y musulmanes.

Por eso, no es una opción para los revolucionarios lamentarnos por esta situación. Ante la debilidad del imperialismo y la crisis del capitalismo, que empieza a tener expresiones internas en Israel, debemos canalizar nuestra arrechera, superar el miedo que nos quieren imponer y salir a las calles a solidarizarnos activamente con la lucha de ese pueblo. Solo con la unidad de los trabajadores y explotados del mundo podremos derrumbar al imperialismo y al capitalismo, y de seguro el pueblo Palestino estará a la cabeza de ese proceso. Porque hoy palestina mantiene viva la consigna que después del caracazo, el pueblo bolivariano hizo suya:

¡NO HAY PUEBLO VENCIDO!

¡QUE VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO!

¡NO AL GENOCIDIO DEL ESTADO DE ISRAEL!

¡POR UN ESTADO LAICO Y DEMOCRÁTICO!