El juez federal Jed Rakoff leyó hoy la sentencia contra Gupta, quien deberá pasar un año de libertad vigilada una vez que salga de prisión. «Su conducta ha empañado para siempre una excelente reputación que le llevó años cultivar. Esperemos que otros que piensen saltarse las leyes aprendan la lección y no sigan sus pasos», declaró el fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York, Preet Bharara.
«No solo violó los estándares éticos y las responsabilidades de su condición de consejero de Goldman Sachs sino que violó la ley», dijo por su parte la directora interina de la oficina del FBI en Nueva York, Mary Galligan.
Para la responsable del FBI, la sentencia de hoy debe servir para enviar un «mensaje claro» a quien se intente saltar la ley: «Pasar información a un amigo, cuando se trata de información privilegiada, tiene consecuencias».
La sentencia de dos años contra el exconsejero es muy inferior a los 11 años a los que fue condenado Rajaratnam, que cumple su pena en una cárcel de Massachussetts, pero más rigurosa que la libertad bajo fianza que solicitaban sus abogados.
El juicio contra el que fuera miembro de los consejos de administración de grandes empresas estadounidenses como el banco de inversión Goldman Sachs y el fabricante de productos para el hogar Procter & Gamble comenzó el pasado 21 de mayo.
Gupta se había declarado no culpable en octubre pasado de los seis cargos presentados por la Fiscalía, cinco por uso de información privilegiada y otro más por conspirar para cometer un fraude de ese tipo. Según la Fiscalía, Gupta y Rajaratnam participaron junto a otra veintena de personas en un fraude al revelar información confidencial de Goldman Sachs, Procter & Gamble y Smucker’s para después realizar transacciones en los mercados de valores.
Así, Gupta informó a su amigo sobre los beneficios de esas dos primeras firmas y sobre una inversión de 5.000 millones de dólares que el grupo Berkshire Hathaway, del multimillonario Warren Buffett, planeaba realizar en el banco estadounidense.
Rajaratnam, quien en 2010 ocupaba el puesto 236 de la lista Forbes de los estadounidenses más ricos, empleó a una red nacional de operadores, agentes financieros y ejecutivos para que le ofrecieran información confidencial con la que ganó 63 millones.