La mitad de los jóvenes de entre 15 y 29 años vive en la pobreza o en extrema pobreza en el país. Así lo demuestran los indicadores de la publicación ‘Jóvenes Ecuatorianos en Cifras’, presentada el miércoles. “Este es un dato preocupante”, según el coordinador del informe, Ernesto Rodríguez.
El documento fue elaborado por la Organización Iberoamericana de Juventud, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (ONU) y el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES).
El problema es más drástico mientras menor edad tiene este grupo y difiere poco entre hombres y mujeres. Pero, esta situación no es nueva, sino que desde 2007 las estadísticas reflejan esta realidad, según aseguró el responsable de jóvenes de Fundación Esquel, Humberto Salazar.
“La juventud ha estado invisibilizada por el Estado, no se le da relevancia y no se generan políticas públicas”, añadió.
Situación
“Yo me identifico con ese problema”. Esas fueron las palabras de Diego Lara, un desempleado de 25 años de edad que asegura que sí necesita trabajar. Él vive con su madre en el Comité del Pueblo, en el norte de Quito. “Ella gana el básico y yo necesito aportar para las necesidades”, indicó.
El vivir cotidiano de Lara se refleja en 1’661.000 jóvenes que se encuentran en pobreza y 913.000 en extrema pobreza (ver recuadro), quienes ven aminoradas sus oportunidades.
El problema es más grave en el área rural. Mientras en las ciudades el 15,2% de las personas entre 15 y 18 años vive en extrema pobreza, en la zona rural la cifra es del 42,1%. Lo mismo se observa en el grupo entre 19 y 24 años: en el área urbana se registra un 13,3% de extrema pobreza y en la rural de 39,3%.
En el caso de género, se evidencia que las mujeres, entre 19 y 24 años, tienen un mayor índice de pobreza (30,1)%, que los hombres (29.3%).
Razones
Salazar es enfático en que el bajo nivel de escolaridad afecta directamente a los indicadores. Según la Comisión Económica Para América y el Caribe (Cepal), para superar la pobreza se debe tener instrucción por lo menos hasta los 12 años. “Pero en nuestro país es de ocho años en la zona urbana, mientras que en la rural está entre seis o siete años”, explicó.
A esto se suma que, “solo el 40% de los chicos entre 15 y 17 años están escolarizados”, lo que refleja que los jóvenes no pueden acceder a la secundaria y universidad.
Esto, a pesar de que “el Gobierno señala que se ha aumentado la cobertura en educación porque eso es casi solo en la básica”, criticó Salazar, quien también observa que la Dirección Nacional de Juventudes del MIES no tiene la capacidad técnica, ni recursos, para generar programas”.
Por otro lado, de acuerdo con Santiago Andrade, director de la Fundación de las Américas, el problema es que existe una mentalidad de que la pobreza es una situación que no se puede cambiar, además de que existe una exclusión social hacia los jóvenes.
“Las promesas del Gobierno de dar mejores fuentes de empleo no sirven para nada, solo queda en palabras”, cuestionó Vladimir Santos (21), quien trabaja de guardia de seguridad.
El Dato
Este estudio se hizo a jóvenes entre 15 y 29 años.