Brunilde Isabel Palacios


Un relámpago impregnado por el amor logró llenar siete avenidas (Bolívar, Universidad, México, Lecuna, Fuerzas Armadas, Urdaneta y Baralt), en respaldo a la reelección del presidente venezolano. Un reto nunca ante visto ni hecho por ningún partido político. Cuestión que fue impresionante como el día 04 de Octubre, los venezolanos estimulados por la consigna de convertir a nuestro patria en un país potencia, se desbordaron en un sólo frenesís, en una demostración de afecto con su líder las llenaron, en donde no importó la lluvia, ni los problemas que ésta presentaba, lo que importaba era darle una respuesta clara y contundente a la oposición y dejar en su celaje, una demostración de calor humano que hace referencia a la empatía de un pueblo que dijo basta a los eufemismo falso que ha querido imponer la oposición venezolana, los cuales deambulan dentro del síndrome del amigo imaginario que no los deja ver que el pueblo venezolano ha cambiado, se ha politizado, que no es el mismo desde hace una décadas y que se apoderado de su sapiencia para decirle…,somos la mayoría…!, no estamos en la democracia representativa, sino en la participativa y protagónica que nació a partir de 1999, con un golpe de estado y una paralización por la oposición que no les importó poner el tanquero Pilìn León lleno de gasolina en el lago de Maracaibo .

El pueblo venezolano respondió al llamado que Hizo Chávez y en el que no hubo marcha atrás para ir al apoyo que dejó en estas avenidas, sabor de pueblo creador y comprometido que nuevamente con sus reflexiones emprendió una embestida que dejó claro que Chávez se reafirmar el 07 de Octubre como el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela; demostrándose que de ahora en adelante quienes aspiren al poder se van a encontrar con un imaginario pensante que se ubica…, entre lo que mejor le conviene que entiende la importancia del protagonismo y la particvipaciòn, en donde se demostró que “amor con amor se paga” y que ese torbellino que se transformo en un huracán, se ha convertido en parte del imaginario colectivo venezolano que se ha hecho sentir en los recónditos más abrumadores que conmueven la esencia humana y que le da a la pobreza ese poder, esa semblanza necesaria con olor a soberanía, en el que no queda duda que somos un pueblos distinto a los que se caracterizan por poseer una cultura etnocèntrica, xenofóbica y discriminatoria que se concentró en la imagen de Capriles y que se quería imponer a través del estatus personalizado de los diferentes medios de comunicación que desde hace mucho tiempo viene trabajado la psiquis del venezolano desde que este está por concebirse.

Allí estaban los venezolanos, demostrando con sus semblantes su compromiso de querer una patria libre y soberana, en donde todos seamos iguales, en el que se hacía transparente un encuentro de pigmentos de tonos entrecruzados que siente que èsta es la única oportunidad que se le presenta para construir una opción diferente que les permitan redimensionar al imaginario que se encuentra en circunstancia de debilidad manifiesta para salir de ese polimorfo que se adueñadop de su personalidad, como de sus diferentes formas de ver las cosas, lo cual se ha transformado en fuentes para formular criterios y líneas de acción en la búsqueda de su fortalecimiento, donde se han mantenido con mucho más fuerza, los rasgos y la simbología de una presencia que se impone, y que siente que este ha sido el único gobierno que lo tomado en cuenta que ha ido consolidando una infraestructura humana comprometida, en el que las mayorías se siente representada y donde se ha visto al gobierno como legítima expresión de la interpretación mayoritaria de los intereses generales de la sociedad, que se ha dedicado a sacar de ese letargo al pueblo venezolano para que él asuma su compromiso histórico y para que no siga viviendo indiferente a lo que serpentea entre el cerro y el mar, en el que los seres y las cosas se desenvuelven en un universo aparentemente dotado de las mismas magnitudes que vértebra la realidad de los otros, en el que no importa el acontecer de los cotidiano.

Por ello Chávez será nuevamente el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, puesto que el pueblo ha visto en su carisma y acción, un fogonazo para alimentar su espíritu, una melancolía al aire libre, donde se contempla un mundo distinto, en el que se mezclan, imágenes y sonidos, explayados en un universo plano, a manera de mapa ancestral, donde oímos el color contar cuentos y consejas, hasta hacer que su empatía se convierta en un diálogo vivo que termina exaltándolo por una vía vinculada a la abstracción que hace que la utopía se convierta en una realidad diferente, porque lo que está en juego es conservar los logros geopolíticos, económicos, sociales, y culturales que hemos obtenido y que además implica no volver al pasado, como abrir los portones del nuevo futuro que nos espera para avanzar hacia los nuevos escalones para tener una patria bonita.