Henri Wilno
Viento Sur

Cerca de cuatro años después de la quiebra del banco americano Lehman Brothers, la crisis está lejos de haber terminado. Además de Grecia, España o Italia, la zona euro muestra un crecimiento penoso. En el mundo, incluso China conoce una ralentización de su actividad.

Estamos ante una crisis de una gravedad excepcional, una crisis larga que dura desde hace ya más de cuatro años y ninguna de las grandes potencias económicas, incluyendo las emergentes, está ya a salvo”.

Se puede por una vez estar de acuerdo con este diagnóstico de François Hollande en su discurso pronunciado en Châlons-en-Champagne el pasado 31 de agosto (lo que no quiere decir que se apoyen los remedios que propone). Nos acercamos al aniversario de la quiebra del banco americano Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, sin que se dibuje ninguna salida de la crisis.

El penoso crecimiento mundial

Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicadas a mediados de julio dan fe de la nueva ralentización de la economía. El crecimiento de los países “avanzados” (América del Norte, Unión Europea, Corea del Sur, etc.) es dos veces menos elevado que en 2010. El marasmo es particularmente fuerte en la zona euro con un crecimiento negativo en 2012 (-0,3%). Francia sale un poco mejor parada que sus vecinos (+0,3%), pero con esta cifra el paro se va a disparar: el ministro de trabajo, Michel Sapin ha anunciado que el umbral del 10% de parados estaba ya franqueado. De hecho, Francia se dirige hacia su récord de paro desde 1975: 10,8% en el primer semestre de 1997 -solo Francia, sin contar los DOM-TOM- (Dominios y Territorios de Ultramar ndt). En el resto del mundo la ralentización es limitada pero real. El crecimiento de Brasil es tres veces menos elevado que en 2010. El de India baja también y será sin duda en 2012 más débil que el previsto por el FMI (del orden del 5,5%). Lo mismo ocurre en China, que debería estar con un crecimiento del 7,5%.

Detrás de este paisaje, podemos observar tres fenómenos principales:

– La debilidad del crecimiento en los Estados Unidos y en Europa es el índice de que las causas iniciales de la crisis no han sido superadas: tendencia a la sobreacumulación, peso de las deudas acumuladas, incertidumbres sobre el balance de los bancos que mantienen la desconfianza, ingeniosidad de los especuladores y financieros.

– Las principales clases dominantes de los países occidentales están desgarradas por sus divisiones sobre la estrategia económica: republicanos ultraliberales contra demócratas en los Estados Unidos, divisiones entre países en Europa.

– El final de la ilusión según la cual las economías emergentes, y particularmente la china, podían venir a salvar a las economías de la OCDE.

En los Estados Unidos y en Europa, las burguesías y su representación política están divididas sobre la forma de gestionar las finanzas públicas (en Estados Unidos) y la cuestión monetaria (en la zona euro); pero unificadas sobre las políticas de austeridad social y salarial y la voluntad de mantener el marco neoliberal. Ningún cambio importante de conjunto de esta orientación está en el orden del día.

En los Estados Unidos, Obama y Romney son ambos, cada uno a su manera, candidatos del “1%”, según la fórmula del movimiento Occupy Wall Street. Sin embargo, una victoria del republicano Romney marcaría una vuelta a políticas ultrarreaccionarias y belicistas.

Europa, eslabón débil de la situación

Europa aparece como el eslabón débil en la configuración del capitalismo actual. Su crecimiento, como hemos visto, es el más calamitoso de todas las grandes zonas económicas. Su recesión en 2012 debilita el comercio mundial a través de la ralentización de sus importaciones, y por tanto de la actividad de los demás países, mientras que su crisis financiera (situación de los bancos, deudas públicas) aumenta la incertidumbre mundial. Tras tantas cumbres europeas presentadas como decisivas, la crisis bancaria española combinada con la situación de Grecia ha marcado una nueva etapa.

Las medidas de austeridad acentúan la debilidad del crecimiento y del paro, pero ningún sector esencial de las clases dominantes apoya un giro de conjunto de las políticas económicas y no hay presión efectiva del movimiento obrero europeo en ese sentido. Ciertamente, por primera vez, la Confederación Europea de Sindicatos se ha opuesto a un tratado europeo rechazando el tratado presupuestario. Pero hay una distancia entre tales declaraciones y la preparación de movimientos de conjunto de los asalariados europeos. Movimientos de conjunto que irían más allá de las jornadas de acción a las que los poderes no están dispuestos a hacer la menor concesión. En fin, los antiliberales radicales y los anticapitalistas son demasiado débiles y están demasiado poco coordinados como para influir a favor de soluciones radicales a nivel europeo.

Quienes se benefician de la crisis y la masa de los demás

A escala mundial, 25 millones de millonarios, que representan el 0,5% de la población, concentran ellos solos el 36% de las riquezas, según el informe 2011 sobre la riqueza mundial del Crédit Suisse. Un informe del Centro de Investigación del Congreso de los Estados Unidos muestra que los americanos más ricos se han enriquecido desde 2001: el 10% de la población posee ya el 75% de la riqueza nacional y, entre ellos, el 1% más rico es dueño de cerca del 35%.

Otros pagan los platos rotos, como muestra un informe reciente de la Oficina Internacional del Trabajo. Limitándose a los países desarrollados (lo que no quiere decir que el resto del mundo esté a salvo):

– El paro roe las sociedades y la situación de los jóvenes es particularmente crítica. La tasa de paro de los jóvenes supera el 45% en Grecia y en España (en España, ha pasado del 18% en 2007 al 45,8% hoy). El paro de larga duración ha progresado.

– La calidad de los empleos se ha deteriorado. La parte de los empleos a tiempo parcial y de los CDD -contratos de duración determinada- (de diversos tipos, incluyendo los interinos) ha progresado entre 2007 y 2011. Los empleos de los CDD y eventuales han sido los primeros suprimidos al principio de la crisis pero, luego, las contrataciones se han hecho en mayor proporción bajo esta forma. Estos empleos tienen rentas menores que los empleos estables.

– Menos acceso a la salud. En Europa, el caso de Grecia es el más dramático con recortes del 40% del montante del presupuesto de los hospitales públicos. En los Estados Unidos, las familias deben soportar ya gastos de salud ruinosos tras la pérdida de su empleo y del seguro de enfermedad que le está ligado y el impacto de la reforma Obama no se hará sentir realmente más que en 2014.

– Brechas en el derecho laboral. Numerosos países han conocido reformas del derecho laboral que han flexibilizado frecuentemente las reglas del despido. La proporción de asalariados cubiertos por convenios colectivos ha disminuido. En Grecia, España y Portugal, leyes introducidas desde 2010 permiten derogar acuerdos de rama y reducen las garantías individuales y colectivas en caso de despido.

– Austeridad presupuestaria. Veintidós de los veintisiete países de la UE han bloqueado o reducido los salarios de los funcionarios. El mismo número de ellos ha reducido las prestaciones sociales: prestaciones de desempleo y jubilaciones (retraso de la edad, disminución d ellas pensiones, acceso más difícil).

Fuente: http://www.npa2009.org/content/quatre-années-de-crise

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR