El hombre de las Azores se ha perdido en el tiempo y en el espacio. Su máquina del tiempo le ha tenido que jugar una mala pasada porque ya no estamos a principios de los años 80s en América Latina. La propuesta de Aznar es la relectura del Consenso de Washington (otro eufemismo: fue el menor de los consensos). Pide lo de siempre: más mercado, más austeridad, más flexibilidad, más apertura. Y lo exige en la misma forma de antaño: con reformas estructurales. El alzheimer político de Aznar debe estar muy avanzado para no recordar que todas estas reformas estructurales ocasionaron economías muy desestructuradas socialmente en América Latina. Los planes de ajuste consiguieron desajustar sin piedad las condiciones de vida de las grandes mayorías. La amnesia del ex presidente le impide acordarse que Bolivia, por ejemplo, fue aplaudida por la troika de la época (FMI, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo) por ser el mejor alumno en todas las recetas neoliberales plasmada en el decálogo (mercado, austeridad, flexibilidad, liberalización, aperturismo). Aún más increíble de creer: Bolivia sacó la mejor nota del perversamente llamado Índice de Avance en Reformas Estructurales, algo más de 0.75 de media. Sin embargo, la propia CEPAL, con datos, contradecía el éxito proclamado por las instituciones económicas hegemónicas; los resultados fueron más pobreza, más desigualdad, más exclusión social, más precariedad laboral. Las décadas perdidas (o mejor dicho, sufridas) fueron fruto de las viejas prescripciones del neoliberalismo, ahora retomadas por el Señor Aznar. Lo siento, señor ex presidente, ahora ya sólo preside en FAES, y asesora a grandes transnacionales, y el pueblo latinoamericano ha decidido, en gran medida, hacer las cosas de otra manera, y no escuchar a gente precisamente como usted. Si puede, señor Aznar, ¿por qué no se calla?
Alfredo Serrano Mancilla es Doctor en Economía, Coordinador América Latina Fundación CEPS (@alfreserramanci)
http://blogs.publico.es/otrasmiradas/336/aznar-por-que-no-te-callas/