El diario Yediot Aharonot tituló: “Decididos a atacar Irán en otoño”(septiembre), haciendo referencia Netanyahu y Barak, para supuestamente emprender sus planes antes de las elecciones de Estados Unidos previstas para el 6 de noviembre.
“Pero también resulta muy relevante que ninguna personalidad de la clase dirigente, ni en el Ejército, ni en los círculos de la Defensa, ni siquiera el Presidente, apoye actualmente un ataque israelí”, acotaron.
Las amenazas de Israel contra las instalaciones nucleares de Irán no es algo nuevo, sin embargo, el gobierno de Tel Aviv insiste junto a su aliado Estados Unidos, mantienen una constante adevertencia a la nación persa porque consideran que podrían llevar adelante un arma de destrucción. No obstante, hasta el momento no se han conseguido pruebas que confirmen las sospechas de Tel Aviv y Washington.
Por su parte, el diario Haaretz escribió en su primera página sobre las declaraciones de un dirigente del Gobierno que pidió mantener reservada su identidad. “Israel tiene que preguntarse de manera responsable qué sentido tendría no actuar en este momento”, citó el rotativo en relación al funcionario israelí.
Entretanto, el periódico Maariv colocó en su portada una encuesta que indica que el 37 por ciento de los ciudadanos israelíes consultados opinan que si Irán tuviera un arma nuclear se podría desarrollar “un segundo Holocausto”.
El Gobierno aseguró que el programa nuclear sólo tiene fines civiles. En tal sentido, considera que su país estaría amenazado si Irán dispusiera de la bomba atómica.
No obstante, este jueves el ministro de la Defensa afirmó que “las estimaciones de los estadounidenses sobre la posibilidad de que Irán pueda disponer de la bomba atómica (…) se acercan a las nuestras”, por lo que “hace que la cuestión iraní sea un poco más urgente”.
Este miércoles, el exprimer ministro ruso y experto en asuntos de Medio Oriente, Yevgeny Primakov, advirtió sobre las consecuencias que dejará en la región un posible ataque de Israel a Irán.
Irán siempre ha sostenido que su programa nuclear persigue fines pacíficos y de desarrollo civil, hecho que ha demostrado al permitir supervisiones a sus instalaciones de parte de autoridades de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), además de mostrar al mundo los avances logrados en esa materia.