“Citius, altius, fortius”, es el lema de los Juegos Olímpicos que, presumiblemente, se desarrollan a partir de una premisa casi lúdica de hermanar a las naciones a través del deporte. Ese es un fin loable. Es sabido que las actividades deportivas contribuyen a la cohesión social, amén de mejorar la calidad de vida de las personas. Asimismo, el deporte tiene importantes consecuencias para la salud: en 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) puso en marcha la iniciativa “por tu salud, muévete”, debido a que ya se ha documentado ampliamente por parte de diversos especialistas que la falta de actividad física, junto con una alimentación poco saludable, son los principales factores de riesgo que contribuyen a la morbilidad y mortalidad por enfermedades crónicas en el mundo.1
Por lo tanto, el deporte “se reivindica como una actividad humanista, destinada a favorecer el desempeño deportivo de los hombres, a mejorar la salud pública, participar en la expansión del ludismo y a convertirse en un factor de integración y amistad. Contribuye a la emancipación de las mujeres, a la lucha contra el racismo y la xenofobia, a la aceptación, por parte de los individuos, de los valores republicanos y a la manifestación, para los más afortunados, del ascenso en la escala social”.2
El deporte, por lo tanto, recibe cada vez más atención de parte de las sociedades. Ello es positivo, pero también plantea el desafío de que las autoridades de cada país lo someten al quehacer político, buscando derivar beneficios particulares, alejados del bien común. Por tanto, “el deporte está lleno de tensiones, entre el pueblo y las élites dominantes, entre innovación y restauración, entre liberación y colonización. Cuando se pretende armonizar estas contradicciones, se ignoran aspectos relevantes y esenciales del deporte”.3
Puesto que la política deportiva es responsabilidad del Estado, un evento como los Juegos Olímpicos posibilita que los países proyecten una imagen de liderazgo y poder ante el mundo. Es una forma de mostrarle a otras naciones los logros de las políticas de determinado Estado en el terreno deportivo y en rubros relacionados –como el alimentario, el educativo, etcétera. Los deportistas exitosos, por su parte, pueden convertirse en genuinos embajadores promotores de una imagen positiva del país del que proceden. Todo ello se resume, en que el deporte es una herramienta al servicio del poder, aunque también de la economía.
En 2012, Londres por tercera ocasión será sede de los Juegos Olímpicos. Previamente, en 1908 y 1948, la capital inglesa albergó la más importante justa deportiva del mundo, aunque en condiciones muy diferentes a las de ahora. Baste mencionar, por ejemplo, que en 1908 el mundo se encontraba en buena medida bajo dominio colonial, por lo que sólo concurrieron 22 países y 2008 atletas, entre quienes figuraron apenas 37 mujeres, y las disciplinas deportivas eran 26.4 Para 1948 –hay que recordar que se tenía previsto celebrar los juegos olímpicos en 1944 en la citada capital inglesa, lo cual no pudo ser debido al desarrollo de la segunda guerra mundial– participaron 59 países y 4 mil 104 atletas, de los que 390 eran mujeres, en 17 disciplinas.5
En la actualidad, Londres dará la bienvenida a 205 países/comités olímpicos nacionales que acudirán con una representación de aproximadamente 10 mil 500 atletas para competir en 26 deportes y 39 disciplinas. Se estima que en porcentajes la composición por género será a razón de 6 a 4, es decir, 60% del número total de los atletas serán hombres y el 40% mujeres que competirán en las diversas justas.(6) Asimismo, las autoridades británicas erigieron infraestructura específica para hospedar a los deportistas y para contar con instalaciones deportivas requeridas, independientemente de las que ya existían.
Al margen de los números, los Juegos Olímpicos revisten gran importancia política y económica, y cuentan con la concurrencia de actores estatales y no estatales, siendo los segundos tanto o más importantes que los primeros.(7) Lejos de ser actividades que hermanen a las naciones –donde “lo más importante no es ganar sino competir”–, las olimpiadas ponen de manifiesto la enorme distancia entre países desarrollados y en desarrollo, ejemplificando, una vez más, el irresoluble conflicto Norte-Sur.
Los juegos olímpicos y las disparidades Norte-Sur
En los Juegos Olímpicos que se efectuaron en Beijing en 2008, se otorgaron 958 medallas a atletas de 81 países/comités olímpicos nacionales. Esto significa que de los 204 países/comités participantes, sólo el 39% obtuvo alguna presea. Ahora bien: de las 958 preseas entregadas, los 10 países que encabezaron el medallero olímpico, acapararon 540, esto es, el 56% de las mismas, por lo que otras 71 naciones se repartieron las 418 restantes.
Siguiendo con este razonamiento, entre los 10 países punteros, se observa una cerrada disputa, en particular entre la República Popular China (RP China) y Estados Unidos (véase el cuadro anexo), dado que los chinos dominaron las preseas doradas, si bien la Unión Americana fue el país que más medallas se adjudicó. Con todo, no deja de ser impresionante el desempeño de los atletas chinos, quienes, de un total de 302 medallas de oro que fueron otorgadas en el torneo de Beijing, se hicieron de casi el 17% de las mismas, es decir, prácticamente, una de cada cinco preseas doradas fue a parar a manos de algún deportista chino.
De los 10 países punteros en el medallero olímpico de Beijing, siete son desarrollados, uno es un país en transición (Rusia), y dos son naciones en desarrollo (RP China y Corea del Sur). Todos ellos han albergado los Juegos Olímpicos y en ciertos casos, más de una vez.
Los países en desarrollo, con excepción de los que encabezan el medallero olímpico, han sido rara vez organizadores de un evento de estas proporciones. Las razones son evidentes: los juegos olímpicos demandan infraestructura, seguridad, gastos logísticos, promoción, etcétera, y estas son condiciones que no tan fácilmente pueden reunir las naciones más marginadas. Baste mencionar que a la fecha ningún país del continente africano ha sido sede de las olimpiadas. De hecho, fuera de Beijing y Seúl, sólo México, en 1968, fue capaz de albergar este evento, por cierto, en un contexto nacional e internacional particularmente difícil. Brasil será el segundo país latinoamericano en la lista de anfitriones en 2016, a pesar de que en 2014 también será sede de la copa del mundo.
Con todo, se trata de una inversión recuperable. Los Juegos Olímpicos de Londres tendrán un costo aproximado de 14 mil millones de dólares, gran parte de los cuales han sido sufragados por el sector privado y otras aportaciones. Según Visa, el consumo de productos relacionados con la justa veraniega de Londres generará un gasto por mil 220 millones de dólares. Adicionalmente, Londres aportará a la economía británica como resultado de este evento, unos 8 mil 280 millones de dólares. Es cierto que las autoridades británicas han invertido en promocionales para invitar a las personas a visitar Londres en este verano, y para ello se invirtieron alrededor de 40 millones de dólares. Empero, las ganancias estimadas se calculan en casi 32 mil millones de dólares, esto es, 10 mil millones por arriba de las que generaron las olimpiadas de Beijing en 2008.(8) Por lo tanto, Brasil en 2016 no sólo mejorará su imagen internacional, sino que podrá embolsarse una importante cantidad de recursos financieros con motivo de esta competición deportiva. Aun así subsiste la pregunta de cuántos países en desarrollo podrán emular a Brasil en el futuro. ¿Albergará algún día algún país africano los Juegos Olímpicos?
Entre los países en desarrollo, fuera de los que ocupan las 10 primeras posiciones en el medallero de Beijing, Jamaica –cortesía de Usain Bolt– y Kenia –con sus maratonistas– son los más destacados, con un total de 11 y 14 medallas, respectivamente. En el caso de América Latina y el Caribe, detrás de Jamaica, el país más aventajado es Brasil, con 15 preseas, si bien Cuba es, numéricamente, el más exitoso con 24.
¿Qué importancia revisten estas cifras? Independientemente de que revelan que los países punteros han puesto especial énfasis en la promoción del deporte, también evidencian que éste es parte integral del desarrollo nacional. No se trata de asumir que la fórmula “más desarrollo es igual a muchas medallas en las olimpiadas” es infalible, dado que, por ejemplo, Noruega, el país con el más alto desarrollo humano, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), apenas logró adjudicarse 10 medallas en Beijing. A partir de este ejemplo se podría debatir el sentido del deporte en una sociedad como la noruega, aparentemente más preocupada por promover un desarrollo menos desigual entre sus habitantes, que por dar muestras de superioridad en el atletismo y el deporte a los ojos del mundo. En contraste, la RP China, que obtuvo la mayor cantidad de preseas doradas en 2008, es un país con enormes disparidades sociales, lo que llevaría a pensar que, a diferencia de Oslo, prefiere sobre todo hacer de sus logros deportivos una muestra de poder ante el mundo, más que utilizar a estas actividades en beneficio del bienestar social de su población.
Al respecto, pensando en Cuba, el país más medallero del continente americano –con la excepción, claro está, de Estados Unidos–, parecería una nación cuyas políticas deportivas vendrían siendo una especie de híbrido entre el ejemplo de lo que significa el deporte para Noruega, y la utilidad del mismo en la RP China. Es sabido, por ejemplo, que en Cuba hay una decisiva promoción del deporte por parte de las autoridades y que desde el triunfo de la revolución se decidió eliminar el profesionalismo en términos de comercialización, apoyando, en cambio, el amateurismo bajo la consigna de que el deporte es un derecho del pueblo. Es conocida la asesoría que Cuba brinda a países como Brasil, Venezuela y Bolivia en materia deportiva, además de que la ínsula caribeña es una verdadera potencia en béisbol, boxeo, judo, lucha grecorromana y atletismo. También con frecuencia La Habana se enfrenta a la pérdida de atletas que desertan a otras naciones, lo que sin duda constituye una merma para el desarrollo de esta actividad en el país.
Con todo, al igual que en el caso de la RP China, también es cierto que las autoridades cubanas han exaltado los logros de sus deportistas en diversas oportunidades, a fin de destacar las bondades del sistema político, económico y social en que se desenvuelven. Sin ir más lejos, en agosto de 2008, en el marco de las olimpiadas de Beijing, Fidel Castro dio a conocer un comunicado en el que señalaba que la ínsula caribeña es el único país donde no existe el deporte profesional; que es la única nación que hace años creó una Escuela Internacional de Educación Física y Deporte de nivel superior, donde se han graduado muchos jóvenes de países en desarrollo y donde estudian en la actualidad alrededor de mil 500 alumnos sin pagar un solo centavo; que los atletas cubanos de alto rendimiento estudian gratuitamente como profesores de educación física y deporte y que el país ha graduado en centros superiores de enseñanza a decenas de miles de ciudadanos en esa especialidad, quienes prestan sus servicios a niños, adolescentes, jóvenes y personas de todas las edades, aunado a que muchos de ellos se involucran en los programas de cooperación con otras naciones en desarrollo, servicios que ofrecen a un costo mínimo, o de manera gratuita en algunos casos, efectuando una decisiva contribución al deporte en el mundo; y, por supuesto, Castro no dejó escapar la oportunidad para señalar que la ínsula caribeña era el único de los participantes en Beijing, económicamente bloqueado por el imperio más poderoso y rico que existió jamás.(9)
¿Cuánto cuesta una medalla olímpica?
El pobre desempeño deportivo de la mayor parte de los países en desarrollo tiene que ver con una triste realidad: una medalla cuesta, y mucho. Un atleta que compite demanda una inversión, en promedio, de unos dos millones de dólares al año, esto porque se requiere pagar gastos de un entrenador, del cuerpo técnico, un fisioterapeuta, más las giras para el “fogueo” del mismo, y sus medicinas y alimentación, entre otros insumos. Si un deportista aspira a competir en los juegos olímpicos, debe participar en competencias previas unas cuatro veces por año lo cual entraña gastos más los del staff de apoyo que trabaja con él. Así, aun cuando existen disparidades entre los países –es decir, no es lo mismo el costo de la preparación de Michael Phelps o de Usain Bolt que la de un maratonista keniano– se estima que el gasto mundial de las naciones en la preparación de los 10 mil 500 atletas que asistirán a Londres, es de aproximadamente 934. 5 millones de dólares considerando lo invertido en los pasados cuatro años.10
Al respecto, la experiencia mexicana es contradictoria. Cabe mencionar que para los juegos de Beijing de 2008, el país envió una delegación de 85 atletas, cuya preparación, según datos de la Comisión Nacional del Deporte (CONADE) costó 130 millones de pesos, suma superior a lo que se invirtió en la preparación para las justas de Atenas (80 millones de pesos) y Sidney (70 millones de pesos). Lo que resulta más irónico es que pareciera que a mayor inversión, menos medallas: en Sidney, el representativo nacional obtuvo 6 preseas, en tanto en Atlanta fueron 2. Como ya se señalaba anteriormente, en Beijing, México apenas consiguió tres medallas. Y para las olimpiadas de Londres, el titular de la CONADE, Bernardo de la Garza, explicó en abril pasado que a Londres asistirán 85 atletas cuya preparación requirió una inversión récord de 2 mil 800 millones de pesos, pese a lo cual se aspira apenas a la obtención de 2. 7 medallas, aunque el funcionario no descarta “alguna sorpresa”.11
La ocasión en que México tuvo su mejor desempeño en estos juegos, fue en 1968, cuando se embolsó nueve preseas, tres de cada denominación (oro, plata y bronce). Si bien es cierto que la motivación y el aspecto anímico fueron factores considerables en el desempeño de los deportistas mexicanos en 1968, evidentemente en aquellos años no se invertía en la preparación de los atletas a lo que se destina en la actualidad. Históricamente, México se ha hecho de 55 medallas desde que participa en los Juegos Olímpicos –su primera incursión fue en París, en 1900, donde obtuvo una medalla de bronce en polo–, de las cuales 12 han sido de oro, 18 de plata y 25 de bronce. De hecho, hay disciplinas donde México solía tener un notable desempeño, por ejemplo en atletismo (marcha), ámbito en el que el país no ha vuelto a brillar desde hace 12 años, cuando en las olimpiadas de Sidney Noé Hernández y Joel Sánchez se adjudicaron sendas medallas de plata y bronce en marcha de 20 y 50 kilómetros, respectivamente. Así, pareciera que lo que necesita el deporte en México no es gastar más, sino gastar bien a partir de una estrategia debidamente estructurada, toda proporción guardada, como han hecho Cuba, Brasil y otros países.
Ahora bien: es claro que ante los costos que entraña la preparación de los atletas que buscan ser competitivos en los juegos olímpicos, es necesario el patrocinio de empresas privadas porque los insumos requeridos no serían financiables únicamente con los apoyos gubernamentales. En El Salvador, país que nunca ha conseguido una medalla olímpica, la empresa Tigo invirtió en los pasados cuatro años, 220 mil dólares en 15 atletas que asistirán a Londres.(12) A manera de contraste se tiene el dato de que la preparación y el viaje del equipo ecuestre de Estados Unidos para las olimpiadas de Beijing de 2008, y que estuvo integrado por 43 atletas, costó 1. 3 millones de dólares, es decir, cinco veces lo que necesitará El Salvador para enviar a la totalidad de su delegación a la capital inglesa. En ambos casos, el apoyo de la iniciativa privada es fundamental, si bien la diferencia la marca la concepción que el Estado –el salvadoreño y el estadounidense– tiene sobre el deporte–: para la Unión Americana se trata de un asunto de prestigio y de despliegue de poder, en tanto para El Salvador lo más importante es hacer acto de presencia y, en el mejor de los casos, “foguear” a sus deportistas.
Del nacionalismo a la injerencia de las empresas transnacionales
En décadas recientes, y en particular tras el fin de la guerra fría, los juegos olímpicos han presenciado el tránsito del nacionalismo a la injerencia casi decisiva de empresas transnacionales, las que han contribuido a la comercialización del deporte en busca de un beneficio económico. Es verdad que existe un medallero en el que se registra a los países laureados, no así a los atletas galardonados. Sin embargo, salvo casos excepcionales, tienden a ser cada vez más importantes el atleta y sus patrocinadores, que el orgullo nacional. Así, el nombre del deportista se antepone a su nacionalidad, y, por ejemplo, Messi es un chico Adidas, Nadal es un chico Nike, y el Checo Pérez es un chico Infinitum. Este no es un tema menor, dado que el deporte tradicionalmente ha buscado ser un vehículo para la unidad nacional. Siempre se ha asumido que “es necesario contar con atletas crecientemente eficientes si es que se desea que el deporte sea un símbolo de unidad nacional y legitime al gobierno en turno” [y a las políticas que desarrolla en la materia].13 Es decir que si el desempeño de los atletas es mediocre, ello repercute no sólo en la autoestima nacional, sino en severos cuestionamientos a las autoridades. Ana Gabriela Guevara, medallista olímpica en Atenas 2004, siempre dejó en claro que su despunte como una de las 10 mejores velocistas de todos los tiempos a nivel mundial no fue resultado de una política nacional debidamente planeada por las autoridades, 14 sino del esfuerzo personal y, claro está, de los patrocinios privados.15
Así, los patrocinios privados y las grandes corporaciones transnacionales marcan la pauta. Para nadie es un secreto, por ejemplo, que en la elección de la sede para celebrar las olimpiadas del centenario en Atlanta (1996) , fue determinante la presión ejercida por intereses corporativos como los de las empresas Coca-Cola y Nike.(16) Este tema, sumado a la presencia de deportistas profesionales, tergiversa el pretendido espíritu de una competencia “entre iguales.” Vaya, sin ir más lejos, en Estados Unidos actualmente hay una polémica por las declaraciones del dueño de los Mavericks de Dallas, Mark Cuban, quien critica ferozmente la presencia de estrellas del dream team de la NBA en los juegos olímpicos de Londres, mas no porque ello trastoque el espíritu amauteurista de esas justas, sino porque, según Cuban, el comité olímpico estadounidense obtendrá los beneficios económicos. Lo que es más: Cuban criticó también al COI de falta de transparencia, porque, afirma, la institución no ha sido clara respecto a los ingresos que recibirá como resultado de la participación del dream team en Londres.17
No menos importantes son los escándalos de corrupción que involucran a altos directivos del Comité Olímpico Internacional (COI) a la hora de adjudicar sedes para los juegos olímpicos de verano e/o invierno. Ahí está el caso de los sobornos a miembros del COI por parte de dos exfuncionarios de Salt Lake City en Colorado, Estados Unidos, por un millón de dólares, para lograr que esa ciudad albergara las justas de invierno que efectivamente se celebraron en 2002. El juicio para deslindar responsabilidades se desarrolló en 2003.18 El escándalo fue de tal magnitud, que las empresas que tradicionalmente patrocinan al COI amenazaron con retirarle sus apoyos. Y es que a las empresas les interesa vender, pero si los nombres de las corporaciones eventualmente quedan vinculados a corruptelas, malos manejos, dopaje u otros escándalos, ello daña las expectativas económicas de los consorcios y puede afectar su presencia en el mercado. Vinculado con lo anterior figura el tema de los ingresos que recibe el COI por la venta de derechos de transmisión de las competencias deportivas a grandes corporaciones de los medios de comunicación. Al respecto, la NBC tras negociaciones con directivos del COI, ganó la puja a consorcios como ESPN y Fox Sports para retener los derechos de transmisión hasta 2020 a cambio de un acuerdo valuado en 4 mil millones de dólares, con lo que asegura no sólo la exclusividad para Londres en 2012, sino también de los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi, Rusia, en 2014; de las olimpiadas de verano en Río de Janeiro, Brasil, en 2016; de los juegos de invierno y verano de 2018 y 2020, respectivamente. (19) Sin embargo, ESPN no se quedó con las manos vacías dado que logró los derechos de transmisión de los Juegos Olímpicos de invierno en Vancouver en 2010 y de Londres para América del Sur en el presente año.20
Cabe destacar que los 4 mil millones de dólares referidos, son ingresos que ha atesorado el COI sin que hayan comenzado siquiera las competencias, y no son los únicos beneficios financieros que espera obtener. Vale la pena señalar que desde los juegos olímpicos de Atlanta de 1996, las ganancias para el COI no han parado de crecer, pasando en ese caso de 2 mil 63 millones de dólares a 3 mil 770 millones en Sidney 2000; a 4 mil 180 millones en Atenas 2004; y a 5 mil 450 millones en Beijing 2008.
Las exigencias de los patrocinadores y el dopaje
Puesto que en los juegos olímpicos y prácticamente en cualquier justa deportiva lo más importante no es competir sino ganar, el dopaje se ha convertido en una práctica recurrente que no sólo atenta contra los valores y la ética deportiva, sino que pone en riesgo la salud de los atletas. La historia del dopaje se remonta a los juegos olímpicos de la Grecia clásica, donde algunos atletas utilizaban extractos de plantas, hongos o animales antes de competir a efecto de mejorar su rendimiento. En la era moderna, paralelamente al auge del deporte profesional y el declive del amateurismo, se observan cada vez más métodos sofisticados para mejorar artificialmente el rendimiento deportivo. De hecho, además de la gloria que implica recibir una medalla, otra motivación para el dopaje son los beneficios económicos de los patrocinadores. En este sentido, el propio sistema deportivo imperante alienta el dopaje ante lo frustrante que puede ser para un atleta no lograr la competitividad que desea, además de que ello podría conllevar el retiro de patrocinios millonarios. Un ejemplo, en el ámbito del ciclismo, fue el dopaje de Alberto Contador en el Tour de France de 2010, mismo que le implicó perder su título y ser suspendido por dos años, así como de enfrentar sanciones económicas que podrían llegar a los 6.5 millones de dólares entre multas y pérdidas de ingresos.(21) Sin embargo, las sanciones no sólo afectan al atleta, sino a otras instancias directamente relacionadas con él y la disciplina que practica. Así, cuando un deporte se ve salpicado por un escándalo de dopaje, no sólo sufren los equipos, los clubes, y los administradores, también los atletas, cuyos altos salarios, primas y otras fuentes de ingresos financieros resienten los efectos.22
Sin embargo, lo más grave es que en muchos casos se busca injerir sustancias que puedan “burlar” los controles de dopaje que de manera cotidiana se aplican a los deportistas. Justamente en el ciclismo, disciplina que ha estado en el ojo de la tormenta tras los escándalos por el consumo de estimulantes de los atletas en los años 90 y a mediados del 2000, la percepción imperante es que se trata de un deporte donde lo menos importante es quién es el más veloz, es más bien, quién utiliza los mejores químicos.23
Puesto que el dopaje daña la imagen del deporte, el COI se dio a la tarea de apoyar la creación de la Agence Mondiale Antidopage (AMA, también conocida como WADA por sus siglas en inglés) el 10 de noviembre de 1999. La AMA tuvo su sede inicialmente en Lausana, Suiza, pero en 2001 se decidió que su residencia se asentara en Montreal, Canadá. La AMA cuenta con un código mundial antidopaje, el cual armoniza las políticas contra el consumo de estimulantes en todos los deportes y países. Cada año, la AMA da a conocer la lista de sustancias prohibidas donde se presentan los compuestos, nombres y métodos considerados como dopaje para las disciplinas deportivas.
México tuvo que lidiar con los reclamos de la AMA en torno al escándalo que se produjo en el marco de la Copa de Oro, cuando cinco futbolistas mexicanos dieron positivo con clembuterol en los controles de rutina efectuados por las propias autoridades nacionales. Cuando se tuvo conocimiento de este incidente, la AMA consideró que las autoridades mexicanas habían actuado de manera permisiva y laxa ante el suceso. Más tarde, cuando la AMA recibió toda la información, llegó a la conclusión de que en México hay un serio problema de salud pública con el clembuterol, situación que fue corroborada más tarde, cuando 109 futbolistas que participaron en el Mundial Sub-17 dieron positivo con esa sustancia y por lo tanto, la agencia consideró satisfactorias las explicaciones de las autoridades nacionales.24
El dopaje no reconoce nacionalidades ni discrimina entre las disciplinas deportivas. Sin embargo, es muy frecuente que los atletas involucrados en pruebas de atletismo y la halterofilia recurran al uso de estimulantes para mejorar su desempeño. Cabe destacar que los juegos olímpicos de Atlanta registraron una cifra récord de 22 deportistas dopados, la mayoría en las disciplinas descritas.
¿Juegos Olímpicos para todos?
Como es sabido, el COI se integra por 205 comités olímpicos nacionales, con lo que supera el número de miembros que posee la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es el evento deportivo más importante que presencian millones de seres humanos en todo el mundo gracias a los diversos medios de comunicación disponibles. En esta oportunidad, además de la cobertura tradicional por televisión, el COI habilitó un canal en YouTube para la transmisión en vivo y en alta definición de 2 mil 200 horas de justas deportivas abiertas a todo el público interesado y sin restricciones de ningún tipo. Pero eso no es todo. La empresa Terra llevará a cabo transmisiones para 17 países latinoamericanos, también de manera gratuita.
Las de Londres, serán las primeras olimpiadas de las redes sociales, o bien, como lo explicó Andy Hunt, jefe de la Asociación Olímpica Británica, serán los “juegos Twitter”. Tan sólo en el parque olímpico habrá una cobertura Wi-Fi con 1 800 ruteadores además de que se transmitirá, por primera vez, video 3D en alta definición en vivo. Asimismo, en las estaciones del metro londinense habrá un servicio de Wi-Fi gratis, proporcionado por la autoridad estatal responsable, a la usanza de lo que ocurre en otras ciudades del mundo, sólo que en la capital inglesa el sistema deberá proveer el servicio adicionalmente a los 5 millones de turistas que arribarán a Londres para este magno evento. Así en el famoso Tube y en los hoteles, los restaurantes, los Pubs y otros lugares se conectarán visitantes, periodistas y deportistas con sus computadoras portátiles, teléfonos inteligentes y tablets, para transmitir por diversos motivos –trabajo, información, presunción, etcétera; sus experiencias, enviar imágenes y videos de alta definición.
La British Broadcasting Corporation (BBC) ha indicado que planea transmitir cada evento deportivo en la red, lo cual supone más de dos mil horas de video, lo que implicará una gran carga a la infraestructura de internet de esa ciudad, diseñada para un uso cotidiano que no contempla una afluencia tan nutrida de usuarios. Claro que las autoridades instalaron más fibra óptica y otros insumos tecnológicos para asegurar la disponibilidad del servicio en beneficio de los turistas sin perjuicio de las necesidades de comunicación de los londinenses.
Ya en los juegos de 2008 se introdujo un sistema de acceso de información para que los periodistas tengan los resultados de las competencias en tiempo real y puedan comentar y analizar la información a placer. El sistema ha sido mejorado y estará disponible en Londres.
Una polémica muy comentada es la surgida a propósito de que, según las disposiciones del COI, los atletas sólo podrán publicar en Facebook o Twitter fotografías con los productos de los patrocinadores. De igual forma, por razones de seguridad, no deberán publicar imágenes sobre sus habitaciones. Por su parte, los asistentes no podrán dar a conocer fotografías o video de los atletas durante las competencias. No queda claro, sobre todo en el caso de los deportistas, cómo podrá el COI proteger los intereses de los patrocinadores en los términos descritos, dado que la opción que tienen los atletas de usar el Centro Olímpico Online para que puedan conectarse con sus fans, amigos y familiares, no parece tan práctica, aunque sí cumplirá la función de proveer información.(25)
Y así como la tecnología para comunicar e informar estará disponible literalmente en las puntas de los dedos, un tema que no se puede soslayar es el de la seguridad para garantizar que los Juegos Olímpicos se desarrollen sin contratiempos. Lamentablemente las justas olímpicas han sido escenario de hechos muy desafortunados tanto en Munich (1972), como en Atlanta (1996) y en el caso de Londres, no se sabe si fue una coincidencia o no, pero un día después de que el COI anunció que la capital inglesa sería la sede de las justas veraniegas de 2012 (6 de julio de 2005), se produjo un terrible atentado terrorista que afectó la red de transporte público y la infraestructura de telecomunicaciones de Londres. A las 8:50 de la mañana del 7 de julio explotaron tres bombas a intervalos de 50 segundos entre una y otra, en tres vagones del metro. Una cuarta bomba explotó en un autobús a las 9:47 de la mañana en la Plaza Tavistock. Los atentados, considerados los más letales en Londres desde la segunda guerra mundial, provocaron la muerte de 56 personas y dejaron a otras 700 heridas. La organización terrorista Al-Qaeda se adjudicó la autoría de los mismos.
Si bien no se ha establecido una relación directa entre la elección de Londres como sede de los Juegos Olímpicos y el atentado descrito, es evidente que el terrorismo busca realizar acciones de alto impacto que lleguen al mayor número posible de personas, a efecto de transmitir su “mensaje”. Por ello, las fuerzas armadas británicas estarán en alerta ante cualquier eventualidad que se produzca. Las medidas adoptadas contemplan el emplazamiento de instalaciones de misiles tierraaire. La operación destinada a garantizar el correcto desarrollo de los juegos olímpicos se denomina guardián olímpico e involucra a diversos cuerpos de seguridad británicos, cuya tarea fundamental es dar tranquilidad a la población residente y a los turistas, a parte de disuadir a posibles delincuentes que pretendan irrumpir con actos violentos en Londres.
Así, la mesa está puesta para un evento que promete batir nuevos récords, emocionar a algunos con el desempeño de los atletas, y frustrar a otros tantos que desearían que los juegos fueran realmente un suceso que contribuya a un mundo mejor. Sin embargo, como evento de alcances globales, la justa veraniega permitirá que sólo unos cuantos se beneficien de ella, sea en el terreno económico y comercial, o bien en el político.
Notas
1 La OMS estima que mueren más personas en el mundo a causa de la obesidad que por la desnutrición, situación que invita a la reflexión, debido a las connotaciones socieconómicas –como la desigual distribución de la riqueza en el mundo– que este problema posee.
2 Gautier Fontanel, Liliane Bensahel y Jacqies Fontanel (2009), « Le sport comme expression de la puissance publique et d’une appartenance politique », en Maxence Fontanel y Jacques Fontanel (ed.), Géoéconomie du sport. Le sport au coeur de la politique et de l’économie internationales, Paris, L’Harmattan, p. 15.
3 Mario Alexander Reyes Bossio (13 de octubre de 2006), “Política deportiva: factores reales del sistema deportivo”, en Liberabit, Lima, Perú, p. 1.
4 Los jugos olímpicos de 1908 debieron efectuarse en Roma. Sin embargo en Italia se produjo un fuerte disenso interno sobre el particular.
5 En esta ocasión hubo una gran controversia debido a la destrucción imperante en la Gran Bretaña tras la segunda guerra mundial y lo difícil –e inoportuno- de albergar las justas olímpicas en esas condiciones. De hecho, para estos juegos olímpicos no se construyó ninguna instalación deportiva, amén de que los atletas fueron hospedados en barracas y escuelas.
6 En los juegos olímpicos de Atenas 2004 hicieron acto de presencia 202 comités olímpicos nacionales con 5295 hombres y 5329 mujeres. En Beijing, 2008, acudieron representativos de 204 comités olímpicos nacionales, con 6 294 hombres y 4 608 mujeres.
7 El mejor ejemplo de ello es que el Comité Olímpico Internacional es un organismo no gubernamental que tiene la responsabilidad de organizar y desarrollar los juegos olímpicos. Creado el 23 de junio de 1894 por el Barón Pierre de Coubertin en París, se propuso inicialmente revivir las justas olímpicas que antaño se efectuaron en Grecia. El comité se integra por 205 comités olímpicos nacionales, y es presidido por el belga Jacques Rogge.
8 Revista Mercados y Tendencias (29 de mayo de 2012), “Especial Olimpiadas Londres 2012: sin dólares no hay paraíso”, disponible en http://www.revistamyt.com/myt/especiales/4451-especialolimpiadas-londres-2012-sin-dolares-no-hay-paraiso
9 Radio Mundial (agosto 27, 2008), “Fidel reitera logros deportivos a pesar de bloqueo y ley de ajuste”, disponible en http://www.radiomundial.com.ve/node/199592
10 Revista Mercados y Tendencias, Ibid.
11 El Pionero (18 de abril de 2012), “De la Garza no garantiza medallas en Londres”, disponible en http://elpionero.com.mx/notas.pl?n=35050&s=d
12 Revista Mercados y Tendencias, Ibid.
13 Donald Macintosh con Tom Bedecki y C. E. S. Franks (1988), Sport and politics in Canada. Federal Government Involvement since 1961, Montreal, McGill-Queen’s University Press, p. 5.
14 Medio Tiempo (26 de enero del 2012), «Ana Guevara desaprobó metas de CONADE para Londres 2012”, disponible en http://msn.mediotiempo.com/mas-deportes/juegos-olimpicos/noticias/2012/01/26/ana-guevara-desaprobo-metas-de-conadepara-londres-2012
15 Los patrocinios privados constituyen un arma de doble filo: se les requiere porque son los que permiten que los atletas cuenten con los recursos necesarios para su preparación, pero en muchas ocasiones, las exigencias de dichos patrocinadores pueden distraer a los deportistas de su trabajo de entrenamiento y preparación, como parece haber ocurrido en cierto momento con la citada Ana Gabriela Guevara.
16 Gautier Fontanel, Liliane Bensahel y Jacques Fontanel (2009), « Le sport, expression suprême de la mondialisation économique », en Maxence Fontanel y Jacques Fonatel (ed.), Op. cit., p. 29.
17 Terra (23 de abril de 2012), “Mark Cuban critica presencia de estrellas de NBA en los juegos”, disponible en http://deportespe.terra.com.pe/juegos-olimpicos/londres-2012noticias/0,,OI5735615-EI19605,00-Mark Cuban critica presencia de estrellas de la NBA en los Juegos.html
18 Una investigación posterior al escándalo culminó con la renuncia o expulsión de 10 miembros del COI. Véase BBC Mundo (28 de octubre de 2003), “Soborno olímpico a juicio”, disponible en
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3219000/3219671.stm
19 SDP Noticias (7 de junio 2011), “NBC retiene derechos de transmisión de olimpiadas”, disponible en
http://sdpnoticias.com/nota/89415/NBC_retiene_derechos_de_transmision_de_olimpiadas
20 ESPN es propiedad, en un 80 por ciento, de la ABC Incorporated que a su vez es una subsidiaria de The Walt Disney Company.
21 Bill Wilson (s/f), “Londres 2012: el verdadero precio del dopaje”, en BBC Mundo, disponible en
22 Ibid.
23 Ibid.
24 CNN México (17 de octubre de 2011), “109 mundialistas de la Sub-17 en México dieron positivo en clembuterol”, disponible en
25 La Nación (6 de junio de 2012), “Impresionante despliegue tecnológico en Londres para los juegos”, disponible en http://www.lanacion.com.ar/1479358-el-imponente-despliegue-tecnologicoque-prepara-londres-para-los-juegos
– María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
etcétera, 24 de julio, 2012 – http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=13947&pag=1