Autor: contrainjerencia
7 de agosto de 2012.- Olga Hutnik, una compradora de farmacia para la Universidad de Miami (UM), notó algo extraño en mayo del 2011 cuando vio los resultados de un nuevo programa para seguir el recorrido de los medicamentos en el sistema médico de UM: aparentemente estaban desaparecidas cientos de jeringuillas de una cara medicina contra el cáncer, reporta The Miami Herald.

El nuevo programa “no era el más confiable”, dijo Hutnik posteriormente a los investigadores, así que ella decidió contar de forma manual las jeringuillas de Neulasta, un medicamento que se usa para elevar las células blancas de la sangre para reducir el riesgo de infección a un costo de $2,600 por dosis.

 

La decisión, dicen los registros de la corte, llevó eventualmente al arresto de un empleado de UM – y el sorprendente descubrimiento de que $14 millones en medicinas por receta se habían perdido durante un período de tres años del Centro General del Cáncer Sylvester de la universidad. El técnico en farmacia Manuel Gerardo Pacheco –quien parecía estar “viviendo más allá de sus medios”, dijeron posteriormente los investigadores– fue acusado con cuatro cargos de robo en gran cuantía, dos cargos de traficar en medicinas por receta y un cargo de negociar propiedad privada. Se declaró no culpable.

“Obviamente, alguien dejó que escapara la pelota”, dijo Randy Kroner, un experto contable de Miami. Agregó que la mayoría de las grandes organizaciones tienen auditores internos que aseguran que se siguen los controles apropiados –contar los suministros que llegan, darles seguimiento a las unidades que salen y entonces reconciliar ambos. “Parece que en este caso no fue así”.

En realidad, tanto Joe Natoli, jefe financiero, y Norman Braman, miembro de la junta, han dicho que no hay control de inventario en la farmacia de cáncer para mantener el recorrido de los suministros.

“Eso es absurdo”, dijo Michael Kessler, un experto contable certificado, que encabeza Kessler International, una compañía de servicios financieros con una oficina en Miami. “Un hospital debe seguir el recorrido de sus suministros hasta la última esponja y el último escalpelo en el salón de operaciones. Alguien estaba dormido”.

En una declaración de la semana pasada, la Escuela de Medicina Miller de la UM dijo que el robo rampante de productos farmacéuticos es un problema nacional y la UM tiene controles estrictos en varias de sus farmacias, pero los controles en la farmacia del cáncer “no lograron detectar rápidamente el robo del empleado de costosas sustancias no controladas, en realidad medicinas de quimioterapia que salvan la vida a los pacientes de cáncer. Tan pronto se detectó al ladrón, la seguridad física y los controles de inventario de las sustancias farmacéuticas en Sylvester se revisaron y fortalecieron”.