Raul Bracho
Aporrea
¿Quién podrá decir que no se tiene el derecho de entrar a sus embajadas en nuestras patrias? ¡Quien impedirá el fuego con el que las haremos arder? ¿Con que ejércitos las defenderán? ¿Basándose en cuales tratados pedirán que se nos detenga? Lograran extraditarnos como sus agresores?
El derecho de asilo otorgado a Julián Asange por Ecuador no podrá ser burlado por el imperio británico, a cuenta de su barbarie histórica como país dominante, si se atrevieran pues, se convertirá en el detonante de la gran rebelión de los pueblos contra los imperios que por decenios nos han dominado.
Si la policía inglesa osara entrar por la fuerza a la embajada de Ecuador en Londres y apresara a Julián para extraditarlo, indudablemente que en todos los países serían asaltadas e incendiadas sus embajadas como acto de reclamo ante el atropello ingles de forma súbita e inmediata.
Los tiempos cambian y la historia actual nos habla de pueblos que se despiertan de la pesadilla donde éramos sometidos por la fuerza de los poderosos. Julián Asange es un Robin Hood de la información y la libertad de expresión, es, sin duda, un héroe de que ha quitado la careta a la dominación mediática de las fuerzas imperiales, el mundo lo sabe. Está a la cabeza de movimientos que de forma espontánea existen y actúan en todo nuestro planeta. Los indignados de todo el planeta están alertas ante las brutales amenazas inglesas y las declaraciones norteamericanas de no respetar el tratado de Viena, el primero buscando subterfugios legales absurdos y los Estados Unidos diciendo que no son signatarios de dicho tratado, como no lo son de tratados sobre derechos humanos y muchos más que no firmaron pero asumen de forma pírricas su defensa y custodia en los países signatarios. Estas trampas leguleyas no podrán detener la ira mundial ante un atropello tan obvio a la humanidad entera.
¿Quién podrá decir que no se tiene el derecho de entrar a sus embajadas en nuestras patrias? ¡Quien impedirá el fuego con el que las haremos arder? ¿Con que ejércitos las defenderán? ¿Basándose en cuales tratados pedirán que se nos detenga? Lograran extraditarnos como sus agresores?
Esta humanidad ha cambiado, esta humanidad hizo suyas las calles y las plazas, y más temprano que tarde hará suya el destino de la historia, es decir su propio destino. Se esta escribiendo con sangre y con gritos el paso a la nueva era de la liberación social y el final del capitalismo imperial como ultima fase del imperio del dinero y el egoísmo, de la guerra y la muerte de los dominantes.
Si Julián Asange es sacado por la fuerza de la embajada ecuatoriana, debemos esperar la reacción lógica de una humanidad burlada y veremos como se levantará una ola inmensa en el planeta que no dejará en pié ninguna embajada inglesa alrededor del mundo, más allá de la infinidad de países que romperán relaciones con Inglaterra y pedirán el retiro de sus cuerpos consulares.
La prisa es plebeya, es cierto, solo los pobres andamos apurados. La burguesía actúa con toda su calma y en eso andan, ¡que esperan? ¡Que con el paso de los días nos olvidemos de todo y nos tomen por sorpresa? La prisa es plebeya y plebeya es la rabia contenida que no se adormecerá y permanecerá a la espera, con mejor paciencia que la paciencia burguesa. Los tiempos están cambiando mujeres y hombres de este mundo: ¡No vendrán los ingleses a escupirnos la cara en pleno siglo 21! Se levantará la llamarada del fuego irreverente de los pueblos y se llenaran los cielos con la humareda de la ira desatada.
¡Julián Asange debe ir a Ecuador y desde allí continuar filtrando las verdades ocultas, desenmascarando mentiras con las que nos engañan quienes aun pretenden avasallarnos y dominarnos. La hora de los imperios ha llegado, y caerán, os lo aseguro:
¡Sin prisa quizá, pero sin pausa!