Autor: Ricardo Canese (*)
Federico Franco ha anunciado que prepara una ley a ser encaminada al Congreso para no seguir cediendo energía a Brasil y Argentina. Le queda un año. A los congresistas menos (pues terminan el 30 de junio su mandato). Si lo que Franco anuncia es para llevarlo a cabo en un año, es de realización imposible, una verdadera “burrada”. Si pretende proyectarse por más tiempo del que dispone, es una ingenuidad.
Es una burrada, porque en un año es matemáticamente imposible (no solo improbable) que pueda instalar líneas de transmisión y distribución que quintupliquen la actual capacidad disponible del sistema eléctrico. Para llevar a cabo tales obras, aun si se tuviera el dinero contante y sonante hoy, se requiere todo un período presidencial de 5 años, cuando menos. Entonces, durante un año es imposible que exista la infraestructura eléctrica para consumir toda la energía de Itaipú y Yacyretá en el Paraguay, y lo que dijo es una burrada, técnicamente hablando.
Es una burrada también, porque quienes pueden consumir de inmediato tanta cantidad de energía (unas cinco veces lo que el Paraguay ahora consume) pueden ser tan solo enormes industrias electrointensivas, como Rio Tinto Alcan, al menos cuatro industrias similares. Pero aun si hoy estuviera la decisión de instalarse –lo que tampoco existe– se requeriría también de unos cinco años hasta que exista la infraestructura física necesaria y las plantas estén construidas y en condiciones de consumir energía eléctrica, como la misma Rio Tinto Alcan lo ha dicho y ha fijado un cronograma.
Es decir, sostener que el Paraguay dejará de ceder energía al Brasil y la Argentina durante el mandato de Federico Franco –que es lo único que él puede asegurar– es una burrada técnica de dimensiones colosales.
Le guste o no a Federico Franco, el Paraguay seguirá cediendo su energía al Brasil y la Argentina durante por lo menos cinco años. En el campo de la cesión de la energía, al parecer, él no piensa hacer nada. De hecho, los que hemos hecho bastante fuimos los que estuvimos en las negociaciones con el Brasil sobre Itaipú, que pudimos concretar el histórico acuerdo Lugo-Lula del 25 de julio de 2009. En este acuerdo, se estableció:
1º. Que el Paraguay recibirá el triple de lo que venía recibiendo de compensación, es decir, pasamos de recibir unos 120, ahora, 360 millones US$/año, lo que ningún gobierno anterior pudo lograr.
Conseguimos 240 millones US$/año más, lo que no es poca cosa, si bien este valor debe aumentar más.
2º. Que el Paraguay puede vender “a la brevedad posible”, como dice el acuerdo, su energía de Itaipú al Brasil a su mercado, a precio de mercado. Jurídicamente hemos conquistado este derecho y si aún no se concretó, por su complejidad técnica y la falta de acuerdo aún, nadie puede discutir que jurídicamente ganamos la batalla. Si se tiene la habilidad diplomática y la capacidad técnica se podrá vender nuestra energía de Itaipú al Brasil a precio de mercado, “a la brevedad posible”.
¿Por qué Franco no intenta vender la energía paraguaya de Itaipú a mejor precio, como conseguimos acordar durante el gobierno de Fernando Lugo? Puede ser que no lo haga porque no entiende, o porque no quiere dar relevancia a lo que avanzó Lugo, pero el sol no deja de existir porque se lo tapa con la mano, si bien con ello se consigue que no moleste a la vista.
¿Cuál es la intención de la verdadera burrada que dijo Federico? Probablemente sea justificar el enorme subsidio que le pretende dar a Rio Tinto Alcan y que obligará a que el pueblo paraguayo deba trabajar en forma esclava durante décadas para que tal transnacional del aluminio reciba 14.000 millones US$ de subsidio –regalo– en tan solo 20 años (mucho más si su contrato continúa a 40 o 50 años, como pretende Rio Tinto), tal como se ha calculado técnicamente.
Consiguientemente, detrás de la “burrada” puede esconderse la mala intención de regalarle nuestra energía a la transnacional del aluminio, en cuyo caso habremos perdido para siempre nuestra soberanía energética. Brasil y Argentina nos pagan poco, pero algo pagan y eso entra en el Presupuesto General de la Nación. Además, toda energía adicional que el Paraguay requiera se retira de Itaipú sin inconveniente alguno. Nunca hemos tenido inconvenientes de hacerlo. En el caso de Rio Tinto, cuando quisiéramos dejar de entregarle energía eléctrica y dejarla para nuestro uso nacional (como ahora hacemos con el Brasil en el caso de Itaipú, sin ningún tipo de problemas) no lo podremos hacer, pues Rio Tinto hará prevalecer los convenios internacionales de protección de las inversiones extranjeras y nos ganarán el pleito en París o Nueva York. En resumen, detrás de la burrada de Federico –el golpista– está la pérdida total de la soberanía paraguaya por décadas sobre 1.600 MW (más de 2 unidades de Itaipú) y 9,6 millones de MWh/año, el 17% de toda nuestra energía hidroeléctrica y, para colmo, estaremos obligados a trabajar en forma esclava para otorgarles un subsidio de 14.000 millones US$ durante 20 años.
* Ex coordinador de la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos (CEBH) y parlamentario del Mercosur