Señaló que el país no puede seguir cediendo energía a esos estados porque, supuestamente, el precio que pagan esas dos naciones por ese recurso es insuficiente y porque según él su Gobierno llevará a cabo una política que estimule el uso local de la energía.
Medios de prensa informaron que esa amenaza a Brasilia y Buenos Aires incluye, el trasfondo político y pretende ser una suerte de contragolpe por la delicada situación en que se colocó Asunción al interrumpir su proceso democrático, acción condenada internacionalmente.
Análisis de sectores de izquierda apuntan también al interés en suministrar grandes cantidades de energía reclamadas como subsidio estatal por varias transnacionales estadounidenses y canadienses, operación señalada como una entrega de la soberanía energética del país.
Argentina y Brasil son los socios más grandes del bloque comercial del Mercado Común del Sur que suspendió junto a otros gobiernos a Paraguay tras la destitución constitucional de Fernando Lugo por considerar que en el país se produjo un golpe de Estado.