Rafael Rico Ríos
Siempre que observamos una cámara de seguridad nos sentimos también observados por ella. Sentimos desconfianza, incomodidad, como si una consciencia superior nos estuviera analizando y juzgando. Nos consuela pensar que es por nuestra seguridad, que es para evitar que los malos hagan sus fechorías. Pero tenemos que hacer un esfuerzo disonante.

Wikileaks recientemente ha destapado una trama y un plan inquietante donde centenares de cámaras de seguridad se interconectan a una red al servicio de la inteligencia privada norteamericana. ¿Y por qué iban a escudriñar hechos cotidianos como sacar dinero de un cajero o pasear con la familia por un parque? Por una razón que se ha convertido en algo irrebatible: por nuestra seguridad, así nos protegen del “terrorismo”.

Un programa llamado TrapWire y la compañía Abraxas, formada por antiguos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos, conectan cientos de cámaras de seguridad colocadas en las principales ciudades y lugares de interés en los Estados Unidos y, en pocos segundos, registran los datos, los cifran y los envían a una base de datos central.

Hacktivistas del colectivo Loose-knit Anonymous pudieron acceder a cinco millones de correos electrónicos de esta compañía y, a principios de este año, WikiLeaks comenzó su publicación. En algunos de estos correos se plantea la implementación de TrapWire en los espacios públicos de todo el país.

Podemos leer en un correo electrónico de 2009 como Fred Burton, el vicepresidente de la empresa privada de inteligencia y espionaje internacional, StratFor, que trabajó anteriormente con el Servicio de Seguridad Diplomática de EE.UU, dice: «TrapWire es una solución tecnológica basada en patrones de comportamiento en zonas rojas para identificar la vigilancia. Le ayuda a conectar los puntos en el tiempo y espacio «. El 13 de agosto de 2009 Abraxas y StratFor firman un contrato para que se les proporcione el análisis y los informes de su sistema de TrapWire.

TrapWire se ha implementado en los llamados objetivos de alto valor (HVTs), en distintos puntos de EEUU y también en el extranjero. Sistemas de vigilancia del ámbito público y privado han llegado a acuerdos para incorporarse a TrapWire: iWatch, sistema de control adoptado por la policía de Los Ángeles, el Distrito de Columbia, la ciudad de Nueva York con 500 cámaras de vigilancia, Las Vegas, el Estado de Texas e incluso casinos se han adherido al sistema. El Pentágono y otras instalaciones militares también habrían firmado un acuerdo. Archivos en USASpending.gov revelan que el Departamento de Defensa de los EE.UU y el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (United States Department of Homeland Security) otorgaron más de un millón de dólares para Abraxas y TrapWire.

En un correo electrónico del 2010, Fred Burton, de StratFor, decía : «Dios bendiga a Estados Unidos. Ahora tienen como clientes todos los HVTs importantes de EE.UU., el Reino Unido, Canadá, Las Vegas, Los Ángeles, Nueva York». No parece que se vayan a detener. Están en una misión divina: el Dios que todo lo ve, bendice a un Estados Unidos que lo quiere ver todo.

@rafaelricorios