Nicolás Alvarez Guevara
Desde el mismo momento en que Venezuela abandona la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el gobierno de Alvaro Uribe aceleró desde el 2006 la firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos materializado en mayo de 2012 bajo el actual gobierno de Juan Manuel Santos. Los congresistas estadounidenses esperaron a un gobierno igualmente amigable pero menos troglodita, (al menos ante la opinión pública internacional), que el del narco-para-nazi militar Uribe, un ejemplar impresentable de la ultraderecha latinoamericana.
A diferencia de esta cuasi anexión al país del Norte en plena decadencia moral y económica, el gobierno del Presidente Chávez buscó un acuerdo con sus aliados naturales del sur: países que sin ser anti-capitalistas, guardan cierto grado de independencia frente a los intereses del Imperio.
El ingreso de Venezuela al MERCOSUR es sin lugar a dudas la jugada más audaz del gobierno bolivariano en materia geopolítica -tal vez superior al ALBA-, una movida que le da oxígeno y amortigua la arremetida del imperio contra el presidente Chávez.
La decisión de la oligarquía colombiana serán nefastas para el pueblo colombiano y no le dará al exministro de defensa de Uribe mayores beneficios políticos ni económicos, ni siquiera para la burguesía colombiana que al ver disminuídas sus exportaciones a Venezuela como consecuencia del MERCOSUR, pedirán la cabeza de Santos y su reemplazo a la Paraguaya bajo control de los Estados Unidos para luego arremeter contra Venezuela.
Según varios expertos, los más afectados por el TLC de Colombia serán los cultivadores de maíz tradicional (326.000); frijol (93.000); arroz (37.000); trigo (27.000); y cebada (1.700). Los Estados Unidos tiene una capacidad importante de exportación de bienes agropecuarios producidos en Colombia y con la eliminación de los aranceles se van a reducir los precios internos y se van a incrementar las importaciones.
Según las investigaciones se prevé que “la reducción en los precios internos traerán como consecuencia una disminución en el área sembrada y en la producción nacional de estos bienes, dependiendo de la magnitud de las elasticidades de oferta en cada caso, con el consecuente aumento en el grado de dependencia alimentaria del país”. Los cambios estimados tendrían un efecto importante sobre el valor de la producción interna de estos bienes, con disminuciones superiores al 50%. Maíz blanco (52%), maíz amarillo (54%), trigo (62%), carne de cerdo (65%), sorgo (66%), carne de pollo (68%) y fríjol (79%).
Además se prevé
El fin de la producción en sectores tradicionales de la economía como la agrícola (arroz, café, chocolate, por ejemplo) y la avícola.
El cierre de empresas nacionales.
El avance y consolidación de la privatización de los servicios de salud y la educación.
La profundización del desempleo estructural.
El incremento de la desigualdad y la pobreza.
La consolidación de la división internacional del trabajo donde las grandes corporaciones se apropian de recursos estratégicos como la minería, el agua o productos alimentarios básicos.
La apertura del mercado a las multinacionales de prestación de servicios de salud, las cuales tienen mayor capacidad de competir y captar mercado debilitando por esta vía la red nacional de prestadora de servicios de salud tanto pública como privada, lo que puede de hecho llevar a muchas de estas instituciones a la quiebra y establecer mayores barreras de acceso económico a los servicios de salud;
El mayor deterioro en el componente de salud pública ya que este tipo de programas no son de interés de estos mercados al no considerarse suficientemente rentables;
El empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores del sector de la salud, dado que se contratará a más bajos precios y con mayores cargas laborales.
Colombia en el TLC y Venezuela en el MERCOSUR: vaya diferencia!!
