Por: Henry Escalante
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos suscrita por las Naciones Unidas en 1948, éstas acordaron que: “En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país…” (Artículo 14.1). Este derecho que tiene cualquier ciudadano/ciudadana, ha sido practicado desde la Edad Media por la Iglesia, cuando la persona buscaba protección en monasterios para evitar agresiones o salvar su vida, por lo tanto se respetaba la inviolabilidad del lugar, por razones humanitarias. Hoy, esos recintos han sido reemplazados por las embajadas de países que han firmado tratados convencionales, por lo que nadie puede atravesar ese espacio diplomático, ya que es considerado territorio soberano, dando seguridad al asilado/asilada. Hay varios tipos de asilo, el territorial, que significa recibir a un ciudadano extranjero que solicita el asilo; el diplomático, donde la persona no se traslada fuera del país donde sufre la persecución y al que pertenece, sino que logra protección en la embajada de un país extranjero, cuya sede se halla en el país del asilado. Hay un tercer tipo de asilo llamado neutral que se concede en tiempos de guerra, a naves y tropas de países en guerra en situación de peligro. Nuestro Continente a través de la Convención Sobre Asilo Diplomático, suscrita en la Décima Conferencia Interamericana realizada el 28 de marzo de 1954, en la ciudad de Caracas, por los Estados Miembros de la Organización de Estados Americanos, reguló ese Derecho Humano. Así, en su artículo 1, dicha Convención prescribe: “El asilo otorgado en legaciones, navíos de guerra y campamentos o aeronaves militares, a personas perseguidas por motivos o delitos políticos, será respetado por el Estado territorial de acuerdo con las disposiciones de la presente Convención. Para los fines de esta Convención, legación es toda sede de misión diplomática ordinaria, la residencia de los jefes de misión y los locales habilitados por ellos para habitación de los asilados cuando el número de éstos exceda de la capacidad normal de los edificios…” En 1969, la Convención Americana sobre Derechos Humanos dispuso lo mismo, pero ampliando el ámbito de aplicación, a las persecuciones por motivos políticos y por motivos comunes, pero conexos a los políticos.
Este Derecho Humano de carácter universal, no siempre ha sido respetado como debería ser. El mal ejemplo que han dado algunos países, desconociendo la Convención Sobre Asilo Diplomático, ha dejado al descubierto el poco respeto que sienten por la dignidad humana y la vida en general. Así, en 1989, los habitantes de este lado del planeta fuimos testigos todas y todos, como la potencia del norte de nuestro continente, el imperio de los EEUU, invadía la pequeña República hermana de Panamá, sus intereses económicos en torno al Canal de Panamá, puestos en entredicho por el presidente Manuel Noriega, le llevaron a propiciar su salida de la presidencia de aquel país. Noriega fue acusado de complicidad en tráfico de drogas. Fue inculpado de haber transformado a Panamá en coladero de droga y centro de blanqueo de dinero a cambio de millones de dólares en sobornos del ‘Cartel de Medellín’. Sobre la base de esa acusación, los EEUU promovieron la invasión militar de ese pequeño país para someter a Noriega a la justicia estadounidense.
El 20 de diciembre de 1989, Estados Unidos invadió Panamá. Desde ese momento la Ciudad de Panamá se transformó en un campo de batalla, en un campo de prueba de tecnología bélica avanzada, que EE.UU. utilizaría, años después, en la Guerra del Golfo Pérsico. Según el Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá, en el área metropolitana se dieron un total de 417 explosiones de alto poder destructivo en las primeras 14 horas del día 20 de diciembre de 1989. Muy especialmente, los norteamericanos se ensañaron con el Barrio El Chorrillo, en el cual vivían alrededor de 25 mil personas, y donde estaba ubicado el Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa Panameña, siendo el barrio totalmente bombardeado y quemado casi en su totalidad. Los mismos soldados norteamericanos le llamaron a El Chorrillo, «Little Hiroshima», y para Panamá sería el Barrio Mártir de El Chorrillo. Noriega, ante la persecución imperialista se asila en la Embajada del Vaticano en Panamá o Nunciatura Apostólica. Allí se mantuvo asilado durante una semana, afuera, las fuerzas militares imperialistas rodearon la Embajada y utilizaron una novedosa forma de guerra psicológica para forzar a Noriega a salir. Los soldados “instalaron parlantes y comenzaron a sonar música rock, a todo volumen que, para Noriega, amante de la opera, “debería haber sido una tortura,” según escribió el Time. Noriega se rindió el 3 de enero de 1990, y fue transportado a Estados Unidos para enfrentar cargos de tráfico de drogas, lavado de dinero y estafas.
El asedio a Embajadas, iniciado por los EEUU en Panamá, con el tiempo se convierte en mal ejemplo a seguir, en particular por sus “cachorros”. Así, en nuestra República Bolivariana de Venezuela, el 12 de abril de 2002, fuimos testigos de una variante de la experiencia panameña, cuando un grupo de fascistas anticubanos se instalaron en las afueras de la sede diplomática de la hermana República de Cuba, ubicada en el Municipio Baruta, cuyo Alcalde, en ese entonces, era el hoy candidato burgués, Henrique Capriles Radonski. La barbarie fascista estaba en plena efervescencia como lo declarara el camarada embajador Germán Sánchez Otero: “Romaní es un disidente y conspirador, férreo opositor a los gobiernos de Hugo Chávez y Fidel Castro. “Este señor llama a las 8:00 de la mañana el día 12 para informar, a la persona que le salió por teléfono, que se dirigía con un grupo de gente a tomar la embajada por asalto. Cumpliendo con nuestra responsabilidad ante la amenaza, llamamos a la primera instancia que hay que llamar en este caso, que es la Alcaldía de Baruta. Personalmente llamé al alcalde Henrique Capriles Radonski, pero no salió al teléfono. Le dejamos el recado. Se llamó al jefe de la policía, no estaba presente. Y, luego de insistir nuevamente, un funcionario nuestro se comunica con el jefe de operaciones de la policía de Baruta (…) Las autoridades estaban, literalmente, con los brazos cruzados. Después se empezaron a sumar otras personas, y a enardecerse, y a romper los carros que estaban al frente de la embajada, y a decir barbaridades. “Tendrán que comerse las alfombras”, fue la amenaza. Delante de las cámaras de televisión se vio cómo cortaban la electricidad y el agua, y dejaban sin ellas a niños y mujeres. Serían como las 12:15. Mientras, los policías no hacen absolutamente nada. Ahí está la responsabilidad del alcalde Capriles Radonski. Hay otros responsables, como Romaní y Koesling”. Y mientras, los policías no hacían nada. (…) Eran las 3:00 de la tarde, y entonces aquella turba, alguien, me imagino que Romaní, Koesling, o alguno de ellos, empiezan a decir por un megáfono que nos daban una hora para que abriéramos la embajada y entregáramos a, que supuestamente estaba allí asilado, Diosdado, o simplemente ellos irrumpían y tomaban la embajada. ¡Ahora nos daban una hora para que nosotros actuáramos!” (…) Quisimos aclararles que nosotros teníamos derecho de darle el asilo allí a quienes estimábamos, porque ése es un derecho irrenunciable de cualquier país soberano. Eso es derecho internacional elemental. Así fue que permitimos que entraran ellos. Se hizo mediante una escalera, porque si se les abría la puerta, iban a irrumpir violentamente los sitiadores. Una vez que llegan ellos, a los 10, 15 minutos, se presenta el alcalde Capriles Radonski y dice que él quería participar también en el diálogo. Con mucho gusto, somos gente civilizada. Lo dejamos pasar, de la misma manera, subiendo por la escalera. Pero jamás llamamos al alcalde. Eso está también filmado”. Y comenzó la tentación de los funcionarios, buscando que cedieran en dejar entrar a la turba a la sede diplomática. “Primero hubo una especie de ablandamiento de la gente que había entrado. Ellos, una y otra vez, nos insistían que querían revisar, comprobarlo, para poder decirle a la gente que estaba allá afuera, que no había ningún asilado. Por supuesto, nosotros nos negamos rotundamente, y les explicamos, por razones propias, por qué no podíamos hacer eso. Era incumplir el derecho internacional, rendirnos ante la barbarie. ¡No! Después el alcalde, cuando ingresa, reitera la misma idea, una y otra vez. ¡No! Capriles Radonski salió. En vez de cumplir con el papel de conciliador, de autoridad, de jefe, sólo dijo que no le habían dejado revisar la sede. La turba se encendió más. (…) En la noche, el presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, el difunto cardenal Ignacio Velasco, intentó mediar por los sitiados. Entró a la sede a través de la puerta, ya que por las limitaciones no podía subir la escalera en la pared. (…) Una de las páginas más oscuras del derecho internacional, cometido por un grupo que sirvió de ciego instrumento para intereses superiores, culminó el 14 de abril en la madrugada. Chávez volvió al poder…” (Panorama, 19-02-2008).
Años después, en 2009, nuevamente, seríamos testigos de un nuevo asedio a una Embajada de una República hermana, en este caso Brasil. Los “cachorros” del imperio, en este caso con nacionalidad hondureña, encabezados por el golpista Micheletti, desalojaron al camarada Manuel Zelaya del poder legítimo en esa hermana República, quien meses después de haber ocurrido el golpe de facto, ingresaría a Honduras, refugiándose en la Embajada de la hermana República Federativa del Brasil. Pues bien, quién lo diría, las fuerzas golpistas repetirían en Honduras, la misma metodología aplicada por las fuerzas imperialistas en Panamá para obligar a Noriega a desalojar la Embajada del Vaticano en ese país. Equipos de alta tecnología, asediaron durante días a las y los ocupantes de la Embajada brasileña. Tal acción de hostigamiento y asedio, obligó a organismos internacionales a pronunciarse: “El Consejo de Seguridad de la ONU reclamó hoy el cese del asedio a la embajada brasileña en Honduras y llamó a proseguir los esfuerzos internacionales para solucionar la crisis en ese país. El órgano emitió una declaración después que el canciller de Brasil, Celso Amorim, denunció ante sus miembros las amenazas que los golpistas ejercen contra la misión diplomática de Brasil en Tegucigalpa. (…) La declaración del Consejo, leída por su actual presidenta, la embajadora de Estados Unidos, Susan Rice, insta a todas las partes a mantener la calma y evitar una escalada de la situación. Asimismo, convoca a acelerar las gestiones diplomáticas en marcha a nivel regional, entre ellas la acción mediadora encargada por la Organización de Estados Americanos al presidente de Costa Rica, Oscar Arias…” (Prensa Latina, 25 de Septiembre de 2009).
Los Derechos Humanos, al menos, así lo evidencia nuestra historia, no son materia de la incumbencia del imperio de los EEUU quien, sí lo exige al resto de los países, más no cumple con esa materia. Poca moral tiene, en lo que compete al respeto a los Derechos Humanos ese imperio bárbaro y de doble moral. Así lo evidencia, en estos tiempos, el caso de Julian Assange, fundador y líder de Wikileaks, quien ha sido declarado su enemigo número uno por los EEUU.
El único delito ejercido por Assange ha sido publicar información sobre la diplomacia imperial estadounidense en todo el planeta. Al hablar del caso Assange, debemos hablar del ejercicio pleno de la Libertad de Expresión, ese derecho humano fundamental que los EEUU tanto dice defender en otros países pero, en lo que le compete internamente, arremete contra quien o quienes lo ejercen afectándole sus intereses globales. Y eso fue lo que hizo Assange, poner al descubierto la manera soez en que la diplomacia gringa trata al resto de países de nuestro planeta. Es así que, por medio de Wikileaks, el mundo pudo enterarse de situaciones como que: “El presidente afgano, Hamid Karzai, ordenó la liberación sin proceso de decenas de peligrosos criminales y traficantes de droga detenidos por las fuerzas internacionales. Según el telegrama, varios responsables estadounidenses reprocharon en varias ocasiones a Karzai y al fiscal general de Afganistán, Muhammad Ishaq Alko, haber liberado a todos esos prisioneros en un período de tres años. La embajada estadounidense afirma que 150 de los 629 prisioneros fueron liberados sin proceso desde 2007…” (ElEspectador.Com, 30-11-2010). Karsai, gobernante protegido de los EEUU, protector de traficantes drogas, al igual que Uribe. Dejaba así, Wikileaks, en evidencia, los estrechos vínculos entre el procónsul imperial en Afganistán, Karsai, y el tráfico de drogas en esa región. Por ende, entre el imperio y el crecimiento de la producción de drogas en ese país bajo el protectorado de los EEUU, quien dice “combatirla”. Después de la invasión, el cultivo de opio, del que se extrae la heroína, crece en Afganistán, cuya cosecha anual supone el 75% del total mundial, según el último informe de UNODC, la agencia de la ONU encargada del narcotráfico. La superficie destinada a este cultivo en 2006 era ya de 165.000 hectáreas, lo que supuso un crecimiento anual de un 59% en este país. La producción se elevó hasta las 6.100 toneladas, un 50% más. Sólo seis de las 34 provincias que conforman Afganistán no cultivan opio. Sin duda, este tipo de revelaciones colocan en entredicho la postura imperial y las verdaderas razones de la invasión a Afganistán.
En otra revelación, Wikileaks informa al mundo: “En una discusión que tuvo lugar en febrero de 2009, el ministro kuwaití de Interior dijo al embajador estadounidense que su país no quería de vuelta a los terroristas encerrados en Guantánamo. «Si son malos, son malos, y lo mejor que se puede hacer es dejarlos morir», dijo el jeque Jaber Al Jalid Al Sabah. «Ustedes los capturaron en Afganistán, expúlsenlos allá, en plena zona de guerra», añadió, según el parte de una discusión…” (ElEspectador.Com, 30-11-2010). Bien humanitarios que son esos jeques árabes. Cada revelación de Wikileaks, permitió al mundo apreciar la barbarie imperial y la de sus cachorros. Como era previsible, esas revelaciones de Wikileaks terminaron convirtiéndose en una palabra que había que silenciar. De la antigüedad nos proviene aquella expresión “matar al mensajero”, cuando a falta de muchos siglos para la intercomunicación total entre los seres humanos, había que llevar los mensajes en persona. Si el mensajero era portador de malas noticias, ante la frustración de la realidad, se desahogaban y descargaban las iras, con quien había cometido el «delito» de comunicar. Y ese mensajero fue Julian Assange, sobre quien, pesa hoy, todo el peso de la inquisición imperial.
Assange ante la persecución internacional, promovida por los EEUU, que pesa sobre su persona, se ha visto obligado a asilarse en la embajada de la hermana República del Ecuador en el Reino Unido. Nuevamente, un cachorro del imperio actúa tan igual que su amo. Las respuestas dadas por los británicos, ante la solicitud ecuatoriana de otorgar el salvoconducto correspondiente a Assange, para su traslado a territorio ecuatoriano no pueden ser más despreciadoras del Derecho Humano al Asilo. Desde la entrada a la Embajada ecuatoriana, de Assange, ese recinto ha sido objeto del asedio británico, amenazas veladas de ingresar al recinto para detenerlo, como ha venido denunciando el Canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño quien: “informó a teleSUR que la Policía británica se encuentra en los alrededores de la sede diplomática y llamó a la comunidad internacional para que estén alertas ante una posible violación de la soberanía. Un ingreso del Reino Unido a la sede de su embajada en Londres constituiría una «violación flagrante de tratados internacionales como la Convención de Viena», recordó Patiño el miércoles. «Los locales de las misiones diplomáticas son inviolables», reiteró y afirmó enfáticamente: «No somos colonia británica».
Mientras Suecia, otro país cachorro del imperio, pretende que se le extradite Assange para juzgarlo por supuestos delitos de acoso sexual, vaya delitos. “La acusación de violación que pesa sobre Assange, se basa en no haber llamado a una joven al día siguiente de disfrutar una noche con ella; haberle pedido el pago de un boleto para el autobús; practicar el sexo sin resguardo y realizar dos encuentros amorosos en una semana. Toda una estratagema que, como ha denunciado el propio Assange: “se trata de una estrategia de Suecia para entregarlo a Estados Unidos, donde, según él, su vida corre peligro por la divulgación en su sitio de internet de miles de cables diplomáticos secretos…” (http://www.proceso.com.mx/?p=317137).
Suramérica, con su apoyo a la República hermana del Ecuador, está dando ejemplo al mundo sobre su reivindicación de los Derechos Humanos, en especial el referente al Derecho al Asilo. El ALBA ya se pronunció al respecto: “Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, (Alba), manifestamos nuestro más rotundo rechazo a las amenazas proferidas por el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, contra la integridad de la Embajada de la República del Ecuador en Londres. Las declaraciones de voceros del Reino Unido en el caso de Julian Assange sugieren que ese gobierno podría violentar la Convención de Viena sobre Privilegios e Inmunidades y de esa manera desconocer sus obligaciones internacionales. Los gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, al manifestar nuestra indefectible solidaridad con la República del Ecuador, advertimos al gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre las graves consecuencias que la ejecución de sus amenazas tendría para las relaciones con nuestros países…”, mayor firmeza, imposible!!!
La UNASUR está por la misma línea de firmeza, como lo anunciara el canciller de Uruguay, Luis Almagro quien: “Anunció que seguramente la Unasur se reunirá el domingo en forma urgente en la ciudad de Lima para analizar «las mejores medidas a adoptar sobre ese tema». «Esperamos que el Reino Unido respete el asilo, la Convención de Viena y que se garanticen los privilegios y garantías de inviolabilidad de la embajada de Ecuador» en Londres. (…) Uruguay tiene «definiciones históricas» sobre el tema asilo, «en las múltiples aristas del tema», por lo cual repasará los acontecimientos de estas horas en torno al caso Assange y «emitirá un comunicado». Según el canciller Almagro, «la decisión de Ecuador no es prematura. Se tomó su tiempo y obviamente que se ha concedido (el asilo) conforme a derecho». «Para nosotros esas deben ser también las medidas del Reino Unido y esperamos que no se tome ninguna medida que afecte la institución de asilo, tan importante para las relaciones internacionales», agregó el jefe de la diplomacia uruguaya…” (ElComercio.Com, 16-08-2012).
En esta oportunidad, Suramérica se ha puesto a la vanguardia de la defensa de los Derechos Humanos, en particular, el Derecho al Asilo. El mundo entero sabrá apreciar esta notable muestra de valentía. ¡No somos colonia! Expresan las y los compatriotas ecuatorianos y ecuatorianas apostados a las afueras de la Embajada del Ecuador en el Reino Unido.
En horas como estas, solo nos viene a la memoria, gestos de igual valentía, como aquel manifestado por Cipriano Castro, ante el bloqueo de nuestras costas por buques de guerra de países imperialistas: Inglaterra, Alemania e Italia (diciembre 1902-febrero 1903). Y su proclama: «Venezuela, la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria». Un siglo con sus años, después, bien pudiéramos proclamar: “Suramérica, la planta insolente del extranjero pretende profanar el sagrado suelo de la patria Suramericana, Unidad, Unidad…”
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