La resolución insta a «todos los Estados miembros de la ONU, que aún no lo hayan hecho, a aplicar contra Siria las mismas sanciones que fueron introducidas por la Liga Árabe el pasado mes de noviembre”.
Este paquete incluye congelar los activos del Banco Central sirio y las cuentas de altos funcionarios del país, prohibir la entrada de dichos funcionarios a los países miembros y reducir las conexiones aéreas con Siria.
Exige, además, que las autoridades sirias “se abstengan de usar, transferir, producir, desarrollar o adquirir cualquier arma química o biológica o material relacionado”.
Damasco ha denunciado con pruebas ante a la ONU a varios países de la Liga Árabe -especialmente Arabia Saudita y Qatar- y países occidentales por apoyar y dotar de armas a los grupos terroristas y a la oposición en Siria.
Voceros del presidente al Assad dieron a conocer que Estados Unidos está cooperando con Arabia Saudita y Qatar, países que han manifestado su interés en ayudar a los insurgentes sirios para desestabilizar al Gobierno de Bashar Al Assad.
Este miércoles se conoció que el presidente de EE.UU, Barack Obama, firmó meses atrás una orden secreta que autoriza operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) para apoyar a los grupos armados que operan en Siria.
La semana pasada, el Departamento del Tesoro de EE.UU. aprobó una licencia que permite al Grupo de Washington de apoyo a Siria proporcionar asistencia financiera directa a los opositores sirios.
El portavoz del Departamento del Estado, Patrick Ventrell, anunció que Estados Unidos mantendrá un fondo de 25 millones de dólares destinado a los grupos armados sirios y que la contribución «continuará mientras las peticiones lleguen y mientras continuemos desarrollando planes con la oposición».