Clasificada como clase X 1,4- nivel más alto en la escala de intensidad-, la llamarada proviene de la gran mancha solar AR 1520, cuyo diámetro es 10 veces mayor que el terrestre.
No obstante expertos de todo el mundo mantienen la alerta ante el fenómeno, sexto en lo que va de año.
Hace solo unos días, se reportó otra explosión solar, la quinta, que desestabilizó los sistemas de radio en el este de China y Japón, además la superficie terrestre recibió un bombardeo de protones y una tormenta de radiación solar menor.
Especialistas aseguran que apenas se está al comienzo del actual ciclo solar y se espera que la actividad del astro rey se haga más intensa en lo adelante, sin que a pesar de las numerosas investigaciones en curso se puedan prevenir estas erupciones, pues la mayoría surgen sin mayores avisos.
Sin embargo, una tormenta solar lo suficientemente fuerte desestabilizaría, incluso de forma catastrófica, una buena parte de la tecnología global.
El mundo moderno, depende en exceso de la red satelital, de telecomunicaciones, aparatos electrónicos de todo tipo, tecnologías todas muy vulnerables a variaciones espaciales.
Hasta el momento la tormenta solar más severa registrada en la historia ocurrió en 1859, y se lo conoce como la fulguración de Carrington o el evento Carrington, la cual causó fallas electromagnéticas a lo largo de todo el mundo y aparecieron auroras en latitudes tan extrañas como el ecuador.