
«La bomba y los disparos querían cambiar Noruega. El pueblo noruego respondió abrazando nuestros valores. El autor (de los atentados) fracasó. La gente ganó», dijo hoy Stoltenberg en su discurso en el complejo gubernamental de Oslo, donde Breivik hizo estallar una furgoneta bomba que mató a 8 personas.
«Hoy debemos recordarnos unos a otros que el amor es eterno: la llama de la vida se ha apagado, y el dolor deberán llevarlo para siempre, pero los cálidos recuerdos nadie se los puede quitar», les dijo el primer ministro a los familiares de las víctimas, en una ceremonia retransmitida por la televisión pública NRK.
Familia real
Decenas de personas estuvieron presentes en el acto, con la familia real y el Gobierno a la cabeza, junto con personal de los departamentos afectados por la bomba y familiares de las víctimas.
Stoltenberg llamó a recordar a los muertos «con agradecimiento» y a honrarlos, pero también a apoyar a quienes llevan «heridas visibles e invisibles» .
Una ofrenda floral realizada por Stoltenberg y el rey Harald V cerró el acto solemne, que abrió una jornada dedicada en todo el país a homenajear a las víctimas.
Utøya, acto central del homenaje
A unas decenas de kilómetros al oeste de Oslo, los familiares de las 69 personas asesinadas hace un año por Breivik en Utøya comenzaban a llegar a la isla, que podrán visitar en privado durante todo el día, salvo en un intervalo de unas horas en que se celebrará el acto central de homenaje.
«La mayoría quieren caminar solos. Llevan flores, velas y fotos», declaró Kitty Eide, miembro del Grupo de apoyo nacional a los familiares. Tras el atentado en Oslo, Breivik se desplazó en coche a Utøya, donde disfrazado de policía cometió una matanza en la isla, donde se celebraba el campamento de las Juventudes Laboristas.
