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Cuanta verdad encierra el razonamiento que hace el Presidente Rafael Correa, al afirmar respecto a la revolución que se lleva a cabo en Ecuador, que «No es labor de un solo hombre o de un gobierno, sino de todo un pueblo».

Verdad que nos impone, hacer conciencia en lo individual y colectivo de la corresponsabilidad que debemos asumir como pueblos en la construcción de una sociedad justa y equitativa que asegure el bienestar común a las presentes y futuras generaciones.

Conciencia que empieza a forjarse a medida que se rompen las cadenas de prejuicios, errores y mentiras culturales-religiosas que aún paraliza la innata libertad de pensamiento, expresión y acción de los seres humanos, desarmando sus luchas populares e impidiendo que asuman el ejercicio pleno y soberano de sus derechos políticos, sociales y económicos; derechos que le son usurpados por una minoría parasitaria, valiéndose del miedo o la ignorancia históricamente inculcada a hombres y pueblos.

Miedos que nacen de la ignorancia de lo que que es la vida y lo que es la mal llamada muerte; desconocimiento por el que el ser humano no sabe de dónde viene, ni porque está aquí y para dónde va; ignorancia que le confunde más al creerse fruto de la casualidad o del capricho de un dios que salva a unos y condena a otros y en el que debe creer por fe ciega sin ningún razonamiento, y por el que se le enseña a odiar a cualquiera que no profese su misma religión; odios por los que se enfrentan y asesinan entre pueblos hermanos, aun cuando desde muy antiguo se les dijo: «todos los hombres de la tierra, hermanos son».

Efectos éstos que nos permite comprender el por que de manera intencional se le ha ocultado a la humanidad que se es humano sólo por el espíritu, y el por qué, en ese desconocimiento se suele  convalidar las injusticias y desigualdades por las que siempre se ha excluido a los pueblos de los beneficios que trae el progreso material hasta hoy alcanzado.

«Solo la verdad os hará libres» sentenció Jesús, el primer hombre socialista por sus hechos y palabras. Verdad a la que teme todo el que quiere seguir viviendo a costa de los pueblos… Verdad que busca y encuentra todo el que quiere ser libre… verdad individual que de poco sirve si no se comparte con los demás, porque las revoluciones y el bienestar comun que ellas conllevan cuando son verdaderas, «No es labor de un solo hombre o de un gobierno, sino de todo un pueblo».

De todo un pueblo porque la ley de mayorías rige en lo material y espiritual, y de ahí que el Maestro Joaquín Trincado haya proclamado: «El Universo solidarizado. El Mundo todo comunizado. La ley es una. Uno es el principio. Uno es el fin. Todo es Magnetismo-espiritual.»

Labor colectiva por la que se comienza a construir lo comunal en el marco de la era de la verdad. Era de la verdad de la que a su vez el Presidente Correa ha señalado: «vivimos un cambio de época y no una época de cambios». Cambio de época que es el paso de la era de la mentira religiosa y el individualismo capitalista y explotador, a la era de la verdad del Espiritismo y la convivencia comunal, al que han de llegar los pueblos a través del puente socialista en ejercicio pleno de su soberanía popular, porque la ley de progreso ascendente que rige las evoluciones, así lo impone.

Revolución de los pueblos que no solo puede ser material, sino también espiritual, para construir sobre esas dos columnas el bienestar común de la verdadera civilización.

Revolución material en la que avanzan los pueblos de Bolivia, Ecuador y Venezuela, Nicaragua y Cuba, guiados por gobiernos progresistas que sirven a otros pueblos hermanos de «Nuestra América» e incluso más allá de los mares, de ejemplos según su grado colectivo alcanzado por su propio esfuerzo; lo que evidencia que los pueblos en su mayoría están en el quinto amor universal por el que rompen las fronteras que frenaban su ascenso desde el amor nacional; amor universal al que llegan los pueblos por desengaño del capitalismo y las religiones y en el que empiezan a avanzar hacia la Comuna Universal.

Crepúsculo de la humanidad que luego de larga oscuridad, debe ser alumbrado con los Principios Comunales que todo espíritu reencarnado, desde el vientre de su madre, debe empezar a conocer, para que como hombre o mujer en lo individual y como pueblos en lo colectivo, no equivoquen el camino y «su alma pierda el derrotero». Principios Comunales que se basan todos en la ley única de amor, ley universal que tenemos el deber de conocer y divulgar para acrecentar la fraternidad material y espiritual que nos debemos unos a otros y así en armonía construir «la máxima felicidad posible» entre todos los pueblos, cual si fuéramos una sola familia.

«Las luchas justas las libran hombres y espíritus», es decir, espíritus actualmente encarnados y espíritus libres que estuvieron encarnados y que en cumplimiento de la ley de reencarnación, en justicia volverán a encarnar para continuar sus luchas hasta vencer en mayoría y construir la paz y la felicidad a que en la tierra tenemos justo derecho;luchas que si como hombres y mujeres emprendieron hasta las ultimas consecuencias, como espíritus continúan con mayor conciencia… ellos nos acompañan, nos intuyen, inspiran y guían, pero somos nosotros los encarnados con nuestra voluntad en unidad de pensamiento y acción, los que tenemos la responsabilidad de implantar el bienestar comunal que aspiran los pueblos.

Ya no caben las excusas, pues mientras los conscientes fueron minoría, las oligarquías usaron de la razón de la fuerza para oprimir a la mayoría trabajadora cuando éstos protestaban de la injusticia. Ahora los pueblos conscientes somos mayoría y con la fuerza de la razón venceremos… los pueblos ya aprendieron con Bolívar que Moral y Luces son sus primeras necesidades… los pueblos ya se solidarizan y comprenden que «tenemos la fuerza, profundicemos la razón» porque solo la verdad nos hará libres.

Es tiempo de que cada quien cumpla con su deber según el grado en que esté, pero sin olvidar que en lo individual somos potencia, en lo colectivo somos plenipotencia y en la solidaridad o unidad universal se es omnipotencia, por lo que si en verdad estamos en el 5to. amor o amor universal, hemos de luchar en solidaridad con el bando que conforma hoy la mayoría: los trabajadores, los que históricamente han luchado por comida, vestido y vivienda, y de las tres siguen careciendo en los países donde domina el sistema capitalista. Tampoco olvidemos que la ley de amor en su máximo rigor, siempre es justicia y que los hechos adquieren importancia en la medida en la que sus beneficios llegan a un mayor numero de personas. «Por el fruto se conoce el árbol».

Recordaremos que «la ley de amor nos exige que desde ahora, los hombres y mujeres se examinen en si mismos y vean en que rincón de su corazón y conciencia esconde algún antagonismo; examen que será la verdadera profilaxis para el principio de la proclamación de la ley de amor, en el establecimiento de la comuna».

República Bolivariana de Venezuela
aurapina@gmail.com

«El amor, la verdad y la justicia, sólo se puede implantar, matando al fanatismo y la ignorancia.» Joaquín Trincado.

La Integración permitirá un nuevo orden político basado en el poder del pueblo:
“… bajo la consigna de la independencia política, económica, tecnológica, social y cultural seguiremos trillando los caminos de la integración y de un nuevo orden democrático verdadero, de un nuevo orden político basado en el poder originario y soberano de los pueblos” Hugo Chavez – julio 2005

«Los derechos de los Pueblos no se mendigan, sino que se conquistan luchando».  AC.Sandino

«La historia tendrá que registrar que la mayor tragedia de esta época de transición social, no era el estridente clamor de los malos, sino el asombroso silencio de los buenos.» Martín Luther King

«El deber de todo revolucionario es hacer la revolución. Se sabe que en América y en el mundo la revolución vencerá, pero no es de revolucionarios sentarse en la puerta de su casa para ver pasar el cadáver del imperialismo. El papel de Job no cuadra con el de un revolucionario. Cada año que se acelere la liberación de América significará millones de niños que se salven para la vida, millones de inteligencias que se salven para la cultura, infinitos caudales de dolor que se ahorrarían los pueblos.» Fidel Castro

«El socialismo no es, precisamente, un problema de cuchillo y tenedor, sino un movimiento de cultura, una grande y poderosa concepción del mundo».  Rosa Luxemburgo (1916)