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04 de Julio.- Cinco años después de su muerte, el testamento del ex dictador chileno Augusto Pinochet fue abierto este miércoles por una orden judicial sin arrojar sorpresas, ya que favorece exclusivamente a su familia, lo que acaba con las especulaciones que rodeaban al documento.

Tras un fallido intento de apertura, el 25 de abril -cuando sólo fue revelado un cambio en el albacea de sus bienes-, el testamento de Pinochet fue abierto en una rápida audiencia en un juzgado de Santiago, sin la presencia de familiares del exdictador (1973-1990).

La apertura del documento no arrojó sorpresas pues contiene una distribución estándar de los bienes: la mayor beneficiada es su viuda, seguida en partes iguales por sus cinco hijos. El testamento no detalla los bienes que posee el ex dictador.

«Contiene disposiciones testamentarias normales. No hay ninguna información sobre bienes, sino que se utiliza la frase ‘aquellos bienes que existieran al momento del fallecimiento'», explicó el abogado del Consejo de Defensa del Estado (CDE), Carlos Mackenney.

«El testamento hace referencia a una distribución de bienes sin indicar ningún bien, en la proporción que está señalada en el testamento», dijo por su parte el notario, Humberto Quezada, que mantenía hasta ahora en custodia el documento.

El jurista precisó que el documento tiene dos páginas y en él se distribuyen los bienes en la siguiente proporción: «En la mitad legitimaria el 50% se la deja a su cónyuge y el otro 50% se lo deja a sus hijos».

La diligencia se realizó por petición del CDE en el marco de la investigación judicial, que busca aclarar el origen de la fortuna que Pinochet mantenía oculta en el Riggs Bank de Washington y otros bancos extranjeros, calculada en unos 26 millones de dólares.

La investigación data de 2004, pero aún no arrojó resultados concluyentes. Su viuda, Lucía Hiriart, y sus cinco hijos fueron arrestados en octubre de 2007 en este proceso, acusados de ‘malversación de caudales públicos’, pero luego la Corte Suprema los sobreseyó a todos.

En el marco de la investigación se ha conocido la existencia de casi un centenar de cuentas abiertas en bancos extranjeros, a nombre de familiares de Pinochet, seudónimos o sociedades ficticias.

En 2009, el juez a cargo de la causa, Manuel Valderrama, dijo que no había indicios de lavado de dinero, mientras su familia afirma que Pinochet pudo acumular ese dinero en base a ahorro e inversiones.

«La diligencia ha sido exitosa. Se ha podido conocer la voluntad del causante y quiénes son los herederos», dijo a periodistas el jurista del CDE, al finalizar el trámite de apertura del testamento.

El CDE pidió conocer el testamento de Pinochet, muerto el 10 de diciembre de 2006 a causa de una afección cardíaca, para asegurar el pago de tributos y eventuales indemnizaciones en juicio civiles aún abiertos en su contra, y por los cuales todos sus bienes se hallan embargados.

Hasta ahora, la familia del exdictador se había negado a abrir el testamento pues pensaban que su contenido podría ahondar conflictos entre familiares al revelar favoritismos del ex dictador, en especial por la menor de sus hijas, Jacqueline.

«Los hijos no estamos interesados en abrir algo que está embargado. Hasta nos puede traer problemas, como decir que uno recibe más que el otro, que es lo más probable», señaló la hija mayor del exdictador, Lucía Pinochet, al vespertino La Segunda en octubre del año pasado.

Jacqueline, de 52 años, reveló en febrero pasado las penurias económicas por las que atraviesa.

«La verdad, he vendido mis joyas, muebles antiguos y casi todas mis cosas», afirmó en una entrevista con la revista chilena Caras. Sin embargo, los integrantes de la familia Pinochet no podrán disponer de los bienes heredados ya que éstos se encuentran embargados por la justicia.

El testamento de Pinochet data del 3 de septiembre de 2000, poco después que el exdictador regresó a Chile desde Londres, al cabo de 503 días bajo arresto domiciliario, por orden de la justicia española que buscaba su extradición para juzgarlo por crímenes de lesa humanidad.

Finalmente, el Gobierno británico lo liberó por ‘razones humanitarias’.

A su regreso a Chile, Pinochet ejerció algún tiempo como senador vitalicio, para luego retirarse de la vida pública. Fue perseguido por la justicia, que lo mantuvo bajo arresto domiciliario por dos casos de violaciones de derechos humanos atribuidas a su régimen, pero murió sin recibir ninguna condena por las más de 3.000 víctimas que dejó su dictadura.