En la entrevista, realizada por la revista El Sur, de la ciudad argentina de Río Cuarto, y reproducida hoy en parte por el diario Página/12, de Buenos Aires, el expresidente de facto afirmó que la «desaparición de personas fue una cosa lamentable» en lo que insistió en llamar «guerra» contra la subversión.
Videla dijo que era un asunto del que había hablado «con muchas personas», entre ellas, según precisó, el entonces nuncio apostólico en Argentina, Pío Laghi -fallecido en 2009-, quien fuera cardenal primado del país, Raúl Primatesta -fallecido en 2006-, y otros obispos de la Conferencia Episcopal local.
«Con ellos hemos tenido muchas charlas. (…) Se lo planteó como una situación muy dolorosa y nos asesoraron sobre la forma de manejarla», dijo Videla, de 86 años, el primero de los cuatro presidentes de la dictadura y condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad.
El exdictador sostuvo que «la Iglesia ofreció sus buenos oficios, y frente a familiares que se tenía la certeza de que no harían un uso político de la información, se les dijo que no busquen más a su hijo porque estaba muerto».
«La repregunta es un derecho que todas las familias tienen. Eso lo comprendió bien la Iglesia y también asumió los riesgos», afirmó Videla.
La entrevista, publicada por la revista El Sur esta semana, fue realizada en 2010, cuando Videla permanecía en una prisión de la central ciudad de Córdoba, mientras era sometido allí a juicio oral por delitos de lesa humanidad, por los que fue condenado.
La entrevista fue realizada por el periodista Adolfo Ruiz, quien en la revista El Sur explicó que hasta ahora no la había divulgado tras dar su palabra a Videla, que entonces le pidió al reportero que no publicara nada hasta que él muriera.
«Sé que mis expresiones van a causar dolor en mucha gente», justificó el expresidente de facto.
Sin embargo, según Ruiz, fue el propio Videla quien quebrantó el compromiso asumido «concediendo una entrevista publicable al periodista español Ricardo Angoso, que vio la luz en la revista Cambio 16 en febrero de este año» .
Como en otras ocasiones, en la entrevista el exdictador justificó las acciones de represión desplegadas por los militares en base a los «decretos de aniquilación» firmados por el expresidente interino Italo Luder.
Cuando se le preguntó si las torturas, el robo de bebés hijos de desaparecidos y la usurpación de bienes propiedad de las víctimas formaba parte del plan para «aniquilar» a la subversión, Videla tachó esos actos como «bajezas humanas» derivadas del gran «poder y libertad de acción otorgados al Ejército» .
«Es inevitable que muchos utilicen esas libertades en beneficio propio», justificó.
Videla dijo que sobre el final de su mandato, en 1981, la Junta militar pensó en la posibilidad de publicar una lista con los nombres de las víctimas secuestradas y desaparecidas, algo que finalmente descartó.
«Si a una madre le decíamos que su hijo estaba en la lista, nadie le impediría que preguntara ¿dónde está enterrado, para llevarle una flor? ¿quiénes lo mataron? ¿por qué? ¿cómo lo mataron? No había respuestas para cada una de esas preguntas, y creímos que era embochinchar (hacer ruido, lío) más esa realidad, y que sólo lograríamos afectar la credibilidad», alegó.