Autor: Alejandro Fierro
Carlos Filizzola era el ministro del Interior del Gobierno de Fernando Lugo el 15 de junio de 2012, cuando tuvo lugar la matanza de Curuguaty en la que fallecieron 17 personas –once campesinos y seis policías- durante un desalojo de tierras. El suceso fue utilizado por la oligarquía paraguaya para dar el golpe de Estado contra el presidente Lugo. Desde su escaño en el Senado, que aún mantiene a pesar de las amenazas de la derecha, su papel de dirigente en País Solidario –partido de la plataforma progresista Frente Guasú- y su puesto como miembro del gabinete político de Fernando Lugo, denuncia la ilegitimidad del gobierno golpista de Federico Franco y trabaja por la unidad de la izquierda para recuperar el poder en la elecciones de abril de 2013.
Usted era ministro del interior cuando se produjo el tiroteo de Curuguaty. ¿Cómo evalúa aquel suceso?
Fue un incidente muy extraño. Se trataba del desalojo de unas tierras sobre las que había litigio, aunque lo cierto que su situación real era de propiedad privada [la finca pertenece al terrateniente oligarca Blas N. Riquelme, exsenador del Partido Colorado estrechamente vinculado con el dictador Alfredo Stroessner. Las organizaciones campesinas consideran que el terreno le fue otorgado por el dictador de forma ilegítima]. El desalojo se llevó a cabo en cumplimiento de una orden del poder judicial, no del Gobierno. A veces ha habido episodios de violencia en los desalojos, pero no es lo habitual. Las primeras medidas que tomé fueron órdenes de investigación, porque el suceso, repito, era muy extraño. Existe la posibilidad de que hubiera infiltrados, no por parte de los campesinos ni de los policías, sino de terceras personas. Esos infiltrados serían los que iniciaron los disparos.
Usted fue destituido por Lugo el mismo día de la matanza. ¿Estuvo de acuerdo?
Ese mismo día, ante el ambiente tenso y la radicalización de la derecha parlamentaria [con amplia mayoría en las cámaras] consideramos que lo mejor era descomprimir esa presión política con mi salida del Ministerio y puse mi cargo a disposición del presidente. Hay que tener en cuenta que desde el mismo día de la matanza el Parlamento comenzó a amenazar con el juicio político [figura constitucional que permite al Parlamento destituir al presidente por ‘mal desempeño’ de sus funciones].
¿Se imaginó que la derecha iba a llegar tan lejos?
Realmente no. Los hechos estaban aún bajo investigación y se trataba de un operativo legal en cumplimiento de una orden judicial. Era un desalojo más de los muchos que se han hecho. En Paraguay hay un grave problema de distribución de la tierra. Nosotros pensábamos que con mi salida se podrían descomprimir las amenazas, peo después nos dimos cuenta de que la matanza fue un simple pretexto para llevar al presidente a un juicio político. La actitud hostil continuó durante toda la semana hasta que por fin se consumó el juicio.
¿Se puede hablar de un golpe de Estado?
Sí, claramente. Fue algo fraguado y montado y, sin lugar a dudas, fue un quiebre del orden democrático. Lo decimos en Paraguay y lo dice gran parte de la comunidad internacional. Se llevó a cabo un juicio político en menos de 24 horas, algo inédito. Tampoco se respetaron el debido proceso y el legítimo derecho a la defensa. Fue un juicio político ilegal e ilegítimo que provocó un quiebre del orden democrático. Después ya se comprobó que todo estaba montado de antemano. Las acusaciones no sólo se referían a lo ocurrido en Curuguaty, sino que hacían referencia a otras cuestiones pasadas. Ninguna de las acusaciones tenía fundamento. Por ejemplo, la acusación de ceder la soberanía del país al suscribir el Protocolo de Usuahia II [acuerdo del Mercosur para aislar a cualquier país miembro cuando se produzca una amenaza contra el orden democrático], cuando lo cierto es que Paraguay no lo ha firmado y no está en vigencia. Todo esto demuestra que el golpe ya estaba montado por los sectores conservadores que se opusieron a Lugo desde el mismo día que llegó al poder.
Algunas voces alertan que ya se ha iniciado una represión silenciosa: despidos, persecuciones judiciales, acoso político…
Hay una caza de brujas impulsada por los que usurparon el poder liderados por Federico Franco, el presidente ilegítimo. Esta gente utiliza métodos de la dictadura de Stroessner para atemorizar y crear terror. Las denuncias sin ningún fundamento sobre una supuesta incitación al alzamiento militar por parte del canciller venezolano; unas fotografías de dirigentes políticos cercanos a Lugo que dicen que demuestran su vínculo con secuestradores, a mí me quieren expulsar del Senado… Hay una auténtica caza de brujas que nos retrotrae a la época de Stroessner.
¿Se puede revertir la situación?
Hay que continuar con la campaña de resistencia pacífica al quiebre del orden democrático y seguir con toda las movilizaciones. El presidente Lugo está yendo por todo el país, explicándole a la gente lo que ocurrió. Pero a la vez tenemos que trabajar para las elecciones de abril de 2013. La izquierda tiene muchas oportunidades, sobre todo a raíz de este golpe a la democracia.
Hay una reclamación unánime desde las clases populares: unidad tanto en la candidatura presidencial como en las parlamentarias.
Es lo deseable, pero no es fácil. En Paraguay la izquierda no tiene un proceso de consolidación fuerte como en Uruguay o en otros países. El Frente Guasú, que supone el inicio de la unidad de la izquierda, tiene muy pocos años [marzo de 2010]. Sin embargo, a raíz del golpe la derecha ruda, vinculada a los grandes intereses económicos, heredera de la dictadura de Stroessner y con ramificaciones con el narcotráfico, se ha unido. Eso nos obliga a unirnos, a dejar de lado intereses sectoriales y partidarios y a fortalecer el proyecto no del Frente Guasú, sino tal vez de algo más amplio y que incluya a más formaciones y movimientos sociales.
¿Se atreve a pronosticar un nombre para la Presidencia?
Hay que lograr una candidatura de consenso que puede llevar adelante este proyecto hasta abril de 2013. En estos momentos, Mario Ferreiro [uno de los periodistas más conocidos de Paraguay, con más de 30 años de trayectoria en radio, televisión y prensa escrita] es una de las figuras que concita más adhesión de la ciudadanía. Eso lo hemos podido ver en todos los actos celebrados, sin que suponga desmerecer al resto de precandidatos. Todos tienen su trayectoria de lucha, pero creo que tenemos que elegir a un candidato en el menor tiempo posible y trabajar en base a eso.
Alejandro Fierro es periodista