
“Si hiciera falta usarla hoy, estaríamos listos para hacerlo”, afirmó Donley. “Seguimos probando la bomba para refinar sus capacidades. Al mismo tiempo somos capaces de usar la configuración actual”, agregó.
El Pentágono gastó cerca de 330 millones de dólares para producir y entregar en 2011 a la Fuerza Aérea una veintena de bombas capaces de alcanzar una profundidad de hasta 70 metros antes de explotar.
Pero este año el Departamento de Defensa destinó unos 120 millones de dólares de otros programas para aumentar la capacidad del arma.
Aunque el Pentágono no especifica el blanco concreto de la bomba, fuentes militares reiteradamente declararon que el arma se está construyendo para atacar a Fordow, la planta de enriquecimiento de uranio iraní.
Ubicada al menos a 70 metros bajo tierra, Irán califica a esa planta como impenetrable a potenciales ataques como parte de la confrontación por su programa nuclear que Teherán define como pacífico, mientras Occidente lo considera como militar.
Aunque no fuera utilizada, la nueva bomba podría servir a EE.UU. como un factor de intimidación para que Irán frene su programa nuclear.
